IV

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05 de Noviembre del 2022, Stratford, Inglaterra.


-¿Ya casi llegamos? -el albino rodó los ojos fastidiado por las constantes preguntas de su compañero. -¿Ya?

-Ya...

-¿De verdad hemos llegado?

-Ya me hartaste con tus preguntas. Cierra la boca. - el pelinegro frunció el entrecejo.

-¿Elsa y tú pelearon?

-¿Por qué preguntas?

-Estás muy irritable el día de hoy, normalmente eso pasa cuando peleas o de plano algo va mal.

Jack dudó en decir o no pero al fin y al cabo, era su amigo y lo conocía desde hace años. -Nos hemos dado un tiempo separados.

-¿Van a divorciarse?

-No he dicho eso. - lo miró mal. -Elsa tiene la loca idea de que es su culpa que mis hermanas estén muertas y dice que quiere perdonarse primero antes de seguir juntos mientras se lamenta.

-Mierda, Frost. ¿No han pensado ir a terapia? para que esto no se sienta como una carga...

-Fue hace dos años, Tadashi. Se suponía que lo dejó en el pasado y no sé qué ocurrió...

-Lo que pasa es que esto nos afecta a todos, están abriendo heridas del pasado y eso es horrible. - se quedaron en silencio al mirar el gran letrero frente a ellos: "Orfanato Northuldra". -Aleluya, hemos llegado a nuestro destino. - el auto se detuvo frente a un edificio de tres pisos color azul, observaron a un grupo de niños correr por el patio del lugar mientras una joven de cabello castaño sonreía mientras parecía que les daba ciertas instrucciones. Ambos bajaron del auto y se acercaron al edificio, la mujer se percató de su presencia y se giró para saludarlos.

-¡Bienvenidos! - les sonrió - Me llamo Vanessa y soy voluntaria en el orfanato... ¿vienen a adoptar a un niño?

-En realidad, estamos aquí para hablar con Yelena Northuldra, tenemos entendido que ella es la encargada de este orfanato ¿no es así? - la castaña asintió y se dio media vuelta empezando a caminar.

-Los llevaré con ella, ha estado algo ocupada con los papeleos de los niños pero de seguro le alegrará saber que por fin han venido a adoptar una pareja de hombres, aquí no somos cerrados a esas ideas. - Jack miró con cierta molestia a Tadashi, quien sólo aguantaba las ganas de reír por estar en esa situación incómoda.

-Nosotros no...

-Nosotros no podemos decidir si queremos una niña o un niño, pueden ser ambos ¿no lo crees, cariñito? - el pelinegro sonrió con burla al peliblanco mientras pasaba un brazo por sus hombros.

-¿Qué mierda crees que haces?- preguntó en voz baja Jack, haciendo que su compañero riera.

-Disculpa a mi Jackie, a veces le cuesta admitir lo que es realmente - le dio unas palmadas en su abdomen y sonrió. -Y como habrás notado, es muy gruñón en público pero en casa se le quita. - el albino lo miró mal y a la vez, con las mejillas rojas. La castaña rio.

-En realidad es algo lindo, no se preocupen, lidiamos con parejas así todos los días. - la castaña se detuvo frente a una puerta de donde salía un hombre de piel morena y cabello negro pintado con algunas canas, se le veía molesto. La castaña suspiró al ver a una mujer de cabellos blancos acercarse a los chicos y a ella.

-Lamento la interrupción, Yelena. Tienes unas visitas, una adorable pareja que desea adoptar a unos niños.- sonrió.

-Gracias, Vanessa. Puedes volver con los niños.- la chica sonrió y se marchó, dejando a ambos hombres solos con aquella mujer que los miraba seriamente, les indicó que pasaran a la pequeña oficina donde los tres tomaron asiento. Yelena frente a ellos.

La pesadilla de Elsa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora