Kageyama Tobio era un chico que sufría ansiedad social, no tenía amigos, era el callado y "raro" del salón, pero esto cambiaba a la hora de jugar volley, bueno, no del todo
¿Qué pasará cuando decida crear un grupo con los setters de otros equipos?
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Pasaron dos horas donde Yamaguchi decidió irse para dejarles hablar adecuadamente y donde los setters le explicaron a Tobio lo que había pasado.
– Solo sabemos que la mamá de Keiji lo echó porque descubrió algo, no nos contó más. Atsumu, Kenma y Keiji vendrán luego.
Apenas tocaron la puerta Tobio fue corriendo encontrándose con sus dos primos y detrás suyo sus amigos.
– No les molestaremos —Dijo Ritsuka pasando de largo y empujando a su hermana para que fuera a su habitación.
– Gracias —Respondió Tobio.
Los tres chicos le siguieron a la sala en donde Akaashi abrazó a la persona más cercana a él, o sea Tobio.
– Te ves realmente... Lin.. ¿Qué?
– Lindo, si me van a decir que mi hermosura es anormal diganmelo como si fuera un hombre, no se compliquen.
– Eres jodidamente lindo.
Olvidé mencionar que Tobio tenía una de sus faldas puestas.
Estaban sentados en un círculo, el número 9 de Karasuno se encontraba sobre las piernas del armador de Fukurodani porque el chico así lo quería y le cumpliría cualquier capricho.
– Mi mamá no sabía que yo era gay ni que tenía pareja —Comenzó a contar— Nunca ha entrado a mi habitación porque yo no se lo permito y porque le gusta respetar mi privacidad pero hoy tuvo que entrar ya que dejé... Creo que la escoba allí —A medida que hablaba Tobio le acariciaba el cabello— Vió mi bandera LGBT y revisó todas mis cosas.
Atsumu le miró preocupado ya que él había indagado en sus cosas cuando estuvo allí, realmente Keiji tenía muchas cosas que no debía tener.
– Me dijo que era asqueroso y vulgar, que yo no era su hijo y que no quería volver a verme.
– Te quedarás en mi casa a partir de ahora —Le dijo Kageyama.
– ¿Eh? No no, buscaré otro lugar donde quedarme.
– ¿Tienes dinero? —Le preguntó Kenma.
– Un poco.
– Un poco no te va a servir para nada.
– Quédate aquí conmigo mientras consigues dinero —Volvió a decir Kageyama.
– No quiero ser una molestia para tí ni para tus primos.
– Hablaré con ellos, a parte, no querrás separar a Hiroshi de su nuevo amigo ¿Verdad? —Preguntó señalando a ambos conejos quienes estaban jugando en la entrada.
– ¿Un conejo puede convencerme de quedarme? Un conejo puede convencer de quedarme —Afirmó— Si a tus primos no les agrada la idea no me quedaré.
