Kageyama Tobio era un chico que sufría ansiedad social, no tenía amigos, era el callado y "raro" del salón, pero esto cambiaba a la hora de jugar volley, bueno, no del todo
¿Qué pasará cuando decida crear un grupo con los setters de otros equipos?
❥...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Era lunes por la mañana, los setters se habían ido el domingo a sus respectivas casas.
Kageyama mentiría si dijera que no se encontraba feliz, de hecho, se dirigía a su escuela con una sonrisa en el rostro recordando como había pasado el fin de semana con sus amigos.
Una vez llegó se encontró con que tenían hora libre ya que su profesora de inglés había faltado así que decidió ponerse a estudiar para el examen de la siguiente clase, pero se vió interrumpido por sus compañeros.
Un grupo de chicos que se la pasaban insultándole.
– ¿Kageyama se encuentra feliz hoy? —Preguntó uno de ellos— Lo vi llegando con esa fea sonrisa en la cara.
Esos chicos siempre le decían que era "Muy lindo, igual que una mujer".
Tobio no entendía aquello, no importa cuanto se comparara con una mujer no encontraba similitudes, y mucho menos lo lindo.
Le parecía mal que insultaran a las mujeres de esa forma.
Y hoy las ganas de que lo dejaran tranquilo eran más fuertes, después de por primera vez llegar de buen humor a la escuela lo último que quería era que esos chicos le jodieran la existencia.
Se dispuso a ignorarlos como siempre hacia, esperando a que se fueran.
– ¡Oye, mujer! No nos ignores.
– ¿Te crees mucho?
– ¡Escucha cuando te estén hablando! —El chico le agarró la cara y Tobio se apartó, soltándose del agarre.
Enseguida recibió un golpe en su mejilla.
– ¿Qué te pasa?
– ¿Ahora si hablas?
Fue jalado del brazo haciéndolo caer de la silla de costado.
Los golpes se hicieron llegar, tampoco es como si él intentó evitarlos.
Sólo se tapó la cara y el estómago y los dejó hacer, había sido golpeado antes y después de todo lo que le ha hecho a su cuerpo eso era poco.
Se escuchó la voz de una profesora y sus agresores pararon, un chico lo cargó, lo estaba llevando a la enfermería.
Después de que le curaran las heridas volteó para agradecer pero el chico ya no estaba, la enfermera le hizo un pase para irse a casa.
Fue al salón por sus cosas, allí se encontraba uno de sus agresores el cual no perdió tiempo y le lanzó unos cuantos insultos.
Apenas llegó a su casa se adentró en su baño, sacó una caja debajo del lavamanos y de allí tomó un cutter.
Ni bien llegó a la bañera y ya se estaba cortando.
