Abrí mis ojos lentamente. La claridad de la mañana me arrancaba del profundo sueño en el que me encontraba. Me estire en la cama de forma perezosa y pausada. Me dolía un poco los músculos, como si hubiese hecho ejercicio todo el día. Quería seguir durmiendo. Hasta que sentí algo extraño. Me dolía un poco entre las piernas, era una pequeña molestia. Pero nada comparado con sentir un brazo envuelto alrededor de mi cintura. Eso hizo que saltara de la cama, dándome cuenta de lo que era.
Hay no.
No.
No.
No.
No puede ser.
Esto no pudo haber pasado.
Velkan estaba en mi cama.
Desnudo.
Y por la mancha roja que se veía sobre la sábana , cai en cuenta de la realidad. Me acosté con él.
-Hay no, Katherine. -. Me quería morir. -. ¿Que hiciste?
Obviamente no podía negar que me estaba comiendo a Velkan con la vista. Era un monumento de hombre. Hay Dios. Aún recordaba lo que había pasado la noche anterior. Yo estaba actuando como una perra en celo. No puede ser.
- ¿Que no puede ser? -. Dijo la voz de Velkan
desde la cama.Pegó un brinco en mi lugar.
- Yo...
- Ni se te ocurra terminar la frase. -. Dijo él estirando sus ricos brazos llenos de músculos. Tuve que apartar la vista. Ya que sentía como se contraían mis partes nobles.
Calma, Kate.
- Esto... No debió pasar. -. Le dije envolviendome
más la sábana alrededor del cuerpo.- Somos dos adultos que sabemos lo que pasó.
Lo miré con cara de pocos amigos.
- Se que estás muy confundida. -. Dijo levantándose de la cama. Gracias a Dios estaba vestido de cintura para abajo. Porque si no, me hubiese desmayado. -. Pero tienes que créerme. Esto fue lo correcto, y no me arrepiento de eso.
- ¿Lo correcto? -. Dije enojada. -. ¿Lo correcto para quien? ¿Para ti? Porque creerme para mi no.
- Puedes negarlo todo lo que quieras, Katherine. -. Dijo acercándose peligrosamente. -. Pero lo deseabas tanto como yo.
Este hijo de su...
- ¡Claro que no!
El muy descarado tuvo el cinismo de sonreír.
- Deja de hacer eso.
- ¿Qué? -. Dijo mientras me atrapaba entre la pared y sus brazos. -. Niégame aquí en la cara que no te gustó lo que hicimos en esa cama anoche. Anda miéntete a ti misma y dime que no te gustó.
Sentía mi cara arder.
Pero primero muerta, que admitir la derrota.
- Lo sabía. -. Dijo para si. -. Eres una cobarde.
- ¡No soy ninguna cobarde! -. Grité. -. ¿Crees que me ando acostado con uno y con otro en cuanto lugar yo voy? ¡Pues no!
- Gracias a Dios. -. Sonrió mientras me daba espacio y caminaba hacia el sillón cerca de la ventana. -. No soportaría saber eso. De echo. Creo que mataría a cualquiera que se atreviera a mirarte de otra forma.
Definitivamente estaba loco.
- Tu no tienes derecho...
- Tengo mucho derecho, Micul meu tovarăș nebun. -. Dijo mientras me extendía un pequeño cuaderno.
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El legado del príncipe oscuro Libro 1 (En Redacción)
Mystery / ThrillerKatherine Davis, una talentosa fotógrafa y periodista, trabaja junto a su hermana en una de las revistas más prestigiosas de Nueva York. En busca de oportunidades para avanzar en su carrera, decide viajar a Rumania, específicamente a Transilvania, p...