Episodio 7

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Las llantas del auto de Bullet derraparon al frenar sobre el asfalto mojado, al pie de el colosal edificio de industrias G. Desde abajo se podía ver cómo aún salía humo por los enormes ventanales en lo alto, bajo sus presurosos pasos, agua y vidrios tronaban, hasta encontrarse dentro, en el lujoso y nada pretencioso recibidor.

Bullet al igual que Bentley, sabía cómo entrar a discreción a las propiedades de su amigo en caso de cualquier emergencia, tomaron un elevador privado y muy discreto que usaba el difunto señor Braulio G. para entrar sin ser molestado y que los llevaría a el piso 64 donde se encontraba su oficina, ó lo que quedaba de ella.

-Una bomba... Ojalá esto fuera un día de grabación común y corriente... Sí algo le llegará a pasar a Bentley... No...- con ahogado pesar Bullet bajo la voz -No puedo perder a éste cabrón también... Es un alivió que estés aquí... No me siento sólo...-

Las manos de Luz temblaron de pánico, en su mente una sola idea le reventaba cómo cohetes en la cabeza...

Él duro trabajo de la calavera, reparó en cada una de las veces que le había dicho desde de que lo conoció: -"Debo trabajar"- Luz misma había sido un raro caso, en uno de sus ocupadísimos días, ahora la sola idea de que Bentley podría encontrarse en su misma situación, la hizo estremecerse con brusquedad, toda clase de ideas le estaban acuchillando las sienes, respiraba con dificultad, tenía miedo, sabía perfectamente qué, en cuanto ese elevador se detuviera vería algo terrible, tal vez un compañero de sus noventa y tantos días, Bullet se percató de que Luz se ahogaba en las lágrimas que se acumulaban, nublando sus ojos grandes y temblorosos.

-Oye, relájate, Bentley está bien, él no estaba aquí cuando la bomba explotó, no quise asustarte...- le acariciaba los hombros tratando de consolarla, el elevador se detuvo, ella tomó una enorme bocanada de aire, secó sus lágrimas con rabia y Bullet sujetó su mano, salieron para encontrarse con una escena dantesca, en los restos de la oficina de él heredero G. habían policías, bomberos, forenses... Todo era un desastroso fragmentos de realidad calcinada, Luz desesperada buscaba a Bentley con la mirada, sin éxito

-Te estaba esperando preciosa...-

La única voz que podía calmarla le habló en tono bajo, la joven que ya estaba en total histeria contenida, giró su cabeza hacia dónde provenía la voz, ahí estaba de pie, inmaculado, cómo sí nada le hubiera pasado, con el traje intacto, limpio, cómo nuevo, olía a deliciosas flores recién bañadas de lluvia fresca, entre ese lugar destruido, la calavera sujetaba en cada una de sus manos los cuerpos de lo que se suponía que eran ó fueron dos hombres, uno con las extremidades destrozadas se podían ver los músculos reventados y huesos aún humeantes, él otro tenía la quijada colgante y sanguinolenta, se podían ver rastros de su cerebro escurriendo de sus oídos, ambos con trajes de línea diplomática hechos trizas quemadas, aún chillaban y se retorcían en las manos de la calavera.

Luz se cubrió la boca de la impresión, pero agudizó sus sentidos más básicos para poder dar crédito a lo que veía y sí ella era la única que podía verlos, a varios metros, los policías y forenses hablaban y tomaban muestras, tenían junto a ellos, dos camillas con bolsos negros de cremalleras largas con los cadáveres dentro, tragó saliva aliviada, sólo ella podía ver aquello, era curioso ya qué, era la primera vez que veía algo así y no sintió ganas de huir despavorida, porque está vez, su calavera estaba ahí, esperándola.

-¡¡Miren par de suertudos!! ¡Vean, vean la hermosa Luz antes de atravesar el túnel...- la ironía de la calavera era punzo cortante y cruel -Éstos dos quería robar a tú nuevo amigo... - continúo efusivo -Es una pena que se vinieron a topar conmigo el día de hoy caballeros, tipos cómo ustedes hacen que valga la pena mi trabajo... - ambos cuerpos aberrantes se retorcían haciendo sonidos espectrales, la calavera hizo una reverencia a Luz, ella cerro los ojos, sonrió al comprender todo de golpe, respondió a la reverencia con solemnidad y le contestó cariñosamente

Luz & Calavera    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora