Dos años han pasado desde que se puso fin a la pesadilla de los Arendelle y Frost. Su vida ya era mejor y tranquila, sin problemas... o eso creían...
La muerte de Hans trajo consigo una serie de amenazas para Elsa y Jack, aún hay más misterios por r...
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09 de Noviembre del 2022, Nueva York, Estados Unidos.
Los edificios altos sin duda le asombraban, casi todo lo que les rodeaba era una gran ciudad con edificios de gente rica. Sin duda era un lindo lugar para los negocios y tal vez, vacaciones con su familia en un futuro que esperaba no tan lejano.
-¿Qué tan lejos queda la compañía Black? - cuestionó el peli blanco a sus amigos. Llevaban algo de rato caminando entre el mar de gente, cabe decir que eran más que los que podían encontrar en Londres, y los edificios que se levantaban ante ellos en esa gran ciudad... empezaba a marearse y a creer que sólo caminaban en círculos al ver los lugares muy parecidos con cada vuelta que daban.
-Es aquí - sonrió Hiccup y ante ellos había un pequeño edificio, de unos tres pisos que se levantaba frente a sus ojos pero a la vez se veía bien. -Buen día. - su amigo saludó al portero y los tres atravesaron las puertas directo al interior del lugar. Los empleados corrían de un lugar a otro, todos apresurados en dejar papeles o hablando entre ellos o atendiendo llamadas... sin duda, en la opinión de Jack, los neoyorkinos se alocaban en su trabajo o Gothel se había vuelto loca luego de la muerte de su hermano. Se encaminaron a una chica de cabello negro que tecleaba un par de cosas de forma rápida en el teclado de su computadora, con un auricular en el oído derecho mientras del otro lado sostenía con su rostro y hombro izquierdo el teléfono. Esperaron a que terminara de hablar con sepa Dios quién y cuando la vieron colgar, sonrieron dispuestos a llamar su atención.
-Hola, estamos buscando a Gothel Black. Tenemos una reunión con ella y...
-La señorita Black está ocupada, los atenderá en una hora. - respondió la chica sin despegar los ojos del ordenador, lo que ocasionó que Tadashi frunciera el ceño ¿los neoyorquinos eran groseros que no miraban a alguien al hablar?
-¿Una hora? La cita la programé hace dos días ¿qué es tan importante que no puede atendernos a la hora que ella misma me indicó?
-La señorita Black recibió una llamada importante hace unos minutos y me pidió que nadie la molestara hasta que terminara y que reprogramara las citas hasta dentro de una hora, lo lamento. - la chica presionó la última tecla antes de mirarlos con ojos curiosos. -Ustedes se me hacen familiares...
-Policía de Londres, necesitamos hablar con tu jefa urgentemente. - dijo el albino intentando no perder la paciencia mientras le mostraba a la secretaria una placa. La chica miró el teléfono y luego a ellos antes de marcar ciertos números y esperar a que del otro lado de la línea contestaran. Luego de tres timbres, atendieron.
-Señorita Black, disculpe la interrupción y sé lo que dijo de no molestarla pero... la policía de Londres dice que es urgente y precisan verla... - se quedó un buen rato callada y jugueteando con un lapicero - De acuerdo, ya los envío. - colgó la llamada y les sonrió un poco. -Los atenderá ahora mismo. ¡Smith! - llamó a un chico rubio que revisaba unos papeles y que la miró de rápido. -Llevalos a la oficina de la señorita Black, por favor. -el chico asintió y comenzó a caminar. -John Smith va a llevarlos a donde será su reunión, debo decirles que la señorita Black se escucha molesta con la interrupción y puede comportarse un tanto grosera.
