xl. lo que él se negó

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FLOR MORIBUNDA,
capitulo cuarenta: lo que él se negó!


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          EL DOLOR QUE LLEGÓ A SENTIR ENTRE SUS MÚSCULOS FUE SUFICIENTE PARA PODER DESPERTARLO. Con pesadez, con absoluta lentitud, Markus abrió los ojos y no pudo evitar saborear la sangre que emanaba de su nariz o tal vez de alguna herida cercana a su rostro. Soltó aire que no sabía que tenía contenido, tosiendo de manera violenta ante el humo que había esparcido por el entorno e intentó poner toda su voluntad para abrir los ojos. Parpadeó una, incluso dos veces, volviendo a toser para quitar el monóxido de carbón que se metía rápidamente por sus pulmones. Un par de explosiones se escucharon a lo lejos, pero muy lejano debido a que sus tímpanos solamente tenían un silbido muy agudo que se abría paso para ensordecerlo un poco más. Markus Belova soltó un gruñido, con esfuerzo, antes de volver a parpadear otra vez. Su cuerpo se movió, pero él no sabía hacia dónde, simplemente se dejó mover hasta que cayó contra algo sólido.

          Soltó un alarido de dolor.

          Fue casi insoportable.

          Finalmente, su mirada se enfocó, sintiendo que algo lo mojaba y se espabiló. James Rhodes estaba tirado en el suelo, inmóvil, mientras que Rocket forcejeaba para salir de su propia trampa y Banner empezaba a sostener algo con toda su fuerza de voluntad. A su alrededor, cuando pudo acomodar su vista a la poca luz, todo estaba destruido — absolutamente todo. Markus no debía adivinar si aquello era un simple ataque aislado o si simplemente se trataba de una invasión, el objetivo fue claro en cuanto chasquearon los dedos: ellos eran el objetivo a destruir.

          (Él admitió que fue un buen intento, pero ninguno de ellos estaba muerto, todavía.)

          Escuchó que alguien lo llamó, a lo lejos y él con todas sus fuerzas ladeó la cabeza en dirección a esa voz; Rhodes, quien había salido de su traje, lo miraba horrorizado y Markus se preguntó si alguno de los escombros finalmente terminó por desfigurarle la cara. El castaño intentó moverse, soltando un aullido de dolor ante el movimiento y buscó el lugar de origen de tal dolor dentro: un fierro lo atravesaba desde su abdomen bajo hasta sus costillas. Soltó una maldición en ruso al momento de ver el apriete donde se encontraba y notó movimiento a su lado: Rhodes se arrastraba lentamente hacia él, su expresión preocupada.

          —No te muevas, Markus. No te atrevas a moverte—masculló el moreno haciendo fuerza—. ¡Necesito ayuda aquí!

          —¡En cuanto esto deje de aplastarme ayudaré!—se quejó Rocket.

          —Ahora sí que estoy de mal humor—bramó Markus antes de levantarse.

          Rhodes abrió sus ojos, alarmado—¡Markus, no!¡Espera!

          Belova se levantó pesadamente, sintiendo como el fierro que lo atravesaba iba retrayéndose de su cuerpo como si fuese el quitar una daga enterrada muy dentro del corazón, y soltó un gruñido de dolor ante la sensación punzante que cada segundo se hacía más intensa que antes. Con un poco más de esfuerzo, el hombre de cabellos castaños salió de su trampa y se mantuvo quieto al llevarse una mano hacia sus heridas. Rhodes estaba regañándolo, pero Markus no le prestó demasiada atención, dispuesto a concentrarse en recuperar sus heridas. Se sorprendió en la efectividad de sus poderes, al ver que estos lograban recomponer la materia orgánica de su cuerpo en segundos. Varios fragmentos de su cuerpo volvieron rápidamente hacia él, dejando trazos con un fulgor anaranjado de por medio.

WICKED ━━ Natasha Romanoff ² ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora