Episodio 10

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Los pies de el detective Bel vagaban lentos en la costosa alfombra de la residencia York, mientras un par de expertos revisaban con detenimiento sí aquel desastre había sido provocado por algún dispositivo explosivo, con los ojos de cabra en el rostro, paseaba sus siniestras corpus nigras por todos los vidrios hechos añicos por todo su alrededor, paso los dedos de el humano por uno de los cuadros rotos en la pared, éstos cortaban la piel de el detective, sin hacerlo sangrar, por más afilados que estuvieran éstos, mientras lo hacía se reía burlona y discretamente, antes de que los peritos le dijeran que no se encontró absolutamente nada peligroso, ni explicación pericial razonable para él extraño suceso, la cabra ya sabia exactamente lo que había sucedido, entonces un hombre maduro que llevaba ropa deportiva, de el tipo golfista, alto y barbado entró a la casa, dando gritos de exigencia a la máxima prepotencia.

-¡Déjenme pasar, está también es mi casa!- se peleaba con un policía que custodiaba la entrada - ¿¡Pero que sucedió aquí!? ¿Dónde esta mi hijo? ¿Está herido?- preguntaba demandando respuestas

-¿Pero miren nada más a quien tenemos aquí...? - dijo el detective Bel, haciéndole una seña al policía para que lo dejara pasar, luego ordenó a los demás peritos dejarlos solos

- Señor York... Su hijo está en un lugar seguro, por el momento, no sé preocupe por lo que sucedió aquí.... Ésto sólo fue la rabieta de un hombre muy, muy celoso y muy muy talentoso también el hijo de perra... Caso cerrado.- hizo una pausa mientras sacaba una pequeña libreta de su gabardina

-Dígame señor York ¿Dónde estaba usted la noche de el pasado 2 de Noviembre?- el temible policía se puso firme, con el mentón elevado

El señor York evidentemente cambió su gesto altivo y prepotente ante la pregunta de el intimidante detective

-Cenando, en el restaurante "Marnesa", con mi hijo... Desdé esa noche no lo he visto, estoy muy preocupado por él... No me contesta el teléfono desde entonces-

->>¿Preocupado ó desesperado por que se te fue la gansa de los huevos de oro?... ¡Yo te bendigo por ser tan mentiroso, hijo mio!... Éstos padres de el siglo veintiuno, los adoro, son sublimes súbditos para mi reino, eso me hace tan feliz<<-pensaba la cabra dentro de aquel cuerpo poseído

-Me tranquiliza saber que se encuentra bien.. ¿Pero donde está mi hijo, oficial..?- Sean York tendió la mano formalmente.

-Detective Samael Bel- se presentó el oficial enseñándole su placa, negandose a tocarlo, aunque el padre de Bullet no podía ver lo que pasaba, los ojos de la cabra se encendían con una luz roja, muy densa, con la cual escaneaba su putrefacta conciencia.

-¿Sabe usted sí su hijo ha manejado en estado inconveniente ó a tenido algún accidente recientemente? Fue visto en un taller mecánico de poca monta hace unos días... - lo seguía intimidando el poseso detective, el señor York se puso claramente nervioso ante la inclemente mirada de el emperador de el inframundo tras los ojos de el duro policía, a quién igual que a Dios, nadie los puede engañar, ambos tienen acceso a las partes más recónditas de todas las almas, la de Sean estaba siendo muy cooperativa.

-¡No! Ya le dije que no he tenido noticias suyas, ahora vengo y me encuentro con ésto... Posiblemente todo ésto debe ser por la mujerzuela esa, con la que hizo todo ese escándalo mediático, a la que debería de estár interrogando es a ella detective...-

-¡¡Bravo señor York!! Ya resolvió el caso, es usted brillante... Encontró a la causante de todo esté cagadero...- aplaudió con mímica de soberbia exagerada, luego soltó su macabra risa en las cuerdas vocales de aquel maziso detective, lo cuál sonó más a un rugido sarcástico que una risa.

-Largo de aquí...- le dio la espalda con la vehemencia de un príncipe caprichoso -Déjeme trabajar esclavo...- el padre de Bullet salió de la casa enfurecido ante las burlas de el hombre, que con placa ó sin ella lo atemorizó, cuándo abordo su automóvil, la cabra ya había abandonado un cuerpo de el pecador policíaco, para ocupar otro aún más cómodo para sus necesidades.

Luz & Calavera    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora