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Ahí estaba el otra vez, limpiando aquella cuchilla mientras su amigo le hablaba.

- Nakamoto...- decía su amigo - ¿Cuando dejaras esto?

- Cuando tenga el dinero - respondió seco.

- ¿Y cuando llegara ese momento? ¡Llevas en eso seis años! - dijo alzando sus brazos.

- ¡Y tardaré lo que sea necesario para salvar a mi madre! - dijo exaltado levantándose, pero después se volvió a sentar - Ya falta poco, posiblemente este trabajo sea el último... - respondió ya más tranquilo.

- ¿Último? ¡Tenemos que festejar! - dijo sonriendo.

- No creo que sea lo más adecuado, además, puede que está vez no regrese...- dijo para después ser tomado bruscamente por su amigo.

- ¿Cómo que no regreses? ¿Eh? - decía todavía moviendolo bruscamente.

- Este trabajo es confidencial, pero, igual te puedo decir que es alguien muy poderoso... - Tragó - Quiero que obtengas tu el dinero y lo uses para mi mamá, protegela a ella y a ti...prometelo...

- ¿Que? ¡No! No puedo prometer algo así!
Tu no vas a morir... - dijo decaído.

- Es probable que muera Haru. Y si lo hago, quiero que te protejas y protege a mi madre...Por favor. - decía serio mientras lo veía a los ojos.

- Está bien Yuta, lo prometo...Pero prometeme que harás todo lo posible para no morir...

- Lo prometo - dijo dando una leve sonrisa.

• • •

Aquel lugar era gigante, tenía guardias por todos lados. En sus seis años como asesino a sueldo nunca había asesinado a alguien tan poderoso como aquella persona.

El japonés había tenido que viajar hasta Corea para eliminar a un mafioso Japonés que se había metido con su jefe, por lo que también estaba en suelo desconocido, para su suerte el sabía Coreano, pues su tía le había enseñado desde pequeño.

Tras rodear sigilosamente la casa, se logró colar por una ventana abierta y así entro en la inmensa casa.

Entro en una habitación algo oscura y ahí lo encontró, su objetivo estaba sentado en la silla de su escritorio volteado hacia la ventana.

- La lluvia ha durado toda la semana... - decía mirando las gotas chocar en el cristal - Da un aspecto bastante melancólico...¿No lo crees? - dijo al voltearse y ver fijamente a Yuta.

Yuta solo guardó silencio.

- Bueno, es lo que ameritaba mi gran día... espero y hagas un trabajo Nakamoto Yuta - dijo mientras sonreía.

- ¿Cómo sabe mi nombre? - respondió seco.

- Bueno, quien no lo supiera dentro de la mafia sería un imbécil - carcajeo - te has vuelto bastante famoso estos últimos 4 años - dijo recuperando la compostura tras sus carcajadas.

- Bueno, si me conoce ha de saber para que estoy aquí ¿No? - dijo con una sonrisa ladina.

- Claro que lo sé, y espero que sepas que tras matarme muchas personas te caerán encima...Nakamoto Yuta - dijo viéndolo fijamente.

- Lo se - tragó - Son consecuencias de este maldito trabajo - dijo dando una débil sonrisa.

- Bien...¡Entonces termina con esta causa! - dijo para luego abrir sus brazos, cerrar sus ojos y elevar su quijada -
トリガーを引くだけで、中本...
(Solo aprieta el gatillo, Nakamoto ...)

- おやすみなさい 。( Buenas noches.) - dijo Yuta para después poner el arma en la cabeza del contrario y disparar.

Tras disparar rápidamente busco una salida, pues el sonido de su platica había alertado a los guardias.

- ¡ALTO AHI! - gritó uno de los guardias que ahora lo seguían.

Nakamoto seguía corriendo en busca de una salida, es entonces cuando visualizó una ventana de al parecer un cristal fino y fácil de romper, por lo que sin pensarlo dos veces se arrojó hacia a esta.

Al caer había caído mal, por lo que su pie salió dañado y ahora se le dificultaba correr, más sin embargo, estaba cada vez más cerca de esa barda que conectaba con el bosque, lugar por el cual planeaba deshacerse de los guardias que lo seguían.

Al momento de saltar la barda un disparo lo había alcanzado, su movilidad era afectada cada vez más, pero su deseo de seguir vivo y ver a su madre y mejor amigo le dieron la adrenalina suficiente para saltar aquel gran muro y perder a los guardias.

Al fin había encontrado un escondite y se había librado de los guardias. Su mayor problema ahora era el mismo...

Su tobillo estaba hinchado y eso le impedía moverse, la herida de bala sacaba mucha sangre, por lo que estaba mareado y fuera de sus cinco sentidos.

"¿Que hago mamá?" - era la preguntaba que resonaba en su cabeza mientras se proyectaba una imagen mental de su madre.

Poco a poco su visión se nublaba más y más, es cuando vino a su cabeza su último pensamiento antes de caer inconsciente...

"No lo logré, perdón mamá, perdón Haru...Los amo."

©Cele 🌕

Ex- Assasin Nakamoto Yuta | YuMarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora