30: De nuevo no.

4.3K 259 51
                                    

Un mes después...

Erika y yo nos encontramos tiradas en mi sofá, hablando y riéndonos de tonterías.

-¿Donde está Daniel?-Le pregunto.

-Se ha quedado con mis padres. Hay que compartirlo un poco con ellos.-Suelta una risa.-¿Y tú qué? ¿Como lo llevas?

-Pues digamos que no puedo comer pepinillos, ni atún, ni tomates, porque me hacen vomitar. Pero no puedo parar de comer chocolate. ¡Ah! Y hoy tengo cita con el médico.

-¿Quieres que te acompañe?

-¡Obviamente!-Digo poniendo tono inglés.

Estallamos en carcajadas. Justo en ese momento, la puerta se abre y aparece Adrien cargado de bolsas de la compra.

-Veo que lo estais pasando bien, chicas. Cielo, te he traído más chocolate, y he ido a por la ensalada que me pediste, y me he encargado personalmente de que no tuviese tomate. También te he comprado tu película favorita, El diario de Noah, y un pijama más holgado, que se nota que por la noche pasas calor. Voy a colocar las cosas en la cocina, luego vuelvo.

-Gracias cariño.-Le digo cuando sale.

-Que amor.-Dice Erika.-Sois adorables.

Le sonrío.

-Ya estoy. Deberíamos ir yendo al médico, se nos va a hacer tarde.

-Aún queda media hora, y está aquí al lado.-Pongo los ojos en blanco.

-Lo sé, pero mejor pronto que tarde, no vaya a ser que perdamos la consulta. Toma tu abrigo.

Me lo tiende y me lo pongo. Erika se levanta y Adrien le pasa el suyo.

-Graciasss.

***

-Parece que todo está en orden. Ya se te empieza a marcar un poquitito la barriga, Sarah.-Me dice el doctor.

-Estupendo.-Digo sonriente.

-Si te encuentras mal o tienes alguna duda, llámame.

Le sonrío y salimos de la consulta.

-¿Quién quiere comer hamburguesa?-Pregunta Adrien.

-Me encantaría, pero voy a recoger a Daniel. Os veo mañana, chicos.-Erika nos lanza un beso y se monta en su coche.

-Pues tu y yo, entonces.-Le digo.

Caminamos uno al lado del otro, hablando y dándonos pequeños empujones.

De repente, escucho que gritan mi nombre. Me giro bruscamente y veo que un coche viene hacia nosotros. ¡Es de Liam!

Se para y abre la puerta. Dentro, veo que están Liam, Nate, Peter y Katie.

-Subid. ¡Rápido!-Dice Liam.

Nos montamos en los asientos del medio (son siete plazas) y cerramos la puerta.

-¿Que ocurre? ¿Que haceis aquí?-Pregunto.

-Hay un problema.-Dice Liam.-Un preso se ha fugado de la cárcel.

-¿Quién?-Pregunta Adrien.

-Tu padre.

Ahogo un grito.

-Ha huído en un coche al que no le reconocieron la matrícula. Pero venía hacia aquí.-Añade Nate.

-¿Y que hacíais aquí vosotros?-Pregunto.

-Veníamos de visita. Justo escuchamos la radio. Están cortando la entrada, pero nadie garantiza que no esté ya dentro.-Peter hace una mueca.

Mi respiración comienza a hacerse pesada. Me llevo las manos a la cabeza.

-¿A donde vamos?-Pregunto.

-Con la policía.-Arranca y comienza a conducir.-¿Como os va todo, chicos? ¿Como está el pequeño Liam?-Pregunta dirijiéndose a mi barriga.

-¿Por qué pensais que va a ser un niño?-Pregunto enfadada.-¡Va a ser niña! Lo presiento.

-Pues Liama.

Suelto una pequeña risa.

-Está bien. Cada vez es más grande.

Liam asiente y pone música. Ha intentado suavizar el momento, pero es imposible. Intento no pensar en el padre de Adrien, pero no puedo evitarlo.

Unos minutos después, cierro los ojos para descansar. Pero los abro en cuanto oigo un disparo, que da en la parte trasera del coche. Emito un grito, al igual que el resto. Me giro y veo a un coche negro seguirnos a unos metros de distancia.

-¡Acelera!-Exclamamos todos.

Liam va más deprisa, pero en vez de ir por la carretera toma un desvío hacia el bosque.

Cojo mi móvil y llamo a la policía. Cuando cojen, les explico todo. Cuelgo en cuanto dicen que vienen de camino.

-Ya vienen.-Digo.

Liam toma un camino aún más estrecho. Los árboles tapan la visión del sol, que tan solo deja pasar ciertos rayos. Noto que nos alejamos más del otro coche, así que Liam para un segundo.

-¡Dris, Katie, Nate y Peter, bajad! Escondeos, que no os vea. Adrien y yo le daremos esquinazo.

-Pero...-Empiezo a decir.

-¡Que bajeis!

Su grito me congela. Bajo del coche junto con los demás y corremos a escondernos detrás de unas rocas, en una pequeña cueva.

Liam arranca, y quince segundos después, el otro coche lo sigue.

Me apoyo contra una de las rocas y atraigo las rodillas hacia mi pecho.

Todos estamos en silencio durante un segundos, hasta que Katie abre los ojos como platos y me mira.

-Dris... estás sangrando.

Miro hacia abajo. Mis pantalones tienen una mancha roja notable.

En un susurro, digo:

-Estoy abortando.

-¿Qué?-Pregunta asustado Peter.

-Estoy abortando.-Escupo cada palabra como si de veneno se tratase.

Una lágrima baña mi mejilla.

Mi pequeña fugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora