Before Aetérnum

Pelea por ella

Capítulo 9

Pov por Demetri

Desde que entro en el coche, todo era una niebla pesada entre nosotros. Estaba sudorosa, sus manos temblaban y la mirada parecía estar bajo algún trance. Su mirada ya no tenia ese brillo espectacular, ahora estaban opacos. Pensé que dejarla en su trabajo seria lo mejor, eso pensé hasta verla tambalearse al llegar a la entrada y desaparecer.

Veruska.

Esa maldita mujer, es un espectro en la vida de cualquiera. Buscar a Rose, secuestrarla y ejercer esa enfermiza influencia sobre ella. Aprete el volante con fuerza hasta que mis nudillos se colocaron blancos. No era difícil descubrir donde encontrarla.

Igual que las ratas en medio de ese basurero donde escoge esconderse. Lima es el lugar perfecto para ella, se mueve entre lo corrupto y lo oscuro. Fui a la parte Norte, lejos de la ciudad, donde mis neumáticos solo levantaban polvo al pasar, estaba una vieja casa cuidada por dos hombres.

Abrieron unas puertas pesadas donde estacioné mi coche junto a su Porsche y fui por ella. Baje esas escaleras oscuras, empujando las pesadas puertas para estar de nuevo en ese lugar carente de reglas y el honor, inexistente. La mirada del portero se endureció con mi llegada, sin embargo, se hizo a un lado.

El aire en ese lugar es escaso. Sudor, sangre y humo; gritos y golpes al fondo haciendo eco. Veruska estaba allí, dentro de unas de esas jaulas que tanto disfrutaba, golpeando un saco de boxeo. Me vio, pero no se inmutó. Sus puños golpeaban con precisión, cada impacto resonando como un latido sordo.

—¿Qué haces aquí? —Continúo golpeando el saco sin mirarme, un par de cabellos estaban pegados en su frente por el calor.

—Abre la maldita jaula —Le ordene al hombre que cuidaba la puerta.

Veruska detuvo sus golpeas al saco y me miro.

—¿Vienes a pelear? —Se burlo—. Abre la puerta y apuntale a la cabeza, veamos si es tan valiente.

Siguió sus órdenes, como cualquiera lo haría en este lugar. Busco detrás de su cinturón el arma y me apunto. Entre a la jaula quedando con ella encerrada.

—¿Qué le hiciste a Rose?

—Tu niñita ya fue llorando a contarte que le hice. —Cada paso que daba, Veruska se alejaba.

—Está bajo los efecto de alguna porquería que le diste. ¿Qué le hiciste?

Sonrío.

—No finjas, esa niñita puede ser una drogadicta como lo eres tú. Vive en un barrio de mala muerte, con esa ropa barata, no te interesa. Tranquilo, no la matara. Es sólo una mezcla... para suavizar los bordes, ya sabes.

Desabotone mi camisa en ese momento, ella se deshizo de sus guantes de boxeo dejándome sus manos protegidas por las vendas negras. Su mirada se llenó de un excitante brillo que hizo agua su boca relamiendo sus labios. Termine de cubrir mis manos por las vendas que gel y quede en pantaloncillos con ella.

—¿Vas a pelear por la niñita, Demetri? —Se coloco en posición—. Vamos, si gano, me la quedare. Siempre podrás verla pelear dentro de una jaula.

Fui hacia Veruska lanzando el primer golpe que esquivo y respondió con uno en mi costilla haciéndome doblar.

—Necesitaras más que eso.

Ocultaba algo en sus manos vendadas, algo que le daba ventaja en cada golpe.

—¡Maldita italiana, tramposa!