41. Sorpresa (II)

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Fuimos a preparar la cena y cenamos entre charlas, besos, caricias, y haciéndonos bromas. Después él recogió la mesa y yo me sente al sofá. Al cabo de un rato volvió y sentó a mi lado.

Yo: ¿Qué te parece si nos hacemos una foto y la subimos a las redes sociales y  ponemos que vamos a ser uno más en la familia?

Melendi: Me parece perfecto primero la haces tú con tu móvil y luego yo con el mío.

Cogí mi móvil y me puse de lado para que se me viera la barriga y puse la mano de mi chico en mi barriga y la mía encima, saque la foto y la sube a las dos redes sociales que tengo y luego él cogió su móvil y me lo dio y con sus dos manos agarro mi vientre y me dio un beso en la tripa y yo hice la foto y luego Melen la subió en sus tres redes sociales. Enseguida nos llegaron felicitaciones. Luego llamo a sus padres y a su hermana para ver cuándo podrían venir y así quedar con  mis padres y sus hijos para darles ambas noticias. Luego llamo a sus dos ex mujeres para contarles de que vamos a ser padres y que nos casaremos.

Narra Melendi:

Luego empezamos a besarnos parecíamos como dos adolescentes descontrolados jugando con nuestras lenguas a un ritmo frenético en medio del salón. No sé si es por su edad, por su experiencia o por la magia que trasmite en cada movimiento pero me tiene completamente loco, nunca había deseado a nadie como la deseo a ella y eso me hace descontrolarme. Su aliento rozaba i mi cuello, su respiración se aceleraba, y sentía como cada vez que pasaba mi mano por su cintura se estremecía solo con mirarla. La temperatura  había subido considerablemente. Entre besos y caricias nos íbamos adueñando el uno del otro, sin casi contacto físico nos comíamos con la mirada, hasta que el deseo nos pudo y sorprendentemente se me acerco y me beso apasionadamente agarrándome con fuerza el pelo. No sabía qué hacer, que decir, como reaccionar. Así que cerré los ojos y simplemente me deje llevar. Necesitaba sentirla de nuevo, volver a revivir con la misma pasión la noche mágica que tuvimos antes de irme un mes y medio de gira y que hoy da su fruto en su vientre convirtiéndolo en el nido de nuestra felicidad, era demasiado fuerte para detenerlo así que le lance una sutil mirada para asegurarme de que estaba segura debido a su estado a lo que ella me respondió mordiéndome el labio y besándome de nuevo hasta dejarme sin respiración.

Yo: Sígueme. Me dijo  agarrándome mi mano mientras se apartaba el pelo de la cara.

Melendi: Yo a ti te sigo hasta el fin del mundo.

A lo que ella respondió con una tierna sonrisa disfrazada de picardía.

Yo, sin dudarlo fui con ella. Antes de llegar a la habitación, para aumentar la excitación del momento, la levante en el aire mientras besaba su cuello y la puse en la cama. Sin dejar de mirarla intente desabrocharme el cinturón, ya que ya le había quitado la camiseta, pero ella se me adelanto poniendo sus manos en el broche y tirando de el con fuerza hasta que se deshizo de el y lo tiro al suelo. Sin dejar de besarnos, poco a poco la ropa sobraba cada vez más y el calor tanto externo como interno de la habitación hizo que todo los objetos de vidrio e incluso las ventanas se fueron empañando cada vez que subía el tono de la situación.

Una vez desnudos, piel con piel, boca con boca, alma con alma. Recorrió mi cuerpo a besos como si lo explorase, como si lo intentara controlar, hacerme de su propiedad cosa que conseguía volverme loco.

El sudor de su cuerpo me invitaba estar dentro de ella, sentirla mía como tantas veces, hacerle el amor como nadie se lo había hecho nunca. Debía hacer que esta noche le dejara huella.

Sus miradas me daban a entender el placer que sentía ya que se mordía el labio con bastante frecuencia lo que hacía que me excitara cada vez mas aumentando las ganas de conocer y dejar mi esencia en cada rinconcito de ese precioso cuerpo que se estaba convirtiendo en una especie de droga. En el esperado momento de éxtasis, quise que se sintiera totalmente protegida, querida así que ahogue un profundo gemido de ella con mi boca. Al no dejarla soltar esa tensión acumulada se desahogo con mis besos, mordiendo mis labios con fuerza y pasión lo que me hacia desearla mas y mas.

Una vez más calmados nos quedamos un buen rato abrazados mientras nos besábamos. Luego le di un beso y acaricie su tripa. Después ella acaricio su vientre y nos dormimos acurrucados. Al día siguiente…

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