xvi. todo se queda en san petersburgo

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BATALLAS DE SANGRE,
capitulo dieciséis: todo se queda en san petersburgo!


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          ALEXEI SHOSTAKOV HABÍA ENVEJECIDO MUCHO MÁS DE LO QUE MARKUS BELOVA CREYÓ, al menos su rostro lograba marcar cómo los años realmente le habían pasado por encima, y el propio Markus tuvo que decirse que él ya no tenía veinticinco años como antes. Sin embargo, eso generó un gran contraste en cuanto caminos recorridos a lo largo de las vidas de ambos: uno estuvo libre y el otro casi termina pudriéndose en una prisión soviética de máxima seguridad. El castaño buscó alguna razón por la cual el general Dreykov terminó por llevarlo allí, sin más, y juzgando sus jugadas: Markus solo podía decir que el líder de la Habitación Roja ya se había cansado del soldado ruso. Melina Vostokoff solía decir que todas las personas tenían una fecha de caducidad: una de uso y una de vida. Recordó esa vez que Yelena le miró horrorizada con tan solo la implicancia de las palabras de la "madre" del grupo — era una mirada oscura y estupefacta para la rubia; logrando cultivar el miedo de que algún día la propia Yelena podría ser reemplazada.

          (En cierta forma, todos terminan siendo reemplazados.)

          —Menya nikogda ne zamenyat (A mí nunca me reemplazarán)—sentenció entonces la rubia, con tan solo veintidós años.

          El gesto que llevaba Vostokoff no era sombrío, era más taciturno.

          —My vse kogda-to zamenimy, Yelena (Todos somos reemplazables en algún punto, Yelena)—replicó la pelinegra sin mirarla, ya que sentía el peso de los ojos de la menor de los Belova sobre su figura—. Eto tsikl, kotoryy povtoryayetsya s nachala vremen (Es un ciclo que se repite desde el principio de los tiempos).

          Markus, teniendo sus veinticuatro años, no le costaba tanto conocer el tipo de concepto que tenía la Viuda Negra sobre la vida o al menos entenderlo. Sin embargo, él no compartía aquel sentimiento: sí, todos eran reemplazables, pero también cada persona era única y específica, imposible de reemplazar — esa era una de las grandes gracias de la vida, nadie era igual. Yelena decidió desistir por el momento, ya que Melina parecía tener una mentalidad muy poco abierta para ese tipo de conversaciones. La misión que habían completado esa misma noche era matar a un diplomático que tenía un serio caso de fraude, obviamente mezclado con pedofilia y otras cosas más. Su sangre estaba esparciéndose sobre el suelo, cosa que captó la atención de Markus.

          Un pequeño retrato de su familia estaba caído a un lado, los vidrios partidos de la manera más dulce; posiblemente reflejando la poca estabilidad que el tipo tenía.

          No obstante, el hombre parecía feliz con su familia.

          —Prishlo vremya ubit' yego (Ya era hora de que lo matasen)—dijo Vostokoff mientras buscaba un par de archivos—. My sdelali vam odolzheniye, Rossiya ne tak khorosho perenosit moshennikov v svoikh ryadakh (Le hemos hecho un favor, Rusia no se toma tan bien tener a estafadores entre sus filas).

WICKED ━━ Natasha Romanoff ² ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora