• CAPÍTULO 26

543 76 38
                                    

_____________________

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

_____________________

THE BLACK SISTERS
IMPERIO
XXVI. Amor imposible.
_____________________

¿Qué estaba pensando cuando aceptó salir con Edward Tonks en el instante en que le invitó a una cita?

Si hubiera estado más concentrada o hubiera sabido cómo desenvolverse mejor, probablemente le hubiera dicho que no y que agradecía su ayuda al intervenir antes de acabar con su existencia. Ahí hubiera terminado una cordial conversación, de manera educada y sin mayor inconveniente.

Pero ahora estaba escapando de los límites del pueblo para poder ir a reunirse con él. Estaba hecha un lío, pues no quería plantarle, sin embargo tampoco había sido honesta con él, Edward no sabía nada de ella, nada de su vida actual; salvo que llevaba en su interior tantas trabas emocionales que estuvo a punto de acabar con su vida.

Eso no era un buen inicio para nada.

¿Inicio? ¿Por qué se encontraba fantaseando con posibles escenarios en los que ella y Edward se sonreían?

A conciencia se había arreglado más de lo que solía, rizó su cabello y se colocó un vestido en tono celeste. Desde que coincidieron en el café, comenzaron a escribirse por cartas, durante la estadía en Hogwarts podía hacerlo de forma libre pues no compartía mucho con sus compañeras de habitación, ninguna se entrometía en la vida de las demás y al menos valoraba aquello.

En la escuela tenía la libertad que en casa no.

Pero pronto eso se acabaría, al igual que su soltería. El final de año y con ello su graduación se acercaba a pasos agigantados y no podía hacer nada más. No tenía tanta fuerza como para hacerlo, estaba cansada y no le quedaba el brillo suficiente.

Cuando estuvo en Kings Cross se sintió algo abrumada. Pensó en todos los posibles escenarios en los que podría llegar a ser descubierta, en los que alguien notara que no estaba en donde debiese y eso la ponía ansiosa. Habían decidido juntarse allí para después ir hacia donde el joven la llevaría.

¿Qué la conducía a hacer todo eso?

Pues la necesidad de afecto real y también el poco apego que sentía con todos a su alrededor. Edward era casi un desconocido y aún así sentía que podía confiar en él al punto de fugarse un día cualquiera. Sabía que eso no estaba bien, no obstante el joven le inspiraba algo que jamás había visto en su familia.

Confianza y transparencia.

En las ocasiones que habían compartido ya sea en vivo o por correspondencia, sentía como si le conociera de hace tiempo, como si el papel fuera suficiente para haber entablado el lazo de amistad que ahora sentía que poseían ambos.

Edward apareció caminando tranquilamente y al ver a Andrómeda sonrió. Él también había esperado por ese encuentro, había soñado con el todas las noches desde que lo habían acordado. La bruja le observó detenidamente entre los trenes, aparentemente estaba sereno, se notaba ser un hombre sencillo, poco apegado a lo material, traía un morral y sus ojos destellaban brillo.

« Imperio » The Black Sisters ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora