9; NUEVE

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La mañana siguiente se despertó por un suave tacto en su mejilla, al abrir los ojos y mirar a un lado de su cama se encontro a Koganegawa

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La mañana siguiente se despertó por un suave tacto en su mejilla, al abrir los ojos y mirar a un lado de su cama se encontro a Koganegawa. Con uno de sus dedos le daba suaves caricias en la mejilla. También vio a Aone, quien estaba llenando un vaso con agua que traía en una jarra.

— ¡Buenos días! — exclamó en un tono parecido al de un susurro — que bueno que despertaste, el desayuno estará listo pronto.

La voz suave de Koganegawa se sintió como una caricia gentil para ella. Se estiró en la cama y se levantó siendo ayudaba por el albino.

— Buenos días — le dijo suavemente — prepárate antes de bajar a desayunar, lamento que no tuvieras agua anoche, olvide volver a llenar tu vaso.

Se disculpó con jna reverencia y le saco una pequeña sonrisa a la de pelo negro. Koganegawa los dejo solos al salir y cerrar la puerta tras su espalda.

— Bien, bajaré, no me tardo mucho en arreglarme — Aone la dejo sola pero se quedo unos segundos afuera del cuarto frente a la puerta, deseaba quedarse con ella, pero era algo que sencillamente no podía hacer.

Soltó un suspiro tratando de calmarse y regreso a donde estaban sus compañeros esperando alguna noticia de su invitada.

Kenji, su líder lo miro con atención notando lo tenso que se encontraba. Lo tomo por los hombros y le sonrió.

— Aone, no entiendo porque te contienes tanto, Emiko-san no estará aquí para siempre y lo sabes — la palmeó la espalda y lo dejo sólo en la sala común.

Aquello lo dejo pensando, pues en un principio creyó que el castaño deseaba a Emiko solo para el. Era algo que había hablado en alguna ocasión con Koganegawa, quien opino igual que el.

Y, aquellas palabras de Kenji, fueron para el casi como una luz verde para intentarlo.

El desayuno fue tranquilo, algunas conversaciones un tanto subidas de tono fue lo que pudo oir, pero sentía y notaba como Aone mantenía su mirada sobre ella todo el tiempo

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El desayuno fue tranquilo, algunas conversaciones un tanto subidas de tono fue lo que pudo oir, pero sentía y notaba como Aone mantenía su mirada sobre ella todo el tiempo.

¿Acaso tenía algo malo en el rostro? ¿O tal vez su ropa no estaba bien acomodada? Se miro a si misma por un momento y luego miro al albino, cuando hicieron contacto este se giró sonrojado y se retiró dejando su plato a medio probar.

Los demas se quedaron en silenció y la miraron por un momento.

— estará bien, volverá en un rato así que no te preocupes. — Emiko miro por un momento a Kenji, y casi como si hubiese pedido alguna confirmación de ir a buscarlo, el castaño movió su cabeza en la dirección a la que el albino se había ido.

Ella se levantó de la mesa después de limpiar sus labios con una servilleta y a un paso apresurado camino por los pasillos de la casa.

Aunque no sabía a donde había ido se dejó guiar por su instinto, cuando escuchó un suave golpe dentro de uno de los cuartos se quedo quieta.

— Aone-kun... ¿Estás aquí? — toco suavemente la puerta un par de veces. Todo estuvo en silenció por un momento.

Luego pudo escuchar ciertos sonidos singulares, eran jadeos, venían de una voz bastante grave.

Al escuchar aquello fue casi como si fuera guiada por un deseo mas grande que ella, su cuerpo empezo a sentirse más cálido. Con cautela abrió la puerta y se asomó por esta, sus ojos se abrieron con sorpresa al ver la escena frente a ella.

Aone tenía una de sus manos acariciando su miembro, mientras mantenía sus ojos cerrados y cubría su boca con su mano libre.

Cuando iba a cerrar la puerta para irse sintió un par de manos posarse en su cintura. Asustada por aquel repentino tacto término cayendo al suelo dentro de la habitación.

Cuando miro hacía atrás para ver quien la había asustado se encontró con el rubio cabello de Koganegawa. Tenía una expresión nerviosa y preocupada.

— Lo siento, lo siento mucho, Emiko-san no quise asustarte — luego miro a Aone, con el rostro enrojecido.

Fue casi como si el ambiente cambiara por completo a uno mas tenso, Emiko no había dicho ni una sola palabra.

— perdóname, no quería espiarte... — con vergüenza se dirigió a la puerta, antes de abrirla, vió frente a ella a Kenji, quien la hizo regresar al cuarto y una vez mas se veía a si misma en la misma situación que vivió en Shiratorizawa. Aone se acomodó la ropa y se levanto de la cama.

— ¿Porque tardan tanto? Los tres dejaron su comida a medias — dijo con una sonrisa sarcástica y apoyo su espalda contra la puerta, cruzándose de brazos.

Los tres se miraron por un momento, antes de que Kenji soltara un suspiro frustrado.

— Odio cuando son tan tímidos, ustedes dos no tienen remedio, pero no se porque esperaba que tu tomaras la iniciativa — con su índice empujo suavemente a la de cabello oscuro quien termino echandose hacía atrás y chocando contra Aone quien la sostuvo suavemente — ¿Que esperan?

— C-como que que esperamos... — confundida miro a Koganegawa y luego a Aone.

— Oh Dios, ¿de verdad tendré que decirles cada cosa?

— Oh Dios, ¿de verdad tendré que decirles cada cosa?

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¡Welcome to Wonderland! ❝ Haikyuu × Oc ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora