Todo había salido perfecto, otro trabajo impecable. Es cierto que Romina no había tenido mucha confianza en el negocio que le había propuesto su amigo Eduardo, pero en poco tiempo habían tenido grandes frutos, no tenían competencia en su rubro y fueron creciendo tan solo por recomendaciones de sus amigos y conocidos, todo fue creciendo velozmente como una bola de nieve. Es que su trabajo no era nada ordinario, se escondían bajo la fachada de organizadores de eventos, pero lo que en realidad hacían era bastante peculiar. A Romina y a Edu los contrataban para animar eventos y también para arruinarlos. Si una reunión estaba muy aburrida, ellos se camuflaban entre los invitados y se convertían en el alma de la fiesta, si por el contrario la fiesta ya estaba demasiado animada para el gusto del anfitrión, ellos se encargaban de armar un caos para que los invitados se vayan. Algunos encargos iban un poco más allá, cuando se trataba de desastres había un mundo de posibilidades, arruinar la fiesta de un ex, espiar en despedidas de solteros ¿Arruinar el cumpleaños de un gato? Sí, ellos podían con eso. Pero el trabajo que tuvieron que hacer ese fin de semana, superaba con creces cualquier trabajo que hayan tenido antes, ellos creyeron que meterse a un baby shower era lo más lejos que podrían llegar, pero no. Esa tarde habían logrado irrumpir en una boda e impedirla con éxito.
Ya en su auto, cada uno bebiendo una botella de agua como si hubiesen corrido en una maratón, se disponían a volver a casa. "Redireccionando" se escuchó la voz robótica del GPS. Romina se quedó mirando algo confundida la pantalla del celular.—Edu ¿Por qué el GPS dice "Calle Las Gardenias 578"? —Le preguntó a su amigo.
—Pues porque aquí estamos, tontita.
—No, nosotros estamos en "Calle Las Gardenias 678", lo recuerdo muy bien porque son números seguidos ¡Seis! ¡Siete! ¡Ocho!
—Ya, cálmate, llegamos a la Iglesia ¿no?
—¡NO!
—¿No?
Romina tenía las manos en la cara, temía lo peor, pero esperaba con todo su corazón equivocarse.
—En la libreta decía 678. —Dijo lo más calmada que pudo.
—Estoy seguro de que no.
—Dame la libreta. —Le dijo a su amigo.
Edu se la alcanzó, no entendía nada, habían hecho el trabajo, todo estaba bien ¿Qué le preocupaba a Romina?
Romina buscó en la libreta la fecha en la que estaban: 23 de febrero. Tal como lo pensó, habían cometido un error.—Acá dice 678 Eduardo, toma, míralo tú mismo.
Él la tomó y puso cara dudosa.
—¿En qué planeta esto es un 6? —Dijo.
—¡En qué planeta esto es un 5!
—Tienes una terrible letra, Romina, debes admitirlo.
Romina le lanzó una mirada de furia que bien podría haberlo matado si de sus ojos salieran rayos.
—Aún no entiendes lo que pasa ¿no?
—Pues no.
—Mira al frente tuyo ¿Qué es lo que ves?
—Una iglesia.
—¿Y detrás de ti?
—Una Iglesia.
Romina espero unos segundos y poco a poco vio como el terror invadía el rostro de su amigo. Edu se quedó sin aliento, no podía pronunciar palabra.
—¡Lo sé, lo sé! —Dijo desesperada Romina.
Ambos estaban histéricos. De pronto el celular comenzó a sonar, era el cliente al que le habían fallado.
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¡Llama a Calú! (ONC 2021)
HumorRomina y Eduardo tienen un trabajo totalmente fuera de lo común, los contratan para ser el alma de las fiestas, ya sea para animarlas o arruinarlas. Pero un día llega hasta su bandeja de entrada un pedido muy especial: Detener una boda ¿Quién lo so...