Capítulo 4: La casa de Oliver

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Llegamos a la casa de Oliver, no tiene nada de especial, es una simple casa de dos plantas con un amplio jardín delantero, igual a las casas de este vecindario, una clásica casa de los suburbios. Lo que podría diferenciarla al resto de las casas son las muchas rosas y claveles que hay, alguien debe de ser aficionado a la jardinería.

—Bonitas flores. —le comento señalándolas

—Si, son de mi hermano. La jardinería es su pasatiempo. —me responde —Yo no puedo mantener vivo ni un cactus.

—Bueno tendré que halagarlo por sus flores luego. —le digo antes de entrar

Oliver me invita a pasar y toma mi chaqueta, muy caballeroso.

—Shh no hay que hacer mucho ruido. —mi dice mientras subimos las escaleras —Mi hermano está durmiendo.

Entramos a su cuarto y es casi tan grande como el de Zack, tiene una gran cama King en el centro lleno de almohadas de todos los tamaños y con sus dos mesitas de noche a cada lado, un amplio escritorio junto a la ventana en el lado derecho, un closet en el lado izquierdo, una cómoda al lado de un amplio espejo, un librero lleno de comics y unos cojines puff.

Nos sentamos en el escritorio y el comienza a sacar sus apuntes, así que yo hago lo mismo, aunque yo no apunte nada.

—Disculpa lo de mi hermano, lo que pasa es que ayer trabajó hasta la madrugada. —se disculpa Oliver

—Oh, no hay problema ¿En que trabaja tu hermano? —le pregunto

—Es doctor, residente. —me explica y señala una foto en su mesa de noche donde se ve a él junto a su hermano. Ahora entiendo porque sus ojos se me hacían conocidos, es porque ya los había visto antes.

—¡Tu hermano es el doctor guapo! —exclamo sorprendido y corro a tomar la foto

—No sabía que tenía esa fama. —se ríe un poco —¿Lo conoces?

—Claro que conozco al doctor Luke y sus hermosos ojos. —digo poniendo mi dedo sobre el rostro de su hermano en especial en esos profundos ojos grises

—Me voy a poner celoso. —bromea Oliver haciendo un puchero

—No es mi culpa que tú hermano sea más guapo. —me encojo de hombros —Aunque tu no estas nada mal.

—A esto le llamas nada mal. —dice quitándose su camisa y mostrando un perfecto abdomen marcado, con unos muy sexys oblicuos.

—He visto mejores. —miento, el suyo es el mejor que he visto

Afortunadamente se puso una camiseta antes que empezara a babear y se sienta de nuevo.

Abre su computadora mientras yo leo los parámetros del informe. Él empieza a escribir los resultados de la practica mientras yo finjo que ayudo.

Luego de que ya llevamos la mitad del trabajo hecho decidimos tomar un descanso y bajar a buscar algo de comer. Su cocina es muy amplia y moderna, tiene varios electrodomésticos y aparatos que no se para que sirven. Además, tiene fruta fresca, algo que no hay en la mía, lo más fresco que encuentras en mi cocina es una lata de comida que venció hace tres semanas.

—Mi mamá dejo chuletas. —dice después de revisar el refrigerador. —Pero si quieres puedo cocinarte algo más.

—¿Cocinas? —pregunto sorprendido

—Si. —responde

—Wow eres un six pack lleno de sorpresas... digo una caja, eres una caja llena de sorpresas. —ambos nos reímos por mi error.

Enamorado de la magia(2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora