Capítulo 12

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Capítulo 12

Después de dar vueltas por todas las tiendas del centro de Lima, Santana tenía hambre. Pero Danni, no parecía darse cuenta de esto, y la hacía gastar en cuanta ropa bonita veía. A la una y treinta, ya desfalleciendo de inanición, Santana le pidió por favor que fueran a comer. Ella aceptó a regañadientes y le dio todas las bolsas de compras a su novia para que las llevara.

Después de varias opciones decidieron almorzar en el restaurante favorito de Santana. Cuando entraron, ya casi nadie estaba en ese lugar almorzando, todos las miraron extrañadas. Danni, tosió fuerte para que todos miraran con quien venía, y una vez logrado su objetivo, se sentó en una mesa, cerca de la gran ventana, para que todo el mundo que pasase por allí la viera en compañía de su millonaria chica. Santana, después de poner todas las bolsas en el suelo, y algo fastidiada por la actitud de su novia, se sentó a su lado. La mesera se acercó sonriente y las saludó. Danni más que hablar gritaba, tratando de que todo el mundo se fijara en ellas.

- Buenos días... o debo decir buenas tardes!!! – dijo la mujer sonriente. Santana bufó.

- ¡Buenas tardes señora!! – dijo a los gritos Danni, Santana la miraba como si ella estuviera desquiciada – verá usted, "mi novia, Santana Lopez" y yo, hemos venido a almorzar! – y sonrió.

- Bueno, no hay necesidad de que grites... – dijo la señora sin perder la sonrisa – soy vieja, pero no sorda. – Los ocupantes de algunas mesas vecinas rieron, Santana se puso roja – Hola Santana!! ¿No vienes con tus amigas rubias y Rachel?

- No. – dijo secamente

- Es una lastima!! La muchacha de ojos azules es tan graciosa! – Santana asintió, y recordó las veces que habían ido a ese lugar en el año, y las risas que le causaban las ocurrencias de Brittany –¿Van a tomar un té?

- ¿Eh? – dijo Santana – ¿No... mire no habrá algo para comer?

- ¡Perdone usted a mi novia! – dijo otra vez la Danni alzando la voz – Pero es que me ha comprado un montón de cosas y tiene algo de apetito

- Ah... - dijo la mujer – bueno puedo traerte algunos tacos de pollo, si mal no recuerdo, son tus preferidos...

- Son los de Brittany... – dijo cabizbaja.

- Pero bien que te gustaba robarlos de su plato – La morena rió y asintió.

- Bien entonces puede traerme varios de esos, unas papas gratinadas y cerveza. – dijo más contenta.

- Santana... -dijo Danni con cara de asco – ¿Vas a comer ese plato tan vulgar? – la mujer la miró enojada – perdone usted... yo quiero langosta. – dijo tranquilamente alisando su cabello.

- ¿Qué? – dijeron Santana y la dueña – ¿Langosta?

- Si! ¿Qué hay de malo? – rió – una mujer como yo, que está acostumbrada a la buena comida... requiere de platos exquisitos... vaya y tráigame una langosta. Y olvídese de esa bebida del pueblo... nada de cerveza, yo quiero beber el mejor champagne!!

- Pero esto no es un restaurante de lujo, niña!! Si quieres comer langosta, las únicas que encontrarás andan por el prado – todos rieron, Danni estaba roja, y Santana quería desaparecer.

- Tráigale lo mismo que a mi por favor... - dijo Santana seria.

La señora se fue y la morena miró a su novia que había sacado un espejito y se miraba el rostro peinándose las cejas y mirando si se le había corrido el labial.

- La verdad es que no veo la hora de que termines la escuela, amor – la morena la miró – así podremos disfrutar de los lujos de Washington...

Para ConquistarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora