𝐖𝐈𝐂𝐊𝐄𝐃
❝En un punto, todos tenemos que elegir: cómo el mundo quiere que seas o cómo eres tú.❞
𝐌arkus Belova había sobrevivido a los cientos de círculos del infierno, ahora debía enfrentarse al verdadero limbo.
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CICATRICES DE BATALLA, capitulo cinco: viajes poco placenteros!
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Londres, Inglaterra — 3 días después.
LOS SIGUIENTES TRES DÍAS PROVOCARON UN LIGERO DOLOR DE CABEZA A MARKUS, junto con el hecho de que Natasha estaba a favor de los Acuerdos de Sokovia, algo que él contradecía fuertemente debido a las intenciones que tenían hacia los Vengadores. Él ya ni recordaba la última discusión que tuvo con ella, ya ni siquiera discutían, pero Markus sentía un fuerte sentimiento de traición en cuanto a valores y experiencias con los acuerdos. Era un huracán de sentimientos que se encontraban aislados, pero al estar juntos creaban la tormenta perfecta y arrasaban con todo lo que se interponía en el camino. Los Acuerdos de Sokovia empezaron a crear una brecha importante entre los miembros del equipo, inevitablemente de su decisión, la grieta comenzaba a verse de manera clara con el pasar de las horas, de los días. Markus decidió dar todo el debate colectivo como concluido una vez que él salió con Damian a dar un paseo por los patios de la base.
Había tanto que pensar.
Había tanto que debatir.
Un niño como Damian no entendería todas las mierdas que conllevaba ser un adulto.
Sin embargo, ver como él jugaba con el césped y los insectos que había allí, completamente despreocupado de todo lo que ocurría a su alrededor — provocó un sentimiento de calma para el mayor de los Belova. Alguien se sentó a su lado, los cabellos pelirrojos delataban de quién se trataba, y él continuó mirando a Damian.
—De algún modo, tendrás que entender por qué decidí estar a favor—dijo Romanoff a su lado—. No se trata de simpatizar o de comprar la confianza de alguien.
—Algún día, lo entenderé—respondió Markus sin mirarla—. Hoy no.
—Lo estoy haciendo por ti, lo estoy haciendo por la seguridad de Damian—añadió la pelirroja mirándolo seriamente—. Ya no somos los mismos asesinos que antes, estamos criando a un niño, a una persona que nos necesitará. Ahora no es el momento de ver si nuestra libertad está pendiendo de un hilo o no, es hora de protegernos juntos.
—¿Entregándonos a personas que cambian de prioridades de la noche a la mañana?—contraatacó Markus mirándola de manera fija—. Ellos no son nada mejores que nosotros, Nat, y lo sabes muy bien.
Ella cerró los ojos por un segundo, como si fuese un acto de comprensión ante la declaración de su pareja, pero también servía para poder mantener su centro entre las aguas que aún seguían estando turbias.
—Pero nosotros no seremos mejores que ellos si continuamos cometiendo errores públicos—sentenció la pelirroja sosteniéndole la mirada al castaño—. Hay veces que actuamos y dejamos atrás a los otros frente a las consecuencias que deja el campo de batalla. Somos conscientes de esas consecuencias, pero no las enfrentamos.
