Nueva compañera

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Maratón 2/2

Sentada junto a algunas de sus compañeras de cuarto en un banco, intenta prestar atención a lo que la directora trata de explicar. Se siente algo nerviosa, Dowling está sacando a todas sus alumnas al centro del círculo, y les obliga a enseñarle sus poderes. Tiene varios nervios, pero eso es lo de menos.

La conversación con Sky aún sigue en su mente, y las sensaciones que eso trae. Tiene una mezcla de sentimientos, en los que la vergüenza y el enfado ganan. Se siente avergonzada por haberle contado aquello, y haber llorado delante de él. Y está enfada con sí misma, por la misma razón, porque Sky no merece saber nada de sí misma.

Esta mañana, cuando se despertó y vio con quién había dormido y en donde, casi le da un infarto. Salió lo más rápido que pudo de aquella habitación, teniendo cuidado de no despertar a Sky.

— ¿Habéis oído lo de la fiesta? — oye a su pelirroja compañera decir.— Es decir, lo del baile.

— Oh, si. La van a hacer para dar la bienvenida a los nuevos o algo así.- supone Aisha.

—Eso es sólo una excusa. El verdadero motivo por el que lo hacen, es porque es una tradición.— explica Terra.— Lo hacen todos los años, y se celebra la noche en que la luna se pone totalmente roja. Se le llama "Luna de Sangre", ese día es especial, ya que nuestros poderes, es decir, los de todas las hadas, se vuelven más poderosos.

— ¿Cuándo se celebra? —Venus pregunta.

Se gira hacia su amiga, pues no la había oído llegar. Frunce el ceño levemente, y le pregunta en un susurro.

— ¿Tú no sabías nada del baile? Es decir, llevas aquí varios años.

— No tenía ni idea.— le susurra de vuelta.- Pero si sé quién lo organiza.

La mira con una mueca de desagrado, sabe quien es la persona. Es la misma persona que quiere destacar siempre por encima de todas y cada una de las demás personas.

— Creo que es dentro de una semana.— responde Terra a la otra muchacha.

— ¡¿Dentro de una semana?! — exclama Bloom.— ¡No tengo ningún vestido!

Las demás sueltan una risita, por la exclamación de la chica.

— No te preocupes Bloom, iremos a comprar uno. ¿Qué os parece si vamos juntas las seis?

— Yo...

— Tú también vienes, Musa.— le dice.— No importa si tengo que llevarte a rastras.

Desde que se presentaron días atrás, Musa y Atenea habían convivido y conversado mucho. Le parece una chica genial, a pesar de que le gustase estar sola. Musa es alguien bastante graciosa, sabe como sacarte una sonrisa en los momentos de tensión. También es bastante cariñosa, en eso se parece a Venus. Atenea y ella son parecidas, ambas han pasado por grandes dolores, y aún siguen en pie.

— Bueno, cambiando un poco de tema, ¿vamos a la fiesta de esta noche?— propone Venus.

A pesar de haberse conocido hace poco, las seis chicas tienen unos lazos fuertes. Son como un pack, donde va una, van las demás. Si lastimaa a una, las demás te dan lo que te mereces, y protegen a su amiga.

Tienen ese tipo de amistad, que aún sabiendo que hasta hace unas semanas eran desconocidas, ahora son hermanas. Es muy difícil encontrar a personas con las que puedes conectar casi totalmente, personas que en el momento en que las encuentras sabes que las vas a tener para siempre.

— Obviamente.— responde ella, con una sonrisa.

— Señorita Walker, pase al centro, por favor.

Respirando hondo, camina hasta donde la profesora se encuentra. Se apoya en el círculo de piedra que está frente a ella, y observa durante un momento la especie de caldero que se encuentra encima de éste. Piensa que poder mostrar, cuando Dowling decide por ella.

— El fuego, queridas alumnas, es uno de los poderes más fuertes que un hada puede poseer.— empieza.— Es uno de los elementos poco controlables que existen en la naturaleza. Si uno sabe cómo usar su don, podrá hacer grandes cosas en este mundo. Pero, si por el contrario, no puede controlarlo, el fuego le quemará por dentro, y acabará matándolo.

"Así, sin presiones"

Atenea piensa sarcásticamente.

- Muéstranos un poco, señorita Walker.

Respira hondo, y extiende la mano hacia el caldero. Mira las piedras negras que hay en él, y cierra sus ojos. Sintiendo una especie de furia desconocida, se concentra en imaginar una llama. Poco después siente el calor en su mano, y sabe que lo ha conseguido.

— Muy bien, pero sepa usted, que esto es sólo una pequeña muestra de su capacidad.

Esa frase no es sólo por su demostración, lleva un significado detrás. Y ese significado está relacionado con el hecho de que es un hada de la naturaleza.

De repente, el buen humor que la chica tenía, se evapora. Se retira del centro sin mirar a la profesora.

— Vale, ya hemos terminado por hoy, chicas. Podéis iros.

Todas las alumnas se levantan de forma rápida, y en cuestión de minutos no queda nadie en aquel lugar.

Las seis amigas caminan alegremente por los pasillos de la escuela, conversando entre ellas.

— Y, ¿ya habéis pensado si queréis entrenar con los especialistas o no?

— Bueno, yo ya hago eso sin tenerla como optativa, así que, si quiero entrenar con ellos.- le responde a Musa.

— Tú lo que quieres es estar cerca de Riven.- le suelta la otra, subiendo y bajando las cejas.— Ahora lo entiendo.

— Oh, madre mía, no.- suelta una risa, a la vez que frunce el ceño.— Riven es mi mejor amigo, jamás podría tener algo con él.

Terra abre la puerta del cuarto, mientras que las otras dos siguen metidas en su conversación. Cuando se dan cuenta de quien estaba frente a ellas, todas se callan

— Oh, Stella.— Terra aclara su garganta.— Pensaba que dormirías en otro cuarto.

— Pues pensabas mal.— pone una sonrisa falsa.— Como siempre.

— Oh, bueno, yo...

Atenea, que había estado callada, habla para defender a Terra.

— Al menos ella piensa, no como otras.— la mira con asco.— A ti se te da mejor otras cosas, ¿verdad, prostituta?

— ¿Qué me has dicho? — se hace la ofendida.

— Oh, perdona.- se pone la mano en la boca, exagerando su falsa.— Quería decir preciosa. Ya sabes, la dislexia.

— Tienes razón, estúpida, se me olvidaba que estabas enfermita.

— Si, claro, y a mi se me olvidaba que no tienes neuronas, porque se te quemaron, junto a la vista de Ricky.

Le dedica la sonrisa más falsa que puede emitir, y pasa por su lado sin dirigirle la mirada. Entra en su cuarto, y se dirigió al baño.

Tiene unos cuarenta minutos, antes de volver a clases. Aprovechándolos, se da una ducha. Luego coge de su armario otro conjunto deportivo, esta vez corto, de color verde agua. Se lo pone, y con el pelo suelto y mojado aún, sale.

Se dirige a la puerta, y la abre. Oye a Stella hablarle.

— Que te diviertas, machorra.

"Será gilipollas"

Ignorandola, sale del cuarto. Se dirige corriendo al campo de entrenamiento de los especialistas. 

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