• CAPÍTULO 6

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THE BLACK SISTERS
IMPERIO
VI. La pureza es poder
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En el mundo de los Black y de toda la sociedad mágica, la pureza de la sangre es lo único que importa. El estatus, el poder y mantener la el nombre de la familia en lo alto.

Bellatrix aprendió eso a las mil maravillas.

¿Pues de qué servía tener dinero si no poseías prestigio? ¿De qué te servía el renombre si no tenías una bóveda llena de dinero en Gringotts?

El círculo social con el que la familia Black se relacionaba era estrecho y obviamente tenían las mismas costumbres y las mismas creencias; cero muggles, cero traidores, cero impuros.

Y así como sus padres esparcían la supremacía en el mundo mágico, ella lo haría en la escuela. Sus padres no tuvieron que decirle nada, las ideas ya estaban en la mente de Bella, que jamás fue adorable, jamás fue moldeable, jamás fue manipulable; si decidió llevar esas creencias fue debido a que por si misma se dió cuenta de que siempre iban a existir mejores personas que otras, siempre unos tendrían más poder que otros. Era imposible que dijeran que todos eran iguales, esas eran patrañas para ella.

Lamentablemente en el mundo retorcido en el que vivían las cosas funcionaban así ; eso hacía posible que una niña de doce años pensara como una joven de dieciocho, que creyera que era mejor planear su futuro a dedicarse a jugar con las otras niñas.

Bellatrix jamás ocultó sus pensamientos. Ni de sus compañeros, ni de sus profesores; estos últimos quedando bastante sorprendidos cuando la niña lanzaba algún comentario con respecto a los estudiantes nacidos de muggles.

— Señorita Black, hoy trabajarán en dúos, porfavor vaya con Aldderton para que preparen el pergamino que tienen que presentar a final de la hora— le indicó Minerva McGonagall durante una de las clases de trasformaciones.

Bella semilevantó la cabeza y procesó la indicación en su mente. Si la profesora creía que ella se levantaría de su asiento para ir a sentarse con Alfred Aldderton –hijo del estúpido del ministerio que usaba el saco al revés y que se casó con una mestiza– estaba muy equivocada.

— ¿Señorita Black? ¿Acaso no ha escuchado la instrucción que le ordené? — reiteró Minerva con el ceño fruncido y comenzando a fastidiarse, los otros maestros ya habían comentado en el salón de profesores que ella era una estudiante muy difícil de llevar.

Bellatrix levantó la cabeza y posó una sonrisa cínica en sus labios para contestar.

— Profesora la he oído, pero si cree que voy a hacerle caso en una estupidez como aquella está muy equivocada— respondió sin ningún atisbo de respeto por la autoridad de McGonagall.

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