Capítulo 4

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Mientras más nos adentrabamos en el bosque, cada vez me sentía más ansiosa por saber que encontraría al final del sendero. Esto se sentía como entrar en una película de terror. Donde esperas el momento adecuado para que aparezca el asesino en serie.

Desde tiempos inmemorables, los lugareños han tenido un miedo tremendo a este bosque, creyendo que es una puerta entre diferentes dimensiones.

Enserio.

¿Dimensiones?

Son muchos los que piensan que una vez que entras en el ​​bosque, despiertas los más profundos miedos del subconscientes de una persona. No soy una miedosa. Pero si me sentía extraña.

Los valientes que se atrevían a entrar en el bosque afirman experimentar estados inexplicables de náuseas, una fuerte ansiedad, inusuales dolores de cabeza o la sensación de sentirse observados mientras avanzaban entre los árboles y, en algunas ocasiones, incluso aparición de inexplicables.

— Hermana te encuentras bien? —. Me pregunto Kathleen. - Te ves algo nerviosa.

— ¿Que? —. Me volteó a verla. El chófer de Velkan la empujaba en una silla de ruedas. No me hubiera gustado que ella viniera y menos en ese estado. Pero es muy terca. No se iba a quedar. — Estoy bien hermana, sólo estoy preocupada por ti.

Ella me sonrió.

— Kate... Estoy bien. — dijo. — No me iba a quedar en la mansión encerrada y dejar que ustedes se llevarán toda la diversión.

— Si te sientes mal, me avisas. — Le dije muy seria.

— Señorita Katherine. — Dijo Velkan a mí izquierda. ¿En qué momento llegó a mí tan rápido? —. Su hermana está en buenas manos, no se preocupe por nada.

Lo miré con el ceño fruncido. Por alguna extraña razón me ponía de los nervios. Era como si se riera de mi a mis espaldas. Oh tuviese un chiste muy bueno. Porque siempre me mostraba su sonrisa falsa. ¡Ja! Y yo sé de esas.

— Lo sé, pero no evita que me preocupe por ella. — Le respondí.

— Ya estamos cerca de la cascada. — Me informó señalando algo frente de mi. — Desde aquí se puede escuchar el ruido del agua cayendo.

—  ¡Qué emocionante gente! — Dijo 
Dylan dando brinquitos. —  No se ustedes, pero yo me tomaré varias fotos.

— Era de esperarse. — Le dijo Jason.

— Deja los celos, Jason. — Le dijo Dylan soltando una risita. — Que culpa tengo yo de ser fotogénico y tú no.

Puse los ojos en blancos. Estos dos jamás cambiarían.

Efectivamente de podía escuchar el sonido de agua corriendo. Nos adelantamos más y para mí sorpresa era una maravilla de vista. Una enorme cascada se cernía sobre nosotros. Y un extenso lago se podía apreciar desde nuestro punto.

— Que belleza. — Dijo mi hermana sacando una foto.

Yo solo me quedé un momento estática. Era imposible. Yo ya había visto esa cascada y ese lago. Pero en mis sueños. No podía ser casualidad o considencia. Respire profundamente y le sonreí a mí hermana para que no notará que estaba un poco sacada de onda. No podía entender que rayos estaba sucediendo.

— Si... Es impresionante.

— ¿Su majestad? —. Dijo Joseph llamando la atención de Velkan. —. ¿Donde se encuentran las runas?

Velkan señaló un punto arriba de la cascada.

— De encuentran ubicada detrás de agua de la cascada. —. Le respondió este. —. Antes eran más visibles. Pero al pasar los años la estructura de la tierra cambia y el agua las a cubierto en su totalidad.

El legado del príncipe oscuro Libro 1 (En Redacción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora