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El clima parecía estar conectado a aquellos dos jovenes, que estaban inundados en profundos sentimientos pesimistas y negativos.
Las hojas iban y venían, meneándose al compás del creciente viento y el cielo totalmente cubierto, dejando a la vista una grisácea masa de nuves cubriendo el mismo.

Más eso no impidió los planes que tenía el pelirubio, el cual ya se encontraba con sus amigos, tratando de no ser tan evidente y transparente, fingiendo sonrisas y participando en la conversación de vez en cuando.

Sus amigos no eran tontos y ya habían notado su mirada apagada y su rostro decaído.

Por lo que, después de salir de la segunda tienda a la que habían ingresado, el pelirubio no tuvo otra opción más que confesar todo lo que había sucedido y como se sentía, rompiéndose en pleno centro comercial, recibiendo caricias y buenas palabras de sus amigos, que no dudaron en acurrucarle y darle caricias.

Luego de que todo estuviera más calmado, decidieron tomar un helado y subirle el ánimo al pelirubio en el proceso.

Por suerte, el mismo después de aquel momento ya no se sentía tan decaído y pudieron continuar hasta encontrar el sitio perfecto, según la pelirubia.

Sus ojos viajaban de aquí para allá, no encontrando algo que le llamara la atención, hasta que sus ojos divisaron aquellas prendas, que hicieron que los mismos brillaran al instante.
Sin dudarlo, se acerco a aquel traje que lo había cautivado.

- Este. - susurró y sonrió al notar que sus ahorros le alcanzaban para comprarlo. - ¡Chicos!

Los aludidos voltearon en dirección al pelirubio y la pelirubia al ver aquel traje que señala su amigo, sonrió en grande y subió su dedo en aprobación, mientras que Yoongi asintió y se encogió de hombros.

Luego de haber hecho todas las compras necesarias, quedaron hablando un poco más y pasados unos minutos se despidieron y se dirigieron a su respectiva casa.

Taehyung se encontraba cansado, las horas no dormidas y la falta de buena comida, le estaban jugando las consecuencias, dejándolo sin energías apenas se sentó en el sofa de la casa donde vivía.

Creyó que no había nadie, ya que el silencio abundaba en el ambiente, pero al sentir unas cálidas manos sobre sus hombros, dió un respingo, soltando el aire cuando pudo darse cuenta de a quien pertenecían esas manos.

- ¿Estuvo bien tu día pequeño? - dijo moviéndose hasta sentarse frente al pelirubio y sonrió.

Éste suspiró y meditó por unos segundos su respuesta.

- Si, bueno... Estuvo mejor de lo que esperaba. - finalizó con una pequeña sonrisa.

- Me alegro cielo, pero si algo sucede, no olvides que puedes contar conmigo. - dijo manteniendo una dulce sonrisa. - ¿Tienes hambre?

- Oh no, estoy bien, no quiero molestar.

- No digas eso, jamas serás una molestia para mi. - se levantó y revoloteó el cabello del joven. - Te iré a preparar algo delicioso y vuelvo en seguida.

Una vez Sulji se retiró, el silencio volvió a hacerse presente y el pelirubio sonrió por última vez para posteriormente recostarse en el sofá y cerrar los ojos.

No fue mucho tiempo el que transcurrió, para que el pelirubio quedara dormido sin siquiera haberlo planeado.

Sulji al volver a la sala con la comida y notar al castaño dormido, soltó una pequeña risa y dejó el plato sobre la mesa ratona que estaba en medio de la sala.
Se dirigió hacia su habitación y volvió con una manta en manos. La colocó sobre el pelirubio cubriéndolo por completo y antes de retirarse nuevamente a su habitación, dejó un casto beso en la frente del joven.

El pelirubio se movía con incomodidad y una vez que logró acomodarse mejor, en el proceso la manta cayó al suelo.

Poco tiempo despues la puerta fue abierta, dejándose ver al castaño, con los rojos e irritados y super cansado.

Cuando divisó el plato de comida, sobre la mesita ratona de la sala, su estómago gruñó dándole a entender el hambre que tenía y no lo pensó dos veces, dejó sus llaves colgadas y se dirigió hacia donde estaba el plato.

Al estar a punto de tomar el plato de comida, se percató del pelirubio durmiendo cómodamente sobre el sofá.

Lo quedó mirando por varios minutos, pero luego desvió la mirada, comenzando a comer.

Quería ignorar la presencia del menor, pero la suave respiración de este le hacía querer voltearse y admirarlo por un tiempo, unos segundos al menos.
Y no lo evitó más, dejó la comida a un lado y se volteó mirando al castaño.

Divisó la manta que estaba en el suelo y algo dudoso, la tomó y se la colocó bien.
Se quedó ahí un par de segundos, con una mano sobre el hombro del menor, mirándolo fijamente, notando las ojeras que decoraban debajo de sus ojos y los labios lastimados, por probablemente morderlos.

De repente un nudo se había instalado en su garganta, no quería ver en ese estado al menor, no era su intención hacerlo sentir mal y claramente se sentía culpable, pero no abandonaba su pensamiento de que lo que había sucedido estaba mal, no era normal.

Sin poder retenerlo mucho, soltó una lágrima, la cual secó casi al instante.

Acarició la mejilla del menor levemente y juntó sus frentes.

- Lo siento. - susurró para que el pelirubio no despertara.

Y mientras otra traviesa lágrima se deslizó sobre su mejilla terminando en la del contrario, junto sus labios dejando un casto beso en ellos.

- Lo lamento en serio. - dijo por último antes de irse a su habitación.

Y los sollozos se hicieron presentes en la sala a penas se sintió una puerta cerrarse.

El pelirubio con el corazón roto, se desahogó en aquel mismo lugar, porque si, estuvo despierto desde que comenzó a comer el castaño.

Y el alma le dolía, le dolía demasiado.

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Perdón por la demora y perdón de antemano, si hay algún error.

Gracias una vez más por leerme y darme su apoyo, en serio lo apreció

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