• CAPÍTULO 4

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THE BLACK SISTERS
IMPERIO
IV. Narcissa Ariana
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Había sólo una palabra que podía describir a Narcissa el día de su nacimiento.

Perfección.

Nació siendo una bebé hermosa, realmente preciosa. Era la bebé perfecta, la que cualquier familia soñaría con tener. Y esa fue la única razón por la cual no había habido un caos dentro de la Mansión Black. Este era el último intento del matrimonio por concebir un varón.

Lamentablemente las cosas no se habían dado para ellos como para la familia de Orion y Walburga. Ya que Druella ya había hablando con Cygnus sobre el tema y se negaba en rotundo volver a estar embarazada. Había tenido que soportar tres embarazos seguidos debido a la insistencia de su marido en procrear hasta concebir el anhelado heredero que quería. Ni siquiera había podido descansar, ya que apenas salía del periodo de cuarentena post parto, Cygnus la buscaba a cada momento para que mantuvieran relaciones sexuales. Siendo una mujer jóven, eso a Druella no le incomodaba para nada, es más lo disfrutaba como cualquier persona disfrutaría al tener sexo, pero en la sociedad que vivían, hablar sobre sus deseos sexuales y fantasías estaba prohibido o eso la convertiría en una ramera. Ahora que ya no tendrían hijos, no sabría que esperar de su vida sexual, pero conocía a su marido y este era un hombre fogoso.

Pero al nacer Narcissa – como le habían decidido poner– Cygnus se vió tan complacido que se le olvidaron todos sus deseos de un varón. Eso era muy difícil, ver al señor Black complacido por algo. Más había sido inevitable, fue una niña preciosa y sumamente sutil desde la cuna.

Toda ella emanaba delicadeza con tan sólo unos minutos de nacida.

Podría decirse que esta fue la primera crianza en que Cygnus se había involucrado, la menor de sus hijas le causaba una ternura inigualable, algo que jamás había sentido hacia sus otras niñas – que ya tenían tres y dos años, respectivamente –. No había duda de que Narcissa sería su favorita y que cumpliría todos los caprichos que llegasen a pasar su mente.

Druella estaba feliz ya que jamás había visto a su esposo tan contento con respecto a la familia. Por esta vez habían estado juntos creando un vínculo que no habían podido vivir. Un punto extra que inconscientemente Narcissa había ganado para ella.

La niña fue creciendo y todos en la Mansión la mimaban. Era como si con su hermosura fuera capaz de conseguir todo lo que se propusiera. Sin duda era una niña mimada y caprichosa, ya que si no tenía lo que quería, un llanto estruendoso se escuchaba  en toda la casa.

« Imperio » The Black Sisters ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora