〽 "Bienvenida al País de Las Maravillas, aquí todos somos muy obscenos, ¿Como le va Señorita?"
"Sin saber cual era la razón Chie Emiko despertó en un extraño lugar, bajó la atenta y lujuriosa mirada de seis hombres que se encargarán de guiarla a tra...
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¡Bienvenida a Nekoma!
Estando recostada en aquella cama se pregunto a si misma si era posible sentirse tan confundida y cansada. Se sentía mal en ese momento, desde que llego a ese lugar habia encontrado una faceta suya que no conocía ni en lo mas mínimo.
Y aquello era lo que la hacia sentir mal, ¿Anhelar placer debia ser algo malo? ¿Debia ser algo por lo cual debia sentirse culpable o avergonzada?
Una mano mas grande que la suya acarició con suavidad el dorso de la suya, aquella era la mano de Wakatoshi, quien estaba recostado a su lado, brindandole un abrazo que en ese momento se sentia reconfortanto ante cualquier otra cosa.
— ¿Estas despierta? — susurro acomodando su cuerpo para quedar de lado abrazándola.
— Si... — respondió perdida en sus pensamientos y en la situación. El de cabello oliva le dio caricias suaves en el cabello tratando de disculparse por su rudeza la noche anterior.
— Lamento mucho si hicimos algo que no quisiste — Allí estaba el problema, no dejaba de sentirse culpable, pues realmente habia disfrutado cada cosa y no se arrepentia ni de una sola de ellas. ¿Acaso eso estaba mal? — ¿Te sientes bien?
— N-no... No del todo, me siento extraña — apretó la sabana entre sus manos y en ese momento pensó en sus otros dos compaleros de la noche anterior — ¿D-Donde estan Tendou y Semi?
— Les pedí que se retiraran esta mañana... Pero querían quedarse aquí si eso querias saber — giro con cuidado el cuerpo de Emiko para poder ver su rostro.
— Yo también debo irme ¿Verdad? Debo ir a otro lugar... — Susurro sabiendo que pronto tendría que visitar otra casa y quedarse en ese lugar.
— Tendras que ir a Nekoma... Pero quiero quedarme mas tiempo así contigo... — La tomo de la mano dedicandole una sonrisa y la apego a su pecho desnudo.
— Quiero regresar a casa... Siento que si no regreso... Va a sucederme algo malo... — en ese momento lo abrazo buscando algun tipo de alivio y tranquilidad.
— Lo siento... No puedo ayudarte en eso... Debo seguir las reglas — susurro con una voz suave — debemos prepararnos para partir.
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