"Supongo que me he acostumbrado"

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Maratón 1/2

No supo exactamente cuánto tiempo estuvo llorando junto a Sky, quien le acariciaba delicadamente el cabello. Sólo supo que de un momento a otro el especialista la cargaba al estilo princesa, mientras ella se mantenía escondida en el hueco de su cuello.

Le había dicho que aquella madrugada no iba a dejarla marchar así, y que dormiría, aunque tuviera que obligarla, junto a él.

Entraron a la habitación que el rubio compartía con Riven, y el chico cerró como pudo la puerta. Le hizo una seña a su amigo, cuando éste se levantó algo alarmado al ver a su mejor amiga en los brazos del chico. Riven le hizo caso a su amigo, y decidió que lo mejor sería que ellos tuvieran su momento, mañana le preguntaría a la chica.

Sky tumbó a la morena en su cama, con mucha delicadeza. Ella se giró, quedando de costado, y el le apartó el pelo del rostro de forma dulce. Besó su frente, y se dirigió a su armario. Agarró una de sus camisetas, y se la puso como pudo, ya que lo que menos quería era invadir su privacidad. Volvió a su armario, y esta vez, cogió unas mantas que tenía guardadas, y las extendió en el suelo, al lado de la cama dónde Atenea se encontraba.

Estaba seguro de ella no querría dormir con él, por mucho que se hubiese mostrado algo "frágil". También estaba seguro de que si a la mañana siguiente lo veía en la misma cama que ella, le daría una paliza.

Optó por dormir en suelo, pero a su lado, para poder protegerla de alguna manera, si llegaba a tener una pesadilla o se despertaba a mitad de la noche.

- Sky... - fue un sólo un susurro, pero él alcanzó a escucharlo.

Se acercó a ella, viendo como abría sus preciosos ojos y lo miraba directamente. Acercó su mano a la de la chica, y dio pequeñas caricias.

- Túmbate conmigo.

- Atenea, sé que si mañana me ves durmiendo a tu lado, no te va a gustar.

Hizo un pequeño puchero, que al rubio le pareció demasiado tierno.

- No puedo dormir.- suplicó.- Quédate, necesito sentirme protegida.

Algo dentro de Sky se rompió un poco, y estaba seguro de que era su corazón. Saber que la castaña estaba sufriendo, y que pensaba que no tenía a nadie, le destruía. Él amaba a la chica que tenía a su lado, y a pesar de haberla cagado de una forma bastante grande, siempre estaría ahí para ella. Siempre trataría de protegerla, siempre la sostendrá cuando no pudiese aguantar más. Daría todo por ella a pesar de todos los problemas que tuviesen, incluso su vida.

- Está bien. - fue lo único que consiguió contestar.

Atenea se apartó un poco, y él entró en la cama. Se tumbó junto a ella, y los arropó a ambos con las mantas, como pudo. La chica se pegó a él, y puso la cabeza en su pecho, oyendo los latidos de su corazón.

En otra situación Sky habría sentido que estaba en el cielo. Volver a tenerla entre sus brazos, como si el tiempo no hubiera pasado por ellos. Poder contemplarla hasta que se quedase dormida, y acariciar su brillante cabello. Repartir besos, aunque solo fuese en su frente. Sentir que finalmente estaba junto a ella, y que podía volver a abrazarla. Dormir de nuevo junto a ella, pegada a él. Quizás, hubiera creído que era un sueño, o que era lo mejor que le había pasado en mucho tiempo, pero no era eso lo que sentía. Todas esas posibles sensaciones se vieron opacadas con la idea de que Atenea estaba sufriendo, y él no podía ayudarla.

- Sabes, creí que lo peor que me podía pasar era que me expulsaran de este lugar.- soltó una risa algo sarcástica.- Era tan inocente... Lo peor que me podía pasar, ya ha sucedido. Y no sé cómo superarlo.

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