2.

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Todavía recuerdo como y cuando le conocí. En nuestro primer año en Hogwarts.

- Veo que es cierto lo que se decía en el tren- una voz se hizo paso entre los demás alumnos. Descubrimos un niño rubio, de ojos claros y mezquinos-. Harry Potter ha venido a Hogwarts- los cuchicheos y susurros empezaron a escucharse en esa gran escalera. 

- ¿Harry Potter?- escuché como alguien susurraba tras nuestra.

- Estos son Crabbe- señaló con la cabeza a un niño bastante hinchadito, con ojos achinados por culpa de sus voluminosas mejillas-, y Goyle- esta vez apuntó a otro niño un escalón más abajo que él-. Yo soy Malfoy- se acercó a nosotros-. Draco Malfoy.

A mi izquierda, escuché una pequeña risa de Ron. Draco le miró rápidamente, con molestia.

- ¿Mi nombre te hace gracia?- el rostro del rojizo cambió por completo- No necesito preguntarte el tuyo: pelirrojo, y túnica de segunda mano; debes de ser un Weasley.

Este bajó la mirada arrepentido, y yo no pude evitar mirarle con pena y rabia al ver que ese niño le había dejado en ridículo.

- Déjale en paz, él no te ha hecho nada- solté, y su mirada se posó en mi.

- ¿Y tú?- entrecerró los ojos y yo guardé silencio. Miró a mi hermana, quien se situaba a mi derecha-. He escuchado mucho sobre vosotras: hijas de dos muggles...- esta vez se dirigió a Harry-. Pronto descubrirás que hay familias mejor que otras, Potter. No te juntes con la gente equivocada- miró a Ron, a mi hermana y después a mi, con desdén-. En eso puedo ayudarte- le extendió la mano. 

- Creo que sé elegir por mi mismo, gracias- Draco le miró con enfado. Se escuchaban unos pasos de tacón acercarse.

La profesora McGonagall le dio dos toques en el hombro a Draco con un pergamino, y este giró la cabeza hacia ella. Se volvió a su sitio en silencio, no antes sin dirigirle un último vistazo de ira a Harry.

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Me perdí entre los árboles que pasaban a toda velocidad. El cielo se tornaba oscuro, dando paso a la tenue luz de la luna, acompañada de pequeñas estrellas que lo decoraban. Desconecté durante un segundo, hasta que escuché su nombre.

- ¿Creéis que Draco vendrá a cursar su octavo año en Hogwarts?- aparté la mirada de la ventana y busqué a Ron, quién estaba sentado al lado de mi hermana.

- No lo sabemos, pero lo más posible es que sí- respondió Ginny, sentada junto a Harry y cogida de su mano.

- Si estaba en el Callejón Diagón el otro día sería por algo, ¿no creéis?- seguí yo encogiéndome de hombros. Todos asintieron a la vez, dándome la razón.

- Sólo espero que no sea como los otros años.

- Después de lo que pasó el año pasado, lo dudo- me acomodé en mi asiento y volví a mirar por la ventana, viendo como el tren ya nos iba acercando lentamente a la majestuosa escuela, iluminada por pequeños farolillos anaranjados. 

Me volví a perder entre la oscura noche, quién hacía que las luces del tren se encendieran, hasta que noté que el tren se paraba. 

Todos bajamos. Alumnos de primer año, segundo, tercero... Aún recuerdo la ilusión con la que vine a cursar el primer año en esta gran escuela. Ese pequeño brillo en los ojos que mostraba los nervios mezclados con esperanza y alegría. No sé exactamente como explicarlo.

Ya sentados en el Gran Comedor, esperábamos a que los más jóvenes entraran.

- ¿Qué habrá hoy para cenar?- preguntó Ronald relamiéndose los labios. Él, desde muy pequeño, siempre había sido un glotón y cada año preguntaba lo mismo en la ceremonia de selección.

Vimos como los de primer año se integraban en nuestra casa, Gryffindor; otros entraban en Slytherin; Ravenclaw y Hufflepuff. Giré mi cabeza hacia la mesa de Slytherin, donde se celebraba eufóricamente la integración de los nuevos alumnos. Por un momento hice contacto visual con él, con sus ojos grises y todavía perdidos. Fui yo quién apartó la mirada antes, pues no sabía que me pasaba. Se escuchó el repetido sonido de una cuchara chocando contra un vaso.

- Atención, por favor- todo el mundo guardó silencio. La directora McGonagall se levantó y extendió los brazos-. Que comience... La fiesta.

Y la comida apareció. Gestos de sorpresa sonaron por todo el Gran Comedor. No pude evitar soltar una pequeña carcajada al ver la expresión de Ronald, ni cuando empezó a coger y coger alitas de pollo para después depositarlas en su plato. Miré a mi hermana, quién rodaba los ojos al ver así a su inmadura pareja. Volví a reír, había echado mucho de menos estos pequeños momentos en la escuela.

Sangre Sucia - Draco Malfoy y tú © [𝚃𝙴𝚁𝙼𝙸𝙽𝙰𝙳𝙰]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora