Episodio 20

71 0 1
                                    

                           Epílogo

Jacob cobró el sentido, su cuerpo no estaba, sólo su calavera, con su uniforme de siempre, ahora ninguna medalla, ninguna placa adornaba su esclavizado cuello ni su pecho, se dió cuenta que se encontraba en el despacho privado de la cabra, él conocía bien aquella temebunda oficina, visitó ahí a Baphomet varias veces, cuando trabajaba con ahínco por su cargo y su prestigio, se sintió muy satisfecho, haberse quitado la vida lo condujo a una eternidad en el infierno, su entrenamiento como parca sagrada tenía una premisa:

"Somos mayordomos, no dueños de la vida que Dios nos a confiado, un soldado no decide, sólo ejecuta órdenes"

Al infligir las normas debía ser castigado a severidad máxima, Jacob sabía a la perfección las atrocidades inenarrables le esperaban, pero no le importaba, su sacrificio había valido la pena, intempestivamente entró la cabra por la puerta, caminaba con difícultad, se sujetaba un brazo con mueca adolorida, se quejaba por las disparos que Luz le había metido en los brazos y piernas, Jacob lo conocía, Baphomet está más qué reventado

-¿Sé puede saber que carajos hago aquí?- preguntó Jacob con impaciencia, prefería cualquier tortura qué estár frente a quién intentó seducir a su mujer

-..Por eso adoro a los suicidas, se creen más que Dios... Por eso eres de los mejores soldados que podremos tener, maldita parca, de por sí ya eras famoso y admirado... Ahora con esa novia, serás legendario... Humano de mierda...- lo sujetó de las vértebras cervicales con rabia, hasta que casí se las rompe, la cabra estaba inundado de envidia y dolor

-¡¡Pero se te olvida que me perteneces...!!- luego lo lanzó con fuerza, azotandólo con fuerza descomunal contra una pared, todo su esqueleto se rompió, su cráneo se partió, crujieron huesos por doquier, rasgando también los ropajes sangrados que lo acompañaron por varios años, para luego volver a tomar su forma impecable

-Escucha ésto Jacob... Aunque no lo creas, desafortunadamente para mí, yo no abusé de ella, ¡Me lleva el cielo!....¡Sí admito que todo los pecados de la tierra son por mi influjo... Adoro hacerlo... Pero... Yo no sabía que la luz de el mundo estaba en la tierra en un cuerpo mortal... De haberlo sabido está historia sería muy distinta... - la cabra se dejó caer pesadamente en su enorme silla que más parecía un trono decorado con cráneos y huesos, tapizado en piel humana de todas las etnias de el mundo bien cosidas, muy bien estirada, el tapicero de el diablo era un prodigioso genio, se sirvió una copa de Bourbon, Jacob pudo ver desde su silla, una muy parecida, pero más sencilla, qué la cabra jadeaba y sangraba, se preguntaba porqué no se curaba con sus poderes de regeneración, cómo él mismo lo acababa de hacer cuándo lo rompió con brutalidad satánica, lo observaba en silencio, lo vió darle un largo trago a su copa, notó lo pérdido que estaba en sus pensamientos, nunca lo había visto tan sereno y pensativo, pudo intuir que la cabra estaba disfrutando el dolor que sentía, dió un profundo y sonoro suspiró, que en efecto era de placer, para luego abrír sus fauces malditas

-Me voy a encargar personalmente de atormentar eternamente a quieres lastimaron a tu novia, te lo debo... Te juro que sí yo hubiera sabido... Hubiera intentado que se enamora de mi... Igual que tú, habría empeñado todos mis poderes para poder tocarla sin que me hiciera daño, por poder traerla al infierno por su propio pie... Hubiera logrado que se casará conmigo... Pero no sabía que era la luz de el mundo... ¡¡Ahora lárgate!!- entonces los ropajes sangrados de Jacob cambiaron, la placa de su cuello también era distinta y estaba en cero.

Jacob no podía creer lo que escuchaba mientras palpaba su nuevo uniforme

-¿Pero... Porqué?- se tocaba sin creerse el  nuevo rango

-¡¡Cállate imbécil!! Qué no lo hago por ti, lo hago por ella... Cómo no enamorarse de ella, sí está,... Está demente... Aún más que tú ¿eh?...- la cabra hurgó con sus dedos en una de sus heridas en el brazo, su herida hizo sonidos  húmedos y grotescos con sus garras entre sus músculos, la bala estaba profunda, muy cerca de su hombro, se sacó una bala y la beso con adoración - Tú mujer es increíble... Sí a mi me baleó, imagínate cómo le fue al "enano santurrón"... Ese hijo de paloma  y mujer zoofilica se las debía más que yo... Pero eso ya lo sabemos todos, ahora... Largo de mi vista, Coronel en Jefe Hamilton, déjeme llorar mi perdida...- la cabra le señaló la salida con el dedo bañado en sangre negra

Luz & Calavera    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora