Chantajear

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  En ese momento, el asombro de los demás en aquella sala era evidente.

 Aquella a la que creyeron muerta estaba ahí, contándoles aquel plan para llevar el mundo a la desesperación.

 Estoy hablando nada más ni nada menos que de Junko Enoshima, la mente maestra en aquel juego de matanza mutuo.

 Al terminar de explicar todo con una sonrisa en el rostro, exclamó:

 -Saben algo, ¡puedo darles la oportunidad de salir y ver como se las arreglan ahí afuera!- La modelo hablaba animadamente, mientras los demás la miraban, inquietos debido al tipo de persona que tenían enfrente.- Pero a cambio, uno de ustedes tendrá que quedarse conmigo.

 Fue esa última oración la que desató la histeria en la sala de juicio, oponerse a aquello implicaba estar encerrados en aquella academia el resto de sus vidas, mientras que aceptar era condenar a uno de ellos a quedarse junto a ella, quien sabiendo lo que hizo, no era nada que alguno de ellos quisiera pasar, al menos no hasta que el suertudo habló.

 -...Yo voy a ir.

 Inmediatamente, los otros seis dirigieron su atención hacia él castaño, mientras que los demás lo miraban shockeados, Enoshima solo se encogió de hombros y se acerco hacia el, fue entonces cuando la detective y el heredero reaccionaron.

 -Ni siquiera lo pienses. -La pelimorada se puso en medio mientras la miraba a los ojos, intentando evitar que se acercara más a su amigo, cosa a la cual, la contraria solo respondió riéndose.

 -Oh pobrecita, queriendo evitar lo inevitable, lo siento, pero ya no hay vacantes, era una sola oportunidad, ahora quítate. 

 -¡Naegi espera! -Pidió la nadadora- Junko podría matarte y yo-

  -Lo sé -El oji-verde la interrumpió.- pero si así están a salvo ustedes, estoy dispuesto a entregarme.

 Los demás solo pudieron ver cómo Togami era apartado por la mente maestra y Makoto era tomado por ella con un brazo.

 -Ahora, síganme y los llevaré hasta la salida. 

 Al llegar, los cinco supervivientes se quedaron viendo al par que se quedaría.

 -No se preocupen.-Dijo el suertudo con una débil sonrisa mientras se abría la puerta- Voy a estar lo mejor posible, mantengan la esperanza.

 Los demás salieron, con la culpa de no haberlo ayudado, esperando que al menos él pueda estar a salvo.

 En cuanto se volvió a cerrar la puerta, la pelirosa lo volteó a ver.

 -Muy, bien, nosotros dos nos quedaremos aquí por esta noche y mañana nos iremos, entre tanto, voy a explicarte algunas reglas que vas a tener.- Explicó mientras lo observaba, prestando atención a sus rasgos, mientras fantaseaba ya con las cosas que le haría.- ¿entendido?

 El contrario solo se limitó a asentir, sin imaginarse lo que le esperaría.


Violentometro (Naejunko)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora