Capítulo 5: Dragones

24 3 0
                                    

-¿Y te duele mucho Draco? -pregunta una chica de Slytherin.

-No mucho, la verdad. Pero he tenido suerte; según Pomfrey, un minuto más y me hubieran tenido que amputar un brazo. -exagera Draco.

-¿Estáis escuchando a ese idiota? ¡Se las está dando de héroe delante de sus amigos! -dice Ron, bastante molesto.

-Al menos no han despedido a Hagrid. -responde Harry.

-Pero se rumorea que el padre de Draco está furioso, así que no creo que esto se acabe aquí. -contesta Hermione.

-¡Le han visto! ¡Le han visto! -grita Seamus, un chico de Gryffindor que va con un periódico en la mano.

-¿A quién? -pregunta Ron.

-¡A Siruis Black!

Arabella, que estaba pendiente de la conversación de la mesa Slytherin, se levanta bruscamente y se dirige hacia la mesa Gryffindor.

-¿A dónde vas? -le pregunta Pansy.

-A la mesa Gryffindor. Han visto a Sirius Black.

A Pansy no parece importarle mucho la noticia, porque continúa escuchando ensimismada cómo Draco se "enfrentó" al hipogrifo, aunque ella estuvo allí. Cuando llega a la mesa, hay un corrillo alrededor de los folios, y su hermana es quien los sujeta. Se acerca a ella y lee.

-¿Dufftown? Eso no está lejos de aquí.

-¿No se le ocurrirá venir a Hogwarts? -pregunta Neville Longbottom.

-No creo, hay dementores en todas las entradas. -contesta Ron.

-Dementores... si ya los ha burlado una vez, ¿qué le impide hacerlo de nuevo? -dice Seamus.

-Tiene razón, Sirius podría estar aquí, y sería como atrapar el humo.

-Tampoco exageres. -interviene Arabella. -Además, no se le ha perdido nada en este colegio.

-Creo que deberíamos andar con cuidado por si le diera por aparecer. -dice Harry.

-No sé, yo por el momento me iré a la cama. Ha sido un día agotador.

-Normal, como no estás acostumbrada a hacer de enfermera, se te habrá hecho muy pesada tu labor de hoy. -dice Hermione, picándola.

-Cállate Granger. -responde Arabella, también riéndose, y dándole un golpe cariñoso en el hombro. -Buenas noches chicos, que descanséis. -termina diciendo a los presentes.

-Buenas noches. -le responden todos casi al unísono.

Cuando termina de despedirse de los Gryffindor, va a darles las buenas noches a sus amigos Slytherin. Pansy le dice que la espere, que la va a acompañar a su habitación. Dos minutos más tarde, ésta ya ha terminado de cenar, y las dos caminan juntas a la sala común de Slytherin.

-¿Cómo está Draco? -pregunta Arabella.

-Bien, está alardeando, como siempre. Dice que casi pierde el brazo.

-Exagerado. -dice Arabella, y se produce una pausa de varios segundos.

-Arabella, ¿te puedo preguntar algo? -dice por fin Pansy.

-Por supuesto.

-¿Por... por qué has estado toda la tarde cuidando de Draco?

-No he estado cuidando de Draco, sólo he esperado a que estuviese bien para poder marcharme tranquila.

-Ya, ya lo sé, pero digo que por qué le has ayudado después de lo que te ha estado haciendo.

-No... no lo sé, Pansy. Sé que necesitaba ayuda, y sé que yo podía dársela. No esperaba recibir nada a cambio, sólo la satisfacción de haber podido ayudar a alguien como no me ayudaron a... bueno, eso, que le vi en apuros y me nació ayudarle, nada más. En ese momento no tuve en cuenta nada; ni cómo me había tratado, ni la discusión en la sala común, ni...

La magia de los secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora