• CAPÍTULO 9

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THE BLACK SISTERS
IMPERIO
IX. Amante de los
cuchillos
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Las niñas de la época tenían pasatiempos determinados; canto lírico, danza clásica, cocina, etiqueta, moda de época, música, bordado, entre otras bastante finas para hacer que las señoritas se convirtieran en buenas esposas y unas damas dignas para convertirse en una pieza que adornara el salón de alguna mansión.

Para Bella eso era una pérdida de tiempo.

Nunca se interesó en ninguna de esas actividades, demasiado aburridas para ella que poseía una mente que al parecer, iba en una frecuencia diferente a la de las chicas de su edad y de sus compañeras de colegio.

Bellatrix era irreverente y tenía una lengua hábil y venenosa. Aunque recién fuera a cumplir catorce años, ni los adultos podían contra ella y su carácter avasallador.

— ¿Cómo podré defenderme de alguien bordando? — se burló en una ocasión de su propia madre— ¿Lanzándole una horquilla? Quizás enterrando un palillo en el cuello de alguien, sí definitivamente eso sería algo digno de ver.

El bofetón que Druella había estampado en su cara en esa ocasión no fue suficiente para calmar sus ácidas palabras que cada vez se hicieron más frecuentes a medida que creció.

— Bellatrix está fuera de control — chilló su madre luego de aquel episodio —Las cartas de la escuela han llegado dos veces en un mes —declaró molesta hablando con su esposo.

— Querida, por favor —suspiró el hombre— ¿Qué es lo que quieres que haga? Es su carácter, tiene nuestros genes y nuestra herencia, no se va a dejar convencer fácilmente, tú fuiste quien se negó a que castigara de una forma más apropiada a las niñas cuando eran más pequeñas.

Cygnus siempre quiso que las castigaran de una manera efectiva. Para él, un buen castigo era el que implicaba dolor y vergüenza, sin embargo la mujer por miedo al que dirán jamás lo consintió.

— Debes hablar con ella, estoy cansada de tener que asisitir a la escuela —dijo sentándose con los brazos cruzados en un sofá —También es tu hija y debes hacerte cargo.

— ¿Crees que tengo tiempo, mujer? Tu deber es criar a mis hijas y de una manera decente, si Bella está convirtiéndose en una salvaje es porque no estás suficientemente presente.

— ¿Osea es mi culpa? —infirió la bruja con altivez —Te recuerdo que todo lo que hago es estar pendiente de ellas.

Cygnus frunció los labios, sabía que cuando Druella se colocaba en esa postura venía un huracán que en este momento era innecesario, debía salir lo más rápido al ministerio de magia y no era conveniente terciarse en una discusión con su esposa.

« Imperio » The Black Sisters ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora