Atenea, tratando de asilimar lo que la directora acababa de decirle, llevó su mirada hacia el suelo, absorta en sus pensamientos. Dowling le ofreció un poco del té verde que bebía, el cual aceptó enseguida.
La mujer se aclaró la garganta, aún nerviosa.
- Hay otra cosa, Atenea. Supongo que ya podrás imaginarlo.
- Todavía estoy tratando de asimilarlo, directora, no puedo pensar en lo que queda de su historia.
Dowling suspiró, a la vez que le ponía una mano en el hombro a la muchacha.
- Tú eres un hada de la naturaleza, Atenea.
La mencionada se atragantó con un poco de té que estaba bebiendo, y miró a la mujer sorprendida.
- ¿Yo? - soltó una risa nerviosa. - No, eso es imposible.
Le dio una mirada comprensiva.
- Es posible, querida. ¿Nunca te has planteado por qué puedes sentir más emociones de los demás, si se supone que eres un hada de fuego? - asintió, apuntó de hablar, pero fue interrumpida por la mayor.-Eso es porque eres mucho más que un simple hada, eres una criatura superior a las que estudian aquí. Atenea, lo que te estoy diciendo es la realidad. Tú eres el mismo tipo de hada que tu madre, y creo que eres incluso más poderosa que ella. Puedes trabajar la luz, sentir las emociones de los demás, y puedes controlar el fuego, que es uno de los elementos más difíciles. Creo que si entrenamos, puedes alcanzar niveles de poder mayores que los de las hadas que te precedieron, puedes llegar a ser el hada más poderosa de toda Alfea.
La miró totalmente en shock, sorprendida por toda la conversación. Se removió en el asiento que estaba ocupando, y aclarando su garganta se dirigió a la directora.
- Señorita Dowling, si no le importa, me gustaría irme a mi cuarto, para asimilar toda la conversación.
- Pero, todavía tengo que decirte otra cosa.
- Lo sé, pero esto ha sido demasiado intenso para mí. Necesito tiempo.
Le dedicó una mirada comprensiva, pero no desistió en su decisión de contarle todo a la chica.
- Atenea, te voy a decir una última cosa.- ella asintió.- Las hadas de la naturaleza necesitan estar en contacto con todo lo natural, es decir, no puedes estar separada de la naturaleza durante mucho tiempo, sino, podrías enfermar, o incluso morir. Y... - pensó en si decirle aquello, o no.- Ellas tienen un poder curativo.
Atenea reflexionó unos momentos sobre la última frase dicha. Sabía lo que significaba, pero se negaba aceptarlo. No podía aceptar tal cosa. Meneó en señal de negación, con lágrimas que amenazaban con salir, agolpadas en sus ojos.
- ¿Eso significa qué...- tragó saliva, sintiendo un nudo en la garganta.- Pueden... Podemos... curar las heridas de las personas, y salvarlas?
Dowling movió su cabeza, asintiendo. Atenea se levantó del asiento que ocupaba, queriendo romper a llorar en ese mismo momento. Le dedicó una mirada furiosa, pero a la vez dolida.
- Tengo un maldito poder curativo, ¿y no pude salvarla? - habló, sintiendo como las palabras le quemaban la garganta.- No pude sanar su cuerpo. No pude decirle que todo estaría bien sin sentirme como una maldita mentirosa. No pude abrazarla y tranquilizarla, avisándole de que tenía una preciosa vida por delante. No pude decirle que sería una gran hada, que cumpliría sus sueños, que encontraría a alguien que la completase. Que la llevaría de viaje por todos los mundos, mágicos o no. ¿Por qué no me lo dijisteis antes? ¿Por qué no me entrenaste? ¡¿Por qué no me diste la oportunidad de salvarla?! !¿Por qué le quitaste la oportunidad de tener un futuro?!
- Yo...
- Todos los sabíais, ¿verdad? Tú, Silva, Harvey...
- Creí que sería lo mejor, pero cuando me di cuenta de que estaba cometiendo un error era demasiado tarde.- por unos momentos, los ojos de la mujer se volvieron cristalinos, con lágrimas en ellos.- No tienes una idea de cuanto lo lamento, Atenea. Quisiera devolver el tiempo atrás, y poder ayudarla. Ada era una niña maravillosa... Pero no puedo regresar al pasado. De verdad, lo siento mucho.
- ¿Qué lo sientes? - soltó una risa amarga.- Te aseguro que no más que yo. Ella era mi hermana, Dowling. Era mi otra mitad, la persona que me completaba. Y no me disteis una oportunidad para salvarla, para intentar sanar sus heridas. No me disteis la opción de poder entregarle un maravilloso futuro. Quizás no la hubiera salvado, o tal vez si, pero eso es algo que nadie sabrá, porque vosotros me arrebatásteis esa opción.
Las lágrimas que había estado conteniendo antes, se derramaron como una cascada. Sentía una presión en el pecho, y por un momento Atenea tuvo la sensación de que algo dentro de ella se volvía a romper otra vez.
- De verdad, te pido perdón. Yo nunca quise que ella muriera. Ninguno lo quería.- tragó grueso, y durante un segundo su voz fue un susurro.- No sabíamos que eso pasaría. De haberlo sabido, nosotros...
- Vosotros, ¿qué?- la interrumpió de manera brusca.- ¿La hubiérais salvado? ¿Me hubieras entrenado mejor? ¿La hubieras entrenado a ella? No me hagas reír.- Soltó otra risa amarga. - Sin ella...una parte de mi está muerta, y ¿sabes qué? - limpió los restos de lágrimas que estaban en su rostro de manera brusca.- Que es la parte bondadosa. Así que, cuando necesites mi ayuda, cuando alguien de esta puta escuela la quiera, te aseguro que no la tendrá. Te aseguro que lo dejaré morir. No curaré vuestros rasguños, no sanaré vuestras heridas. Tendréis el mismo final que tuvo Ada. Un final que no le correspondía a una niña de diez años. El maldito final que mi pequeña hermana tuvo, porque Harvey, Silva, todos los putos profesores de esta mierda de escuela, y tú no me disteis la oportunidad de cambiar.
- Atenea...
- Atenea nada. ¿Por qué vosotros íbais a tener una opción que una pequeña niña no tuvo? No os lo merecéis. Lo que estoy diciendo es la realidad, así que procura que no os pase nada.
Le sonrió de manera sarcástica, y algo sádica, antes de salir de manera abrupta del despacho.
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Back to you
Romance¿Qué pasaría si lo hada más poderosa de Alfea no fuese Bloom? ¿Y sí se descubriese que la llama del dragón no se encuentra dentro de ella, sino de otra persona?