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Casi siete meses habían pasado de lo sucedido. Yuta perdió contacto con la mayoría de las personas de su antigüo entorno. Y ahora vivía tranquilamente conviviendo con el canadiense.

Preparaba huevos con tocino, cuando a mitad de esperar por el pan tostado de acompañamiento el timbre sonó, en señal de que alguien había llegado. Así que fue a ver, y abrió la puerta.

¡Good morning! — saludó el nuevamente pelinegro con pequeños rayos rubios eufóricamente.

Entonces el japonés le cerró la puerta en la cara, sin mucho problema y volvió a la cocina.

— ¿Quién era? — preguntó Mark bajando con una toalla en su cuello, acababa de bañarse.

— Vendedores de puerta en puerta. — contestó restandole importancia mientras colocaba una tostada en los platos frente a el.

Mark asintió levemente con una sonrisa, y se acercó a la barra para sentarse a esperar el almuerzo.

— ¿Cómo dormiste? — preguntó el japones volteando su cuerpo hacia el menor, con una sonrisa.

— Sigo adolorido. — contestó frunciendo el ceño y haciendo una mueca.

— ¿Fui muy rudo, eh? — se burlo acercándose al chico y dándole un abrazo por detrás aprovechando para anidarse en su cuello y dejar un casto beso en el mismo.

— Igual me divertí — rió recordando el momento dónde Yuta le enseñaba defensa personal, pero dejándose llevar lo tiró fuertísimo a la colchoneta, pero apesar de esta igual dolió como el infierno.

Yuta rió, enserio se había pasado.

— Perdón. — sonrió — Tendré más cuidado la próxima vez, ¿Feliz? — dijo separándose aún con esa divertida expresión llendo por el plato del canadiense.

Por otro lado, literalmente, afuera de aquella bonita casa, se encontraban un par de personas esperando.

— Hyung. — le llamo el chico tierno a su lado de cabellos grisaseos con una ligera pronunciación, aún no dominaba del todo el coreano. — ¿Está seguro que su amigo lo quería ver...?

El de cabellos pelinegros hizo una expresión de indignado.

— ¡Segurísimo! ¡Soy uno de sus mejores amigos, debería! — respondió dejando callado y confuso al otro.

— Okey. — contestó en bajito. Dejando el silencio y la larga espera reinar de nuevo. Mientras el acariciaba la pequeña cabeza del perrito que llevaba con el.

Nuevamente dentro la bonita casa...

— ¿Y Ten Hyung? — preguntó Mark. — ¿Ni siquiera ha tenido contacto con el?

— Hmmm, noup — respondió rápidamente y sonriendo.

Entonces todo siguió como siempre, hablando de cosas sin sentido hasta que alrededor de una hora pasó. Y el timbre comenzó a sonar agresivamente, dejando a Mark sin alternativa de levantarse del sofá e ir abrir.

— Mark. — nombró furioso tomándolo por los hombros — ¿Dónde está ese maldito japonés? — preguntó casi echando fuego por los ojos.

— ¡Ten hyung! — saludó con una sonrisa — El está arriba bañándose, adelante pase — dijo e hizo una reverencia al tailandés y al chico que venía tras de él.

— Gracias — dijo y entró con prisa. — Quédate aqui, Taro. — indico y subio rápidamente las escaleras de al fondo, dejando a los chicos abajo junto con el lindo perrito.

Unos cuantos segundos de silencio se hicieron antes de que el canadiense hablara.

— Mark Lee. — se presentó extendiendo su mano.

Ex- Assasin Nakamoto Yuta | YuMarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora