• CAPÍTULO 7

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THE BLACK SISTERS
IMPERIO
VII. Los hombres desean
dicen y tienen.
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Andrómeda no había tenido la fortuna de tener un grupo de amigas como lo habían hecho sus dos hermanas. La mayor de las Black era mucho más callada y tímida, no tenía el encanto de Cissy ni el carácter avasallador de Bella. Por lo que hacer amigas dentro de un grupo tan reducido no era muy fácil, menos si todas las chiquillas eran tan diferentes a ella.

Pero en medio de todas esas serpientes engreídas estaba Aiden Parkinson -su mejor amigo-. El único hijo del matrimonio era compañero de Andrómeda y su amistad había comenzado de una manera bastante acontecida; primer año siempre era el más complejo dentro de la escuela, adaptarse a veces solía ser difícil, más si tus habilidades sociales no eran sobresalientes como las que precisamente tenía la bruja.

Durante la primera clase de pociones, Andrómeda causó tanto caos cuando provocó una explosión en su caldero, que además de recibir una mirada apasible de su jefe de casa y las risas burlescas de sus compañeras; también recibió la ira de su compañero de puesto.

- ¿Qué acaso no te das cuenta de lo que hiciste? - le reprochó el chico con un tono de enojo que sólo hizo colocar a la chica más nerviosa de lo que estaba.

- Yo, yo... - balbuceó - lo siento de verdad, lo siento. No sé cómo fue a suceder.

- ¿Eso es todo lo que dirás? ¡Ayúdame a limpiar! - exclamó el niño de ojos azules y cabello negro, totalmente indignado por la situación.

Andrómeda cogió un paño que se hallaba cerca y lejos de limpiar, provocó que la mancha en la camisa y en la túnica de su compañero se expandiera aún más.

El chico rodó los ojos y se apartó ofuscado.

- ¡Sabes! ¡Déjalo así! ¡Las mujeres suelen ser unas inútiles en todo! ¡No deberían admitirlas en pociones, son un desastre!

El estudiante salió del aula con la cara colorada de rabia por el bochornoso momento que vivió delante de sus compañeros. Pero quien se quedó con la vergüenza latente en la cara y siendo observada por todos en la sala fue Andrómeda, ella fue quien se llevó las miradas, los insultos y el rechazo de sus compañeros para las siguientes clases.

Porque aunque nadie creyera que eso sucedería, luego del incidente nadie quería hacer dupla con ella. Edmund Warrington, le echaba miradas de desprecio y ahora todos murmuraban a las espaldas de la chica. Así eran todos, un hombre echaba a correr un rumor y después todos lo andaban repitiendo, la palabra de un hombre prácticamente era ley; para Warrington, Andrómeda Black era una inútil y eso pensaría todo el resto.

Así fue a partir de aquel día, Andrómeda sentada sola al final del aula de Horace Slughorn hasta que el docente enviaba a alguien a sentarse a su lado, todos tenían la misma expresión; desconfianza y fastidio.

« Imperio » The Black Sisters ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora