12/05/15

Encuentro

Me quedo sin aire. Y ella sigue su camino a la cocina. La criada me echa cual perro a la calle.
Quería saber que le pasaba. Abrazarla y besar su pelo.
Pero no me dejarían entrar, y si me asomara por su ventana, seguro llaman a la policía.

...
Me encuentro leyendo nuevamente el diario de Lucy. A estas alturas era la única forma de acercarme a ella.
A medida que voy leyendo cada vez más, me siento abrumado. Puedo sentir como Lucy llora sola en su habitación, preguntándose por que Dios la trajo al mundo sin ser deseada.
Cierro el diario y respiro hondo.

Me dirijo a la cocina por un vaso de agua. Mi padre me observa con pesar.
-Dile a tu amiga que lo siento.
-¿Eh?- digo terminando mi vaso -¿Cuál amiga?
-La de la otra vez. Con la que cogiste.
Frunzo el ceño -No cojo todo el tiempo, papá.
-En fin. Mándale mis pesares.
-¿Pesares por qué?- digo confundido.
-No te dijo. Pues mira más las noticias hijo. Su padre murió.
Abro los ojos como platos.
-¿C-como murió?
-En un accidente de coche. En año nuevo, fue trágico. En las noticias salió todo.
-Oh...
-Será mejor que la consueles.
-Lo se.

Ahora todo tomaba forma. Su padre había muerto y ella estaba sola y triste. Tal vez no fuera muy apegada a su padre, pero él sólo título de que fuera su padre y estuviera toda su vida con ella, significa algo para ella.

Este descubrimiento era sin embargo, algo inútil. Estábamos en vacaciones así que no podía buscarla en el instituto y tampoco podía ir a su casa. La criada me echaría en el acto.

Recibo un mensaje de texto de Bárbara. Lo miro para distraerme y me encuentro con quince llamadas perdidas de ella.
"Llámame, es importante"

Le devuelvo la llamada.
-¿Joshua? ¡Deberías estar más pendiente de tu móvil, coño!
-No tengo tiempo para que me estés regañando por no coger el móvil. ¿Qué paso?- digo exasperado. Ella toma una bocanada de aire.
-¿Podemos vernos?
-Dime que paso y ya.
-Yo... Necesito decírtelo en persona- dice nerviosa.
-Deja el misterio y dime.
-Agh, yo...- se detiene para tomar aire -Creo que estoy embarazada.

Oh no. No puede ser. Esto no me puede estar pasando a mi. Palidezco y se me va el aire.
-¿Joshua? ¿Sigues hay?- pregunta tímidamente.
-Si. Acá estoy.
-Pues dime algo ¿no?
-¿Estas segura de que lo estas?
-Me hice dos pruebas, creo que eso lo dice todo.
-Eh... ¿Estas segura de que es mío?
-¿¡Por quien me estas tomando!? ¡No soy una prostituta!- grita. Separo un ocio el móvil de mi oreja para no quedar sordo.
-Sólo es una pregunta.
-Agh. Pues si, fuiste el último con quien estuve.
-Eh... Te llamo después.

...
Pero obviamente no la llamo después. No puedo dormir. ¿Yo... Padre? Ni siquiera he acabado mis estudios.
Ni siquiera de si amo a Bárbara.
Ni me se cuidar yo sólo como para estar cuidando a un bebé.
-Oh Dios...- susurro pasando mis manos por mi pelo.
Sólo necesitaba un poco de paz. Un poco de tranquilidad.
No pensar en todos esos problemas que llevaba sobre mis hombros. Como mi trauma, Lucy y ahora "mi hijo".

Salgo de la casa en medio de la noche. A caminar y a pensar. ¿Por qué no podía ser un chico normal. Con dos padres y su mayor preocupación sería su estudio?
No, tenía que ser el traumado, obsesionado con una chica inestable y tal vez con otra embarazada.
Ugh.

Veo a alguien sentado en frente de la casa de Lucy. Parece estar llorando. Me acerco sutilmente por puro chisme y me encuentro con que es la mismísima Lucy.
Esta encorvada hacia sus piernas, sollozando en medio del frío de la calle.
-¿Y ahora que harás?- digo. Ella se vuelve de golpe hacia mi. Con los ojos muy abiertos y llenos de lágrimas.
-N-no se... Todo es tan injusto.
Ladeo la cabeza.
-¿Acaso estas sintiendo autocompasión?
-No tengo tiempo para que me sermonees- dice levantándose para volver adentro. Pero la detengo poniéndome en frente de ella.
-Lo querías aunque te insultara inconscientemente ¿no?
Ella voltea el rostro para no mirarme.
-No quiero hablar de eso Joshua...
-Tienes que hacerlo. Dimelo.
-Yo...
-Dilo.
-¡Coño, la puta que te pario! ¡Tal vez no fuera el padre perfecto, pero por lo menos sabía que le importaba! ¡Tal vez me insultaba, pero me reconocía como su hija!- me grita.
-Gracias.
-Lamento insultarte al principio de eso.
-Esta bien.
Me mira directo a los ojos.
-¿Y ahora que, Joshua...?
-Ahora tienes que ser la Lucy fuerte que sobrevivió al suicidio. La que siempre responde enojada y no deja que la pisoteen. La Lucy de la que me enamore- digo sonriendo. Ella abre los ojos como platos y entreabre la boca.
No espero que responda algo. Y la beso. Beso esos dulces labios desesperadamente.

En ese momento ya no importaba lo que hubiera pasado antes con cualquiera de los dos.
Todos los problemas se esfumaron y caí en cuenta que todo este tiempo estuve desesperado por besarla.

Ella esta rígida, y sus labios están igual que ella. La abrazo por la cadera y saboreo sus labios tiernos y suaves.
Al cabo de unos segundos, me corresponde.
Me rodea el cuello con las manos y hace que me incline más hacia ella. Haciendo que cualquier espacio entre nosotros desaparezca.

Nuestros labios juegan entre ellos y yo me permito disfrutar cada emoción que crece en mi. Disfruto sentir como poco a poco ella juega con mi cabello con sus dedos. Disfruto tocar su piel suave y fría. Disfruto sentir como nos perdemos el uno en el otro.