Habitación

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POV Poché

El trabajo me estaba matando.

Estas dos semanas me la había pasado estudiando, en llamadas y en juntas online con el productor y director de la película.

Las ideas que tenían para mi primer papel protagónico me habían envuelto totalmente, la secuencia que llevaría la historia era muy interesante, a mi en lo particular me había atrapado todo el proyecto desde la propuesta que me había hecho Manuela, por lo tanto, toda mi atención estaba en ese proyecto.

Bueno, casi toda mi atención.

Porque todo el maldito tiempo, Daniela Calle estaba en mi mente.

Aunque también había ocupado parte de mi tiempo en clases de manejo que me estaba proporcionando la producción de la película, ya que era casi obligatorio que yo aprendiera a conducir mínimo lo básico, por algunas escenas que tenían que ser grabadas en un auto andando, lo cual significaba peligro para mi y para las personas que grabarían conmigo dichas escenas.

En pocas palabras había sido un plus y un dos por uno, ya que pronto tenía pensado comprar el auto en el que me desplazaría con Daniela sin la incomodidad de andar tomando taxis y taxis.

─Espera Poché.─Samantha dijo mi nombre al otro lado de la pantalla llamando nuevamente mi atención.─Tengo un problema, ¿Puedes ayudarme?─levanté las cejas y sonreí inclinándome hacia adelante, apoyándome en los codos.

─Claro, puedo ayudarte Sam, ¿Qué necesitas linda?─respondí coqueta alzando las cejas en espera de su problema.

Estas videollamadas eran de casi todos los días y todo gracias a que claramente ella estaba en México y yo en Colombia, por lo que no podíamos mantener el contacto físico hasta mañana que llegáramos a LA.

─No entiendo muy bien lo que quiere decir en la línea 26.─dijo buscando en las hojas de su libreto. Busqué dicha línea de la misma hoja que estábamos repasando.─No entiendo lo que pretendes tú, diciéndome eso.─asentí pensando un momento.

─Bueno, según Ricardo y según lo que entiendo, yo lo que quiero es que tu entiendas que no voy a estar para siempre, que las cosas van en serio y que no puedo seguir con la incertidumbre de creer que en cualquier momento te vas a ir con la otra persona, ¿Me entiendes?─contesté recordando lo que yo había entendido gracias a Ricardo nuestro guionista. Recuerdo que yo tuve la misma duda que ella la primera vez que leí esa parte.

Samantha asintió con la cabeza entendiendo mi punto, me preguntó otras cosas más y yo a ella hasta que llegó la hora de correr. Pronto llegaría mi futura novia y yo debía estar lista para ella.

Me ponía demasiado feliz y emocionada todo lo que tenía planeado para ella hoy, aunque para ser sincera también me aterraba, pero correría el riesgo de irme a toda con ella.

Por eso, mis planes para este día era llevarla a comer a mi restaurante italiano favorito, hacer una parada en unos postres veganos que sabía que le encantarían, ir a la fuente más grande de todo Bogotá y pedir un deseo y finalmente llegar al cerro de Monserrate donde con toda esa linda vista yo le hiciera la pregunta.

Estaba más que segura en quererlo todo con ella, en ser solo de ella, en estar solo para ella y para eso estaba decidida a pedirle en ese lugar al final de nuestra cita que fuera mi novia.

Y debía ser sincera como siempre lo he sido con ella, le hablaría de mis miedos, le pediría un tiempo para poder aprender y adaptarme con su ayuda para ser la novia perfecta para ella.

Todo esto que me ponía a pensar mientras me cambiaba, maquillaba y perfumaba, me hacían recordar la única vez que estuve a punto de formalizar con una chica. Era lo más cercano a una relación que había tenido con alguien a solo 19 años de edad.

POR SIEMPRE TUYA (CACHÉ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora