Contigo

37. Regreso a Madrid.

Nos levantamos, nos vestimos y preparamos cada uno su maleta. Bajemos, desayunemos y nos despedimos. Cogimos un taxi hasta la estación. Una vez allí cogimos un ave hacia Madrid. Una vez en la estación de Madrid cogimos un taxi hacia casa. Llegamos sobre las 14:00h, dejemos las maletas a la habitación, llame a mi madre para que supiera que ya estábamos en casa y nos fuimos a comer a un restaurante. Cuando volvimos del restaurante subimos al coche de Melen y conducía él y nos dirigimos a la residencia a buscar a las mascotas. Las cogimos y volvimos a subirnos al coche. Ya estábamos en casa eran las 19:00h. Puse de agua y comer a nuestro zoo y subí con Melen a deshacer la maleta y pusimos la ropa a lavar. Luego nos sentamos al sofá abrazados.

Yo: Melen, por favor saca la mano de mi intimidad.

Melendi: ¿Por qué?

Yo: Porque si sigues no podre contener las ganas.

Melendi: Y si no quiero que te reprimas esas ganas. Me susurro en el oído mientras mordía mi oreja.

Empezó a besarme, al principio no le seguía, pero más tarde me agarro de mi cintura y me izo sentarme en sus piernas y empezamos a besarnos con locura, pasión y amor. Luego Melen se levanto conmigo encima y nos dirigimos a la habitación. Una vez allí nos desnudamos uno al otro entre besos y caricias.

Yo: Amor, bájame.

Melendi: ¿Por qué?

Yo: Porque quiero jugar contigo.

Melendi: ¿A qué?

Yo: Estírate boca arriba en la cama.

Así lo hizo, busque un pañuelo, me acerque a la cama, me sente em su abdomen y le ate las manos en la cabecera de la cama.

Melendi: ¿Qué haces?

Yo: Jugar. Dije picara.

Melendi: Creo que voy a disfrutar mucho porque me pone cuando quieres jugar así.

Yo: Lo sé.

Empecé hacerle un recorrido de besos y mordiscos que empezaban desde su oreja pasando por la comisura de sus labios luego bajando por su cuello y acabando por su torso. Cuando llegue a su torso a parte de darle tiernos besitos también le hice una masaje con mis manos hasta llegar en sus bóxers y metí mi mano dentro y me levante.

Melendi: Lula, no me dejes así.

Yo: Adiós, cariño.

Me reí y me fui hacia el salón con las mascotas.

Narra Melendi:

Estaba desesperado porque me dejo con las ganas y al salir ella por la puerta me empalme y no hay manera de desempalmarme así que tenía que desatarme como pudiera ir a buscarla y hacerla mía. Finalmente pude alcanzar uno de los nudos y me desate una mano y  la otra me ayude con mi boca. Salí de la habitación y baje. Y vi a mi chica sentada al sofá leyendo una revista. Me acerque sigilosamente por detrás y le tape los ojos y le di un beso en la mejilla y después le mordí el cuello. Luego me senté a su lado.

Yo: Anda  si te has desatado.

Melendi: Si pero te has pasado dejando me allí, mira como tienes a mi amiguito.

Yo: Me reí. Te has empalmado, eh.

Melendi: No hace gracia.

Con una mano toque a su amiguito y luego me senté en sus piernas y empezamos a besarnos con locura, pasión y amor. Me cogió y me dejo suavemente en el sofá, él se puso encima y entre besos y caricias se adentro en mí. Juntos llegamos a la meta. Nos incorporamos y nos quedamos un rato sentados abrazándonos mientras nos besábamos. Después saquemos a los perros y cuando volvimos entre los dos preparamos la cena y pusimos la mesa. Cenamos entre charlas, besos, caricias y haciéndonos bromas. Luego recogimos y nos sentamos al sofá a ver una peli acurrucados. Cuando la peli acabo nos dirigimos Al baño. Una vez allí llenamos la bañera con jabón y agua caliente y nos dimos un baño. Luego sequemos y nos dirigimos a la habitación hacer el amor y a dormir acurrucados.