Abusar sexualmente

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 Antes de empezar, les aclaro que las diferencias entre abuso sexual y violación las determinare según el código penal de mi país de origen, el cual dicta que pasa a ser abuso sexual agravado por acceso carnal (violación) cuando hay penetración, ya sea por vía anal, vaginal u oral, también tomándose en cuenta la introducción de objetos u otras partes del cuerpo por los dos primeros métodos.

El suertudo abrió sus ojos. Tenía vagos recuerdos de haber sido golpeado en la cabeza por su captora con algún objeto. Sin embargo, se dio cuenta de que estaba en una peor situación de lo que esperaba.

 Sus piernas estaban sobre los hombros de Junko, quién lo sostenía de la cintura, mientras lo frotaba contra su cuerpo. Notó también, un ardor en su cuello, provocado por las marcas que había recibido. 

 -Vaya, parece que alguien se despertó, ahora podrás hacer esto más interesante~.- Bruscamente y sin soltarlo, cambió la posición de su rehén, acostándose en la cama, dejándolo sentado encima suyo.- Ahora que estas bien puesto, montame.

 Naegi se mantuvo quieto. Claramente no iba a hacerlo voluntariamente, pero, ¿qué otra opción tenía? Era eso o ser golpeado, ambas ideas llevaban a pésimos resultados. Seguramente, si no fuera porque su atacante se cansó de esperar, quien sabe cuanto tardaría en decidir.

 -Escuchame bien.- Se levantó, y dejando a su víctima debajo suyo, empezó a golpearlo con una de sus manos mientras con la otra lo sometía.- Esto sera lo que recibirás si intentas evitar este tipo de cosas, ahora si, ¿vas a obedecer mi orden y complacerme? 

 -¡Lo voy a hacer, so-solo sueltáme!- Antes de darse cuenta de lo que había dicho, estaba de nuevo en esa posición, sintiendo como era visto de manera morbosa. 

 El castaño empezó a moverse, mientras que la mente maestra lo ayudaba a mantener el ritmo. La situación era desagradable. Se sentía humillado, usado. 

 "¿Porque estoy cediendo?" 

 Luego de un rato, ella se volvió a sentar, intentando besarlo. El puso sus manos en sus hombros, intentando alejarse. A Enoshima no tomó mucho tiempo o fuerza para tenerlo jadeando, mientras daba inentendibles suplicas para que se detuviera, y dejaba escapar un par de lágrimas.

 Apenas se separaron, el oji-verde salió del cuarto. Con un sentimiento desagradable, (aunque agradecido porque no lo siguiera), fue hacia el sillón, sabiendo que de todas formas al día siguiente recibiría (en el mejor de los casos) comentarios acerca de como había disfrutado eso.

Violentometro (Naejunko)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora