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SAMUEL

Lo que Carla y yo tenemos se ha convertido en algo muy especial para mí, es algo real, algo que va durar mucho pero lo único que  me molesta es que aun no estamos teniendo una relación oficial. No me gusta esconder, tampoco con ella que para mí es lo mejor que me pudo haber pasado.

-Dime – murmura

Estábamos en su casa, desayunando, sus padres no estaban aquí.

-¿Qué? – dije

-Es como si estuvieras hablando pero ni te puedo oír, dime que te tortura tanto.

-¿Cuándo vamos a terminar con esta estupidez de escondernos todo el rato? ¿Acaso no quieres que todos sepan que estás conmigo o qué?

No debería estar dudando de ella o sus sentimientos, hasta ahora me ha demostrado mucho cuanto me quiere, es algo que ninguna chica ha hecho, ni siquiera Marina.

-Ya te explique todo.

-Lo entiendo, pero...

Carla me mira intranquila, decepcionada, es por eso que no termino lo que le estaba diciendo, no puedo mientras me mira así.

-Yo te quiero mucho, me gustaría que todos sepan que estás conmigo y que estas muy feliz.

-No tengo cabeza para esas cosas, lo siento mucho. Yo se que te sientes harto de toda la situación, lo entiendo pero necesito un poco de tiempo y esto no tiene nada que ver contigo.

Asentí con cabeza, estaba diciéndola verdad y por supuesto que jamás dudare de lo que ella siente por mí.

-Si esto no tiene nada que ver con nosotros, entonces debe ser que sigues teniendo problemas con tus padres, ¿cierto?

-Te juro que uno de estos días huiré lejos, muy lejos de aquí y esta casa.

No me gusta oírla hablar así, me duele verla tan triste.

-Podríamos huir juntos, eso sería perfecto.

-¿Dónde?

-¿China?

Ella empieza reírse, le dije lo primero que se me paso por la cabeza.

-Ya veremos, guapo.

Me da un beso en los labios y seguimos comiendo, hace días que estaba recibiendo mensajes de Marina, ahora también se dedica en llamarme pero no le respondí. No tengo por qué responderle, creo que lo nuestro termino y murió el día que me acerque a Carla, haga lo que haga no lograra hacerme cambiar mi opinión.

Tampoco le comente nada de eso a Carla, se que va alterarse, va molestarse y ser aun más triste.

La tengo en frente de mí, mirándola y sabiendo que en la más profundidad de mi corazón soy suyo y para siempre.

CARLA

Samuel me mira de una manera tan especial, a veces no entiendo si es una mirada buena o mala, es difícil de analizarlo. Es por eso que podría pasar todo el día mirándolo y tratando entenderlo, esta es casa de locos y cuando él está a mi lado me siento más segura.

Podría sonar cursi pero sería capaz de abandonar todo esto y irme lejos con el aunque ese lugar sea China o Costa Rica...

-¿Tengo algo en la cara? – pregunta

Es tan tierno y gracioso...

-Te quiero – le dije

El se calma y sonríe.

-Y yo a ti.

Cuando terminamos con el desayuno Samuel me ayuda arreglar la mesa, con el aprendí que me gusta cosas simples, cada día me enseña algo nuevo y algo inesperado.

El lavaba los platos aunque yo le dije que no tiene que hacerlo mientras yo hice el resto del trabajo, su móvil estaba soñando por más de un minuto, cuando me di cuenta de eso lo tome para llevárselo pero al ver ese nombre en la pantalla simplemente quiero morir.

-¿Es mi móvil? – dijo al acercarse

Yo tenía tantas preguntas pero pocas respuestas, supongo.

¿Por qué le está llamando tanto?

¿Por qué él sigue teniendo su número?

¿Por qué no me dijo nada?

¿Cuándo piensas dejarlo en paz de una buena vez?

Aprieto las manos y el espera una explicación, aunque yo debía ser la que exija putas explicaciones.

-¿Qué es esto, Samuel? – pregunte furiosa

El me mira incrédulo, ni entiende de lo que hablo.

-¿Mi móvil, no?

-Sabes muy bien a lo que  me refiero.

El toma el móvil y en cuanto vea varias llamadas perdidas entiende que estoy muy furiosa, a él ni le sorprenden esas llamadas.

-Me está llamando, no sé porque, no sé qué quiere pero yo no respondí las llamadas.

-¿No te interesa porque te llama? ¿No quieres saber nada de ella? ¿No te intriga?

Lo provoco con tantas preguntas  a propósito, quería ver su reacción pero a el no le importaba Marina.

-Si me hubiera importado le hubiera contestado, ¿no crees?

-Esa tipa no va dejarte en paz, mucho menos ahora que volvió andar detrás de ti.

Di vuelta, cruce los brazos, ni sé cómo reaccionar, ni  que decir.

-¿Tu entiendes que a mí me da lo mismo lo que haga o piensa ella?

Siento manos de Samuel sobre mis brazos, acariciándome tiernamente, yo no estaba enojada con el pero si estaba muy furiosa con Marina.

-¿Estas enfadada?

Si.

-No.

-A mi me parece que sí.

-¿Crees que lo nuestro durara?

-No me digas que te pusiste así por estúpidas llamadas de esa...

-Al fin va conseguir lo que tanto desea – murmuro con tristeza

Di vuelta para enfrentarlo, quiero verlo en la cara mientras estamos hablando sobre este tema delicado.

-¿Va conseguir que, Carla? – cuestiona de manera grosera

Subió la voz, es como si estuviera gritando, parecer ser harto de esta situación de Marina.

-Estar contigo.

-Eso no pasara, así que no tienes por qué estar perdiendo tu tiempo en ella.

-¿Qué harías si esta relación se vaya a la mierda?

Samuel se estaba hartando, no entiende mis preguntas, yo tampoco las entiendo...

-Creo que no podría soportarlo, moriría.

-Yo también.

Junte mi frente con la de Samuel, yo también me siento así, podría morir sin él y antes de estar con él ya estaba un poco muerta, más o menos, ahora solamente sería muy trágico metafóricamente.

-No te preocupes mas por ella, ¿vale? – cuestiona al mirarme en los ojos

-Vale.

-¿Vamos a usar este tiempo que nos queda o qué?

Me sorprende cuando se vuelve tan seductor y malo, no fue así antes de mi pero después de mi será un chico diferente sobre todo porque jamás pienso estar sin él, estamos juntos en las buenas y en las malas también.

Me toma por la mano, nos dirigimos hacia mi habitación, el plan fue usar el tiempo bien para estudiar, o sea para compartir una que otra caricia...

Almas perdidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora