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Mark se dejo caer en aquella cama, estaba exhausto.

La semana en japón fue como pensó, realmente corta. Se la había pasado de maravilla, fue como tener una familia de nuevo.

Aún recuerda las lágrimas que derramó la madre del japonés en el aeropuerto, no quería dejarlos ir, y era entendible, después de todo no había visto mucho tiempo a su hijo.

A el, lo trató como otro hijo. Y se fue totalmente agradecido por ello.

«"¿Porque está semana no podía ser como aquella?"»

Y es que, incluso el inicio de está semana, había sido pesado.

De avión, en avión, y sin un tiempo fijo, en un país que tan agrios recuerdos le traía. Y entre cuatro paredes blancas, que no transmitían sentimiento alguno.

— Joven, Mark. — llamó una de las empleadas en la puerta.

— ¿Si? — preguntó levantándose de esa cama, para abrir la puerta.

— Aquí está su traje. — dijo elevando aquella fina bolsa negra.

Mark agradeció y la empleada se retiró.

Así es, Mark se encontraba en su país.

"Canadá"

Todo se sentía tan..."¿Vacío?".

Colocó su saco, y dejo su corbata suelta. Tomó la perilla de la puerta y la giró para salir de aquella casa.

— ¿A dónde lo llevo? —  preguntó el chófer, por la ventana del auto.

— Iré a pie.

— Su padre me...— es interrumpido.

— ¿Necesito repetirlo?...— preguntó molesto.

El chófer bajo su mirada y negó.

— No, joven Mark.

— Wow, tranquilo Mark. — interrumpió una conocida voz risueña.

— Jaehyun.

— ¿Quién más? — sonrió. — ¿Te llevo?...

Mark suspiró. Y asintió.

— Suba a mi carruaje príncipe. — se burló Jaehyun y abrió la puerta del copiloto.

Mark entró, y más tarde, Jaehyun.

— ¿A dónde vamos? — sonrió.

— A visitar a mi hermano. — dijo serio mirando hacia fuera.

— ¿Eres masoquista o algo? — preguntó más serio.

— No.

— ¿Entonces? — suspira. — Mark, si algún inversor se entera, ¡Esos estúpidos volverán a hablar de ti! — exclamó en un tono molesto.

— Tengo que verlo...— lo miro a los ojos.

Jaehyun suspiró sin saber que hacer.

Sabía bien que iba a suceder. Volverían a hablar de su menor.

Ya había visto a Mark llorar y echarse una carga que no le pertenecía, a una edad en la que debería sonreír y jugar con sus amigos.

No quería ver eso de nuevo. Pero, el menor no había tenido la oportunidad de ver y honrar a su hermano desde tal día.

— ¿Estás seguro? — preguntó.

Mark asintió.

— Totalmente.

Ex- Assasin Nakamoto Yuta | YuMarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora