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Hongjoong sabía que las personas en la universidad ya le veían diferente. Notaba las miradas que le daban, escuchaba los murmullos que hacían tras su espalda, sentía los dedos apuntándole, juzgándole. 

Hongjoong había pasado de ser ''el tipo callado'' a ser el ''marica''.


¿Cómo llegaron a esa conclusión? No lo sabía, no le importaba.

Tal vez podría pensar en que era porque le veían juntarse con el llamativo grupo de amigues que ahora tenía, tal vez porque había empezado a dejar que Minji pintara sus uñas o le hiciera algunos peinados antes de ir a clases. 

En ese momento no podía evitar sonreír al escuchar el ligero tintineo que se formaba al moverse, la alta chica había decidido trenzar algunas partes de su cabello, colocándole unas joyas con ayuda de una bonita tela roja que le volvía más llamativo aún. 

Su ropa igual había empezado a cambiar, a tener un poco más de color, algo de vida que le daba un aspecto accesible pero salvaje, tanto que aún había gente que prefería alejarse de él a toda costa, inclusive los profesores empezando a intentar reducir sus interacciones con Kim.

ATEEZ se había convertido en algo que le hacía ver el mundo en colores vibrantes, fuertes y positivos, si bien solo habían pasado unos dos meses desde su primer encuentro con Minji sentía que había una gran afinidad con ella y con el resto. 


El tiempo en su casa ya no era tanto como el de antes, prefiriendo pasar sus tiempos libres visitando la casa de Yunho para hablar y aprender más sobre la diversidad de sexualidad o géneros, sobre la historia tras cientos de luchas, sobre la liberación que las personas querían tener con sus cuerpos y gustos; otras veces solía juntarse con San y Seonghwa, sintiéndose alegre al pensar que este ultimo ya iba tomando un poco más de confianza como para ya mirarle de forma directa aún si de momento no se animaba a pronunciar palabra alguna. 

Salir con Wooyoung, JongHo y YeoSang siempre era una odisea, el primero era un gran escandaloso, su risa estridente resonando por cada calle que pisaban por chistes malos y absurdos, lxs otrxs dos siempre fingiendo no conocerle o a veces intentando por todos los medios callar o silenciar al extravagante chico.


Y luego estaban sus llamadas diarias con Minji.
Esas charlas que se daban hasta altas horas de la madrugada, hablando de sus gustos, de sus planes a futuro, de lo que querían lograr o cambiar; a veces hablaban de cosas triviales, pero Hongjoong siempre amaba cuando Minji empezaba a hablar de cosas que le gustaban, le encantaba escucharla divagar en su cabeza sobre peinados, colores de esmaltes, ropa, música, lugares que quería visitar.

 Lugares donde Hongjoong quería llevarla para decirle lo mucho que le agradaba su compañía, lo mucho que agradecía el momento donde la vio por primera vez.


Y Minji en ese momento estaba a su lado, hablando sin parar mientras se dirigían a la casa de Yunho a buscar unos apuntes, Hongjoong se mantenía en silencio, admirando como los pequeños ojos de la chica desaparecían cuando se reía por alguna anécdota de su familia.
Tanto él como ella estaban inmersos en su conversación y pensamientos cuando ingresaron a la casa Jeong gracias a la llave de la menor. 

Y así como entraron, salieron totalmente ruborizados.


Hongjoong definitivamente no había querido ver a Wooyoung subido en el regazo de Yunho, besándose como si sus vidas dependieran de ello y... Sin prendas que cubrieran sus torsos.

Su mirada se encontró con la de Minji, quien parecía dudar de hablar aunque tras unos largos segundos en silencio tomó la palabra entre ambos.


— ¿Qué tal si... vamos por un helado? 


Pero claro, la respuesta no salió de sus labios al ser interrumpido por el sonido de la puerta abrirse bruscamente, siendo la figura ligeramente agitada y despeinada de Yunho quien se asomó por esta, el rubor creciendo en su rostro hasta llegar a sus orejas.
Y detrás de él, Hongjoong notó como Wooyoung se colocaba su playera, siendo ese el momento donde por primera vez pudo ver las grandes cicatrices que había en el pecho del muchacho.


Esas cicatrices enormes y visibles le hicieron sentir algo extraño, no rechazo o critica.
Sentía admiración, porque no podía dejar de recordar la vez que Wooyoung le explicó sobre su cambio, sobre lo mucho que le costó adaptarse a su nuevo cuerpo; recordó las anécdotas de las peleas que tuvo que enfrentar, de los ataques que recibió incluso de personas cercanas a él cuando salió del closet como un hombre transexual, la angustia de la operación, la emoción de las hormonas, el miedo al que dirían si no era aceptado por las personas que amaba.

Las cicatrices de Wooyoung no debían ser un tabú, no debía ocultarlas cuando iban a una piscina, no tenía por qué dar explicaciones falsas a las personas que preguntaban maliciosos sobre esas marcas. 

Las cicatrices de Wooyoung era un recordatorio, si. Pero no de lo que fue anteriormente su cuerpo, claro que no; era un recordatorio de que él era un guerrero que salió victorioso en este mundo lleno de luchas por la libertad.

Wooyoung y Minji eran libertad.

Yunho era libertad.

San y Seonghwa era libertad.

JongHo y YeoSang eran libertad.

Y ahora mismo, Hongjoong también quería ser libertad.


— Minji, Yunho, Wooyoung... Creo... Creo que soy no binarie... 


Finalmente había podido pronunciar algo, eso que tanto le había carcomido la cabeza por muchísimo tiempo, su respiración volviéndose pesada y sus ojos ardiendo por algunas lagrimas que se juntaban en estos.
Pero un abrazo le hizo sentirse bien, un calor en su pecho que le hizo elevar su mirada, encontrándose con los pequeños y brillantes ojos de esa chica que le estaba enseñando un camino del color del arcoíris. 


— Eres mi chique favorite, Honggie~ 


Y solo con esas palabras, Hongjoong se sintió flotar en felicidad.

Nada podía hacerle sentir mal, ya nada podía dañarle.

♡ BUTTERFLY LOVE ♡ ➙ ATEEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora