Capítulo 10

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Ha pasado una semana desde que llegamos a Ecuador y me siento tan frustrada, no se como es que he llegado hasta este punto, hoy es el juicio de mis padres y mis amigos.

Todos ellos han pasado esta semana en la cárcel y yo no pude hacer nada para sacarlos porque ningún juez les quiso otorgar una fianza y tampoco pude hacer nada para que las leyes italianas amparen a mis padres, pues resulta que ellos tienen ciudadanía y además "el secuestro" fue aquí y la "secuestrada" es ecuatoriana.

Putas leyes de mierda, pero no importa, hoy los sacare de aquí sin importar qué y si debo decir la verdad de esa noche, pues la diré.

— Vaya, pero si es Andra Barruci ...

— ¿Que haces tú aquí Misort? — pregunto entre extrañada y disgustada al ver a esta arpía, jamás imagine que tendría clientes aquí — no sabia que alguien tan insignificante como tú tendría clientes internacionales.

— Pues ya vez, no eres la única — sonríe con sarcasmo y logra que me irrite — aunque claro, los tuyos no son clientes, sino más bien tu familia adoptiva y tus amigos ¿no?

— Callate, no se como mierdas sabes eso, pero te prohíbo que digas una palabra más.

Su estúpida y horrible risa de bruja perfora mis oídos y provoca que empiece a dolerme la cabeza.

— Cara todo Italia habla de esto, todos saben que tu adopción no fue legal — la ira se apodera de mi y mi mano termina en la mejilla de esa perra sin escrúpulos.

— ¡Cierra tu maldita boca de una vez! — grito enfurecida sin importarme en lo más mínimo si alguien nos esta mirando o no — porque si tuvieses pruebas de que mi adopción no fue legal te aseguro que no abrirías la boca para esparcir tu veneno.

— Eres una maldita perra — levanto su mano para devolverme la bofetada, pero alguien la detiene.

— ¿Que cree que hace Altea?  — observo a ambas mujeres con el ceño fruncido al no entender de donde se conocen — ¿Por qué razón usted iba a golpear a mi hija? Kadir no le paga para esto.

—¿Disculpa? — pregunto atónita al oír aquellas palabras — ¿es enserio? De todos los abogado en este mundo ¿Tenian que contratar a mi enemiga para que los defienda? — un sabor amargo me invade la boca y sonrió con astio — espero que por lo menos sepan que esa mujer — mi mirada la recorre con asco — jamás me ha ganado un solo caso y te aseguro Victoria que esta vez no sera diferente.

— Ya lo veremos, tengo pruebas suficientes para mandar a tu linda y perfecta familia a prisión  — escupe sus palabras con tanta seguridad que por una milésima de segundo me hace sentir inseguridad, pero luego recuerdo que jamás me ha ganado y se me pasa — y por supuesto también a la perra de Ivy y su estúpida familia.

— Estas alardeando mucho Misort y eso no es bueno — una sonrisa arrogante se instala en mi rostro al recordar que siempre es lo mismo con ella — y lo sabes muy bien.

Con una gran sonrisa paso por su lado y me adentro en el juzgado.

— Amor por fin apareces, no imaginas quien es la abogada de esa mujer.

— Es Altea...

— ¿Qué? ¿Como lo supiste?

— Acabo de encontrármela en la entrada.

— Por cierto, mis padres acaban de llegar, ellos esperaran con Aleshka mientras se da el juicio.

— Que bueno que estén aquí ¿Donde están ahora?

— Están desayunando ya que no ingirieron nada de alimento en el vuelo.

— Y por lo que veo nuestra hija se fue con ellos — me alegra que mi princesa se lleve tan bien con sus otros abuelos a pesar de que no se ven tan a menudo — ¿Encontraste al testigo aquel?

Mi Destino [En Marcha] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora