Capítulo 13

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No. No puede ser.

No, ellos nos. Por favor.

La escena era horrorosa. Julmary y yo no sabíamos que hacer. Alexander trataba de
calmarme, y la verdad, no había nada que pudiera calmarme en estos momentos.
Julmary estaba histérica. No más que yo en realidad, pero estaba que lloraba la pobre. No
podía culparla a la pobre.
- Mi amor, calmate. -. Me dijo Alex.
- ¿Cómo quieres que me calme? -. Le pregunté. -. ¡Secuestraron a mis padres!
- Lo sé. -. Dijo. -. Pero no hay que perder la cabeza.
- ¿Quién haría algo así? -. Preguntó Julmary.
- Un lunático. -. Dijo Benjamín. -. Ciertamente, no hay otro nombre que ponerle.
- ¿Y que quiere? -. Preguntó ella.
- A mi. -. Le respondi yo.
- Pero... ¿Porque? -. Preguntó.
- Porque está loco. -. Dijo Alex. -. Cómo dijo Benjamín.

-No estoy entendiendo nada. -. Dijo ella.
- Creo... Que hay que decirle la verdad. -. Dijo Benjamín.
- No. -. Dije yo.
- ¿Porque no? -. Preguntó ella.
- No, no, no. -. Decía yo. -. No quiero meterte en esto.
- ¡Me importa un comino! -. Me gritó. -. ¡Soy tú hermana! ¡Tú maldita hermana! -. Me
gritaba acercándose a mi y golpeandose él pecho con la dama. -. ¡No me importa que
demonios pienses. Sólo dime la verdad!
- ¡Rayos! -. Dijo Benjamín con los ojos bien abiertos. -. Tienes carácter. Me gusta.
- Benjamín. -. Le dijo Alex.
- ¿Que? -. Dijo. -. Es la verdad.
- No es él momento para hablar de eso.
- Tienes razón. -. Le respondió.
- ¿Quieres saber la verdad? -. Le pregunté.

Sabes que sí. -. Me dijo.
- Está bien.
- Yo... Iré a preparar té. -. Dijo Benjamín.
- Gracias, pero no quiero té. -. Le dijo ella.
- Creeme, hermosa. -. Dijo. -. Lo vas a necesitar.
Todos nos dirigimos a la cocina y nos sentamos en la sillas la barra. Benjamín calento él
agua del té y nos sirvió a todos una taza, acompañada por una galletas de chocolate. Todos
nos mirábamos, sin saber como comenzar a contarle la vedad.
Comencé con lo de la noche del cine, hasta esa misma noche. Julmary sólo nos miraba
como sí estuviéramos locos. Y obviamente tuvimos que demostrarle que decíamos la
verdad, haciendo cada uno algo.
Ella tenía la boca abierta, sin saber que decir. De repente se levantó de la silla y le dio una
bofetada a Benjamín, que estaba más sorprendendido que yo.
- Pero que demoni... -. Dijo él tocandose la mejilla.
- ¡Me mentiste! -. Dijo ella furiosa. -. Eres un desgraciado.
- Wouu... -. Dijo. -. Galán tal vez, pero desgraciado, no.

¿No? -. Dijo ella. -. Entonces dime que solo sueños los que tengo y no eres tú él que entra
a mi habitación todas las noches.
- ¿Discúlpame? -. Pregunté mirándolo furiosa. -. ¡Haz tocado a mi hermanita!
- Julmary no es una niña. -. Me respondió.
- ¡Benjamín! -. Le dijo Alex.
- Es mi esposa, Alex. -. Le dijo él. -. Tengo derecho.
- ¡¿Cómo!? -. Dijimos Julmary y yo a la vez. Él sólo miró a Alex y él le devolvió la mirada.
- Benjamín... Dime que no. -. Le preguntó.
- Lo siento, amigo mío. -. Le dijo. -. Pero sí. Es ella.
- Dios. -. Dijo Alex.
- ¿Que? -. Pregunté.
- Julmary es la esposa eterna de Benjamín. -. Me dijo.
- ¿Que? -. Dije. -. No puede ser. ¿Cómo lo sabe?

-Desde la noche en que la vi. -. Dijo él mirando sólo a mi hermana. -. Y nuestras manos se
tocaron. Supe que eras mía. No te dije nada, para no asustarte.
- No se que decirte. -. Le dijo ella.
- No digas nada. -. Le dijo él. -. Es es él momento, ni lugar para hablar de esto.
- Benjamín tiene razón. -. Dije yo. -. No es él momento.
- Benjamín, reúne al aquelarre. -. Le dijo Alex.
- ¿Los llamaras? -. Le pregunté. -. ¿A todos?
- Sí. -. Me respondió. -. Mientras más seamos, mejor.
- En seguida lo llamare. -. Dijo mientras le echaba una última mirada a mi hermana y se iba
a la sala.
- Que... ¿Que tengo que hacer yo? -. Dijo Julmary.
- Dile a tú hermana que te enseñe algunos de sus hechizos. -. Le dijo Alex.
- ¿Porque? -. Le pregunté. -. Ella no es mágica.
- En realidad, sí. -. Dijo. -. Tiene sangre mágica al igual que tú. Sólo que ella no la a podido
poner en práctica.

El legado del príncipe oscuro Libro 1 (En Redacción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora