Riven y Sky

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- ¿Has escuchado los rumores?

Yannick Griffin, alumno de segundo año, preguntó. Sostenía una de las tantas espadas de madera que los especialistas tenían para entrenar, mientras observaba por un milisegundo al otro chico.

- Tengo la cabeza en otro sitio, y tampoco es que me interesen mucho.

Riven observó sentado en la plataforma como Sky imitaba las acciones del moreno mientras combatían. Daban vueltas alrededor del lugar, ambos buscando como atacar al otro. El rubio poseía dos espadas, mientras que el otro ninguna, ya que se la había arrebatado. Yannick bufó, mientras pateaba en las piernas a Sky.

Ambos se preguntaron como es que Riven normalmente tenía fuerza para combatir y estaba tan despierto en los entrenamientos. Se pasaba la mayor parte del tiempo alcoholizado o drogado, y por lo que Sky podía comprobar como su compañero de cuarto, casi nunca pegaba ojo. Siempre se sorprendían cuando el chico lanzaba esos golpes toscos y agresivos cuando combatían. Todos habían estudiado durante toda su vida para ser fuertes guerreros y combatir contra el mal que acechaba Magix, pero Riven era uno de los más fuertes que había allí.

- Dicen que una chica nueva ha llegado.- el chico no le tomó importancia, y bebía agua tranquilamente.- Y que tiene una marca extraña en la muñeca izquierda, una marca roja.

Riven levantó la cabeza, entre confundido y asombrado. Sky y él se dedicaron una mirada significativa, mientras el moreno volvía a patear al rubio.

- Ella está quí.- Sky se quedó parado, en medio de la plataforma, mientras Yannick lo empujaba, tratando de que volviese a defenderse.- Atenea ha vuelto.

Su amigo trató de negar lo que Sky estaba seguro de que ocurría, cuando Yannick volvió a hablar.

- Espera, ¿Atenea Walker? - dirigió su mirada al rubio.- Esa zorra está loca. Dicen que en el último año intentó matar a alguien.

Riven se puso de pie de un salto al oír aquella frase. Paró el combate de los dos chicos, y se acercó a Yannick.

- ¿Qué acabas de decir, inútil?

Se encontraba a milímetros de su cara, preparándose para darle un puñetazo en la cara que lo dejase inmóvil.

El otro soltó una risa nerviosa.

- Vamos, tío, ¿desde cuando te importa que insulte a los demás?

Lo cogió de la camisa y lo levantó unos centímetros del suelo.

- Te voy a decir una cosa, Yannick.- habló despacio, sintiendo cómo con cada palabra que salía de su boca se enfadaba más.- A mí me da igual a quien insultes con las dos neuronas que te quedan en tu estúpido cerebro, pero con Atenea no. Si vuelves a insultarla, te golpearé.

Sky, que hasta ahora se había mantenido al margen de la conversación, a pesar de que el comentario de Yannick le hubiese sentado mal, intervino.

Como pudo se situó entre medio de ambos chicos, dándole la espalda a Yannick.

- Riven, ya basta.

El otro le dedicó una mirada enfadada, y a la vez, algo asombrada porque hubiesen insultado a la chica y él no hiciese nada.

- Riven, suéltalo.- una voz femenina se hizo presente en la estancia.- No merece la pena.

El chico hizo lo que la voz le había ordenado, y junto a los otros dos, se giró totalmente asombrado.

La única chica con la que no había tenido relaciones sexuales, con la que ni siquiera se había dado un beso, estaba allí. Su mejor amiga, Atenea, estaba de vuelta en Alfea, y ahora se encontraba frente a él.

- ¿Que pasa Yannick? ¿Me sigues guardando rencor por qué te dejé en ridículo delante de tu amiguitos? Solo fueron unas cinco veces, y no fue mi culpa que te mearas en los pantalones.- sonrió burlona.- Y tú, ¿no me piensas dar un abrazo?¿O es qué eres demasiado macho pecho peludo como para hacerlo?

Riven le sonrió a la chica, y se acercó rápidamente hasta donde ella estaba. La alzó en su brazos, mientras ella le correspondía el abrazo y se aferraba a él para no caerse.

Algunos de los chicos que estaban allí, miraron la escena algo confundidos. Riven nunca había sido así de cariñoso con nadie, y menos con alguien del sexo opuesto.

- Admito que te he extrañado, machote.

Le sonrió, mientras se separaban y Riven imitaba su gesto.

- Vaya, ¿la chica ruda me está diciendo esto? - fingió asombro.- ¿Estás enferma o algo?¿Te has tomado la temperatura?¿No te has dado un golpe antes de venir?

- Oh, cállate.- soltó un risita.- Veo que has mejorado.

- Soy uno de los mejores, pero eso era algo que ya sabías.

- Tendré que combatir contigo, y darte una paliza.- puso cara de creída.

Negó con la cabeza, sonriendo mientras pasaba un brazo por sus hombros y ambos empezaban a caminar en dirección a la plataforma que estaban ocupando. Mágicamente solo se encontraba en ella Sky , ya que Yannick había desaparecido.

"Gilipollas", pensó.

Los tres se sumaron en un incómodo silencio. Sky y Atenea cruzaron sus miradas durante unos segundos, que para ella se hicieron eternos. Él la miraba de una manera profunda, intentando reconocer a la pequeña chica con la que alguna vez tuvo algo. Intentado que todos los recuerdos que había escondido -sobretodo los más dolorosos, los últimos que compartieron- en una parte de su mente, no salieran a flote en aquel momento.

Había cambiado. Ahora tenía el pelo más corto que la última vez que la vio, y vestía con un estilo totalmente diferente a lo que antes llevaba. Tenía el cuerpo más definido, estaba seguro de que había estado entrenando bastante durante aquel tiempo. Pero lo que más le llamó la atención de aquella chica no fue su aspecto físico, fue su mirada. Ahora sus ojos no lo miraban con el amor que hace un tiempo atrás reflejaban, ya no estaba aquel sentimiento que lograba calmarlo cada vez que tenía un ataque. Ya no le trasmitían la misma paz. Ya no veía en ella aquella alegría que le transmitía la mañana siguiente después de dormir juntos. Ya no le dedicaba aquella mirada soñadora que reflejaba un futuro juntos.

Pero, pese al dolor que eso le causaba, la entendía. Después de lo que hizo, no se merecía algo como lo que tenían antes.

"Quizás nunca me lo merecí."

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