Sangre Sucia - Draco Malfoy y tú © [𝚃𝙴𝚁𝙼𝙸𝙽𝙰𝙳𝙰]

20.

Narra Draco:

K no tardó en despertarse. Me había sentado en el suelo a esperar a que llegara ______ con todos los demás, hasta que le vi moverse con brusquedad.

Se levantó del suelo con rapidez y buscó por todas partes su varita, desorientado. Al verle, me levanté con su misma rapidez y le apunté con mi varita. 

— ¿Qué buscas?– moví ligeramente su varita que se encontraba en mi otra mano, con una sonrisa provocativa– ¿Esto? Estás desarmado, ríndete si no quieres que te mate aquí mismo.

— Adelante– su voz sonaba demasiado rasgada. Alzó los brazos–. Mátame, me rindo– en la comisura de sus labios, noté la sombra de una sonrisa.

Cuando bajé el brazo, se abalanzó rápidamente sobre mi para quitarme su varita. Lo consiguió. Cogió su varita.

— Mierda ______, ven rápido...– pensé.

— Eres inútil, Malfoy...– soltó una risa cruel mientras se toqueteaba la mano que le había pisado.

— ¡Expelliarmus!– dijimos a la vez. Nuestras varitas salieron volando hasta otro pasillo de trastos. 

Miré a mi alrededor y, sin pensar, agarré el mango de una espada que asomaba. Tuve suerte de que él no la hubiera visto primero. La saqué del montón de objetos, haciendo que algunos caigan, y le apunté con su todavía afilada hoja.

— El niño tiene su jugueti...– le clavé la espada en el abdomen, y la cara que puso y el grito que pegó me dejó helado, temblando, quieto en mi sitio. Solo conseguí sacar la espada de su cuerpo.

Me miró a los ojos unos segundos, mientras se llevaba una mano a la herida. La miró jadeando de dolor, y esta estaba cubierta de sangre. En su traje se empezó a formar una enorme mancha roja. Se tambaleó debido a la increíble pérdida de sangre y cayó por completo al suelo, después de chocar con la cabeza en la esquina de un mueble de madera que se situaba al lado del armario. 

Tiré la espada a muchos metros de mi y miré su cuerpo, el cual iba quedándose sin vida por segundos. Su piel palidecía más de lo que ya estaba, y de debajo de su cabeza, empezó a formarse un pequeño charco de sangre. También se había abierto la cabeza al caer y chocar su cabeza en el mueble. Miró al techo con los ojos medio cerrados. Soltaba pequeños y entrecortados gemidos de dolor y cerró por completo los ojos, todavía con una mano en la herida. Intentaba parar la sangre, pero sus pocas fuerzas se lo impidieron, hasta que finalmente... Murió. Soltó su último aliento antes de cejar caer su mano ensangrentada al suelo.

Lágrimas corrían por mis mejillas. Matarle de esa manera tan inesperada no era mi intención, tan solo quería asustarle, pero no sé qué me pasó. La rabia, el agobio y el miedo pudieron conmigo, y me dejé caer y me senté a varios metros del cuerpo. Me llevé las manos a la cabeza y empecé a llorar. 

— ¡¿Draco?!– escuché a lo lejos después de un rato. Era la voz de ______, pero no respondí– ¡DRACO!– insistió.

Sentía un pinchazo en mi estómago que me impedía respirar con facilidad, sentía mi corazón retumbar en mis oídos, y mi pecho subía y bajaba muy rápidamente. La ansiedad y el agobio empezaron a atropellarme por todos lados.

Escuché como varios pasos paraban a escasos metros de mi. Escuché gestos de sorpresa y el grito de horror de la que supe que era ______ al ver el cuerpo de K y los charcos de sangre que lo acompañaban. No les miré, seguía llorando, sintiéndome pequeño, débil, y un monstruo.

— ¿E-Ese es...?– escuché que preguntó Luna.

 ______ se acercó a mi a toda prisa.

— ¿Q-Qué ha...?– se puso de cuclillas a mi lado y noté como ponía una mano sobre mi hombro.

No respondí. Lloraba a más no poder, sentía como las lágrimas caían sobre mis piernas mojando por completo mi ropa.

— Y-Yo n-no...– conseguí decir después de unos minutos de solo sollozos rápidos y silenciosos– Yo no quería...

— Draco...– se sentó.

— ¿Cómo le has matado?– escuché que preguntaba Harry. Le miré al igual que ______, nos miraba a nosotros con los ojos cristalizados.

Señalé la espada en silencio, mientras temblaba de una manera muy exagerada. Estaba llena de sangre, al igual que el suelo bajo esta. Nunca imaginé el daño que podría hacerle a alguien. Por el rabillo del ojo, vi como ______ se levantaba para ir hacia la espalda, y escuché como empezaba a llorar.

Pegué mis rodillas al pecho y abracé mis piernas con todas mis fuerzas.

— Le has matado. Tú. Ahora todos pensarán que tú eres el asesino, no los Snyde, no te lo perdonarán...– pensé mirando a un punto fijo en el suelo. 

Por las ventanas de la sala, por donde pasaba la poca y tenue luz de la luna, todo se iluminó mucho más. Una blanca y cegadora luz se hizo paso por los cristales, haciendo que todos mirásemos con curiosidad. 

Todo el suelo tembló, parecía que había caído una bomba en la alguna parte del colegio y me levanté a toda prisa. Miré a los demás, quienes extendieron los brazos a la vez para mantener el equilibrio y no caer. Las columnas y paredes de trastos temblaron, amenazando con caer encima de nosotros.

— ¡¿Qué ocurre?!– pregunté.

— ¡Tenemos que salir de aquí!– ______ se acercó a todos nosotros–. Todos están defendiendo Hogwarts con un Protego Máxima, vamos a ayudar y a luchar, juntos.

— ¿Vamos a dejarle aquí?– preguntó Hermione, señalando el cuerpo.

— ¡Sí!– respondió su hermana– ¡No podemos hacer nada!– todo volvió a temblar, incluso más violentamente que antes– ¡Joder! ¡Vamos!

Todos salimos corriendo de allí a toda prisa. Las columnas de objetos volvieron a coaccionar en caer sobre nosotros. Miré atrás para ver el cuerpo de K, antes de que una ola de objetos y trastos cayera encima y empezara a perseguirnos.

Finalmente salimos, y la puerta se cerró. Caímos al suelo al salir, ya que la ola de objetos estuvo apunto de caer sobre nosotros antes de que nos hubiéramos salvado de quedar aplastados.

— ¡¿Estáis todos bien?!– preguntó Harry, quien fue el primero en levantarse.

Solo Neville y Hermione respondieron, los demás se levantaron alterados y todos corrimos hasta la salida. Me sentía perdido, todavía seguía sin superar que todo esto estuviera pasando, otro ataque a Hogwarts. Me venían flashes a la cabeza de varios recuerdos del año pasado, haciendo que alguna que otra vez me marease. Todo me daba vueltas, y los estallidos y los temblores del suelo me hacían marearme más.