Capítulo 8: Claveles

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Abre los ojos y está en la enfermería. No sabe cuánto tiempo lleva allí, pero le da la sensación de que ha pasado mucho tiempo. Todavía le duele el estómago, pero no tanto como antes. ¿Es posible que el karma exista? Nunca ha creído en esas cosas, pero lo que le acaba de pasar podría cambiar su opinión. Cuando se fue con la señora Pomfrey, empezó a vomitar sin parar, y la enfermera tuvo que ponerle una inyección para dormirla y que dejara de vomitar.

-¿Ya te has despertado? -pregunta la señora Pomfrey.

-Sí, eso parece. -dice Arabella, que está un poco aturdida.

-Me alegro, has llegado muy mal a la enfermería. No sé que habrás comido, pero no te ha sentado para nada bien. 

-No he comido nada que no estuviera hoy en el gran comedor. 

-Entonces no sé qué te puede haber pasado. Pero bueno, ahora mismo lo que tienes que hacer es reposo, y descansar, pasarás la noche aquí.

-Genial. -dice irónicamente Arabella.-  Toda la semana esperando que llegue el viernes y lo voy a pasar en la enfermería.

-Hay cosas peores en la vida, querida. Por cierto, hay dos muchachos en la puerta que quieren verte, ¿les dejo pasar?

-Sí, gracias señora Pomfrey.

La enfermera se dirige a la puerta, y le dice unas palabras a sus visitantes. Cuando sale de la enfermería, entran los gemelos Weasley, con algunos dulces y chocolates.

-¿Cómo está nuestra bromista preferida? -pregunta Fred, sonriendo.

-Un poco descompuesta, pero bien. -responde Arabella.

-No tienes muy buen aspecto. -dice George.

Arabella ha perdido el tono rosado que suelen tener sus mejillas, y ahora está mucho más pálida de lo que ya es. Tiene los ojos hinchados de dormir, y los labios muy secos.

-Lo sé, la enfermera me ha contado que ha tenido que ponerme una inyección para que me durmiera y dejara de vomitar. -aclara.

-Lo sentimos mucho, Arabella. -dice George mirando a su hermano.

-Chicos, vosotros no habéis tenido la culpa. El karma me ha castigado por fingir el dolor, o debe ser que he comido algo en mal estado... -dice Arabella, pero se detiene al ver que los hermanos se miran con cierta culpabilidad.- ¿Pasa algo chicos?

-Para empezar, lo sentimos muchísimo Arabella, no era nuestra intención. -dice Fred.

-¿De... de qué estáis hablando chicos?

-Verás, cuando entraste en el despacho de Snape, nos dimos cuenta de que si te llevaban a la enfermería y no tenías nada, podrían descubrirnos, o darte medicina que no te sentaría bien. -comienza explicando George, que mira a su hermano.- Entonces, se nos ocurrió... que si te dábamos una pastilla vomitiva, quizás...

-Espera, ¿Pastilla vomitiva?

-Sí, Arabella, fuimos y buscamos pastillas vomitivas de nuestra propia invención, que te daríamos en agua.

-Un momento, ¿el agua que me bebí...?

-Sí, te metimos pastillas para vomitar en el agua. Pero el estúpido de Fred se puso nervioso y echó más de las necesarias.

-No era mi intención, se me escurrieron más de la cuenta, y...

-¿Cuántas de más se te escurrieron? -pregunta enfadada Arabella.

-Unas... cuatro de más.

-¡Dios mío Fred! ¿Por qué me dejaste beberme la botella entera? ¡Me podría haber pasado algo muy grave!

La magia de los secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora