Miré a todos cruzándome de brazos. Esperaba respuestas. Y necesita que ellos me dijeran la verdad. Había estado tan preocupada por ellos y solo estaban sentados comiendo, como si nada hubiera pasado.
— Bueno... — dije. — los escuchó.
— Hermana... — me dijo Kathleen. — La verdad íbamos a fotografiar unas runas que se encuentran cerca de una cascada. — dijo mientras fruncía el ceño. — No recordamos con exactitud lo que paso cuando veníamos de regreso hacia acá.
— El auto se volcó. — termino de decir Jared.
Yo los miré confundida.
— ¿Se volcó el auto? —. Pregunte.
— Si. — respondió Jason rascándose la cabeza. — No recordamos mucho, pero cuando desperté, la gente del príncipe estaba rodeandonos.
— Si hermana, es la verdad. — secundó Kathleen.
— Pero eso no tiene sentido. — dije incrédula. — ¿Ninguno recuerda nada?
Todos negaron con la cabeza. Yo sólo pensaba que era algo sumamente extraño.
— Lo único que recordamos fue despertar y que habían varias ambulancias y la gente del señor Blackstone. — dijo Dylan.
— Así que... ¿El señor Blackstone estuvo allí? — les pregunte cruzándome de brazos.
Dylan se levantó de la silla y estiro los brazos.
— Si. — dijo. — Fue una suerte que el auto donde iba, pasara por el camino donde tuvimos el accidente.
— Si hermanita, ya no te preocupes. — me dijo Kathleen rodeándome con sus brazos. Tenia que tener cuidado en no lastimarla. Ya que aún tenia una pierna con yeso. —. Y cuentame. — me dijo en un susurro.
— ¿Qué?
— ¿Que te pareció el príncipe Velkan? —. Me pregunto con una sonrisita.
Miré de reojo a los chicos y le susurré.
— La verdad una persona sumamente engreída y soberbia. — le dije. — Se comporta como si fuera superior a todo. Se que es príncipe y eso. Pero no lo sé. Es molesto.
Mi hermana solo puso los ojos en blancos y bufo.
— Hay hermana. — me respondió Kathleen. — Pero a mi me parece súper caballeroso.
— Solo a ti, la verdad. — puse los ojos en blanco. — Pues la verdad a mi no me pasa. Lo lamento. — Alcé los brazos al aire. — Y no creo que lo haga... Arg... Es sumamente arrogante e irritante.
Todavía ponía sentir como sus grandes manos me sujetaban de los brazos para zarandearme. Caballeroso mi padre. El si era un hombre caballeroso y gentil. No podría decir lo mismo del señor Blackstone.
No sabría decirlo. Pero había algo en el que no me cuadraba del todo. No sabia muy bien que era. Solo sabia que no debía confiarme mucho de el. En cambio su hermano Damián si se le notaba lo agradable a miles de kilómetros de distancia. Pero eso ya era otro cuento. Estaba sumamente cansada y quería irme a dormir.
— Chicos, estoy muy cansada. — les informé. — Quisiera quedarme más rato hablando, pero me voy a dormir.
— Es cierto. — Dijo Dylan bostezando. — Mañana nos espera otro día.
— Te acompaño a tu habitación hermana. — le dije a Kathleen. — Chicos, descansen.
— Igual. — dijeron todos al unisoro.
Caminamos con suma paciencia por las escaleras. Kathleen aún usaba muletas y me tocaba ayudarla a subir. Su habitación se encontraba a unos pasos de la mia. Así con seguridad la tendría cerca.
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El legado del príncipe oscuro Libro 1 (En Redacción)
Misterio / SuspensoKatherine Davis, una talentosa fotógrafa y periodista, trabaja junto a su hermana en una de las revistas más prestigiosas de Nueva York. En busca de oportunidades para avanzar en su carrera, decide viajar a Rumania, específicamente a Transilvania, p...