Violar

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 El castaño abrió sus ojos, y miró rápidamente la habitación. Quería comprobar que lo que ocurrió en la noche fue todo una horrible pesadilla. Fue la falta de ropa, y el ver cuatro de sus dientes en la mesa de luz, lo que le indicó que en efecto, todo fue real.

 Volvió a abrazarse a si mismo, haciéndose las mismas preguntas que se hizo después de ser abusado. 

 "¿Porqué la deje seguir?"

 "¿Porqué la provoque?"

 "¿Porqué le abrí las piernas?"

  Escuchó unos golpes en la puerta, era obvio que su captora se encontraba del otro lado.

 -Makoto, ¿estas despierto?- Entró al cuarto, se sentó a un lado de la cama, y mientras tocaba su torso, siguió hablándole.- Te hice algo de comer, así que deja de tentarme y ven. 

 Apenas lo dejó, obedeció su orden, temiendo que le hiciera algo. Una vez fue allí, empezó a comer, sintiendo como ella acariciaba su pierna. Al terminar, ella empujó su silla, dejándole espacio para encimarse a su rehén. 

 -Quería darte una recompensa por como te portaste anoche, dejándote comer de manera regular...- El "suertudo" tragó saliva. La mano de Enoshima lo sostuvo del mentón, acercándolo. Podía ver claramente como temblaba, era simplemente satisfactorio desde su punto de vista.- Aunque como fue solo luego de que te di ese castigo que cooperaste, decidí ponerte unas condiciones.

 -¿Qué co-condiciones?

 -Vuelve a entregarte, tal y como lo hiciste ayer. Cada vez que te dejes por día, te dejare comer. Quiero tomarte de nuevo. Y esta vez, no quiero que intentes luchar, o te ira peor.

 -Po-por favor, n-no-

 -No te estoy preguntando.

 La situación de ayer se repitió, solo que Naegi no opuso resistencia. Solamente podía obedecer las ordenes que la mente maestra le daba. Sólo podía dejarla volver a tomarlo. Odiaba tener que hacer esto, pero ya no podía hacer nada. Era demasiado tarde para ponerle un alto a todo esto. 

 "...Esto es mi culpa."

Violentometro (Naejunko)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora