23.

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(¡Último capítulo! D:)

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El agua cayó sobre mi haciendo que cerrara los ojos. Sentí como recorría todo mi cuerpo, alejándome cada mal presentimiento y recuerdo de lo ocurrido. Algunos momentos de la pelea me llegaron como flashes de cámara y por todos lados, haciendo que, a pesar de que el agua caliente envolviera mi alrededor junto al vapor y humedad que este soltaba, mi piel se pusiera de gallina y yo empezara a temblar.

Me llevé las manos al rostro, concentrándome para que todo se alejara por completo de mi y froté con mucha fuerza para quitar la suciedad que quedaba.

No sabía cuanto tiempo llevaba inconsciente, pero no me importó. Lo que sí me importaba era que ya estaba bien, estaba viva, y estaba tranquila a pesar de todo el daño que causé y me causaron. Llegó a parecerme que lo había soñado todo.

La herida de mi barbilla volvió a abrirse por la presión del agua, haciendo que me escociera todavía más de lo que ya hacía antes. Tuve que ponerme una gasa que, casualmente, encajaba a la perfección con la forma de mi mentón. 

Miré mi reflejo en el espejo, al cual se le iba yendo la humedad poco a poco. Me miré fijamente a los ojos mientras reflexionaba, intentando superar absolutamente todo lo que me había ocurrido en solo tres meses.

Ayudé a Draco, le salvé de la muerte, conocí a K, quién había resultado ser un jodido mortífago, besé a Draco en la fiesta, no tenía absoluta idea de lo que éramos. ¿Pareja? ¿Amigos? No tenía ni idea. Pero lo dejé pasar, y me limpié las lágrimas que habían empezado a caer sobre mis mejillas inconscientemente.

Me vestí con una antigua sudadera de Harry, una gris que me regaló porque a él le iba pequeña, y unos pantalones anchos y negros. Me peiné y terminé llorando otra vez. Tenía tantos nudos en el pelo que era absolutamente imposible de cepillar, y todavía más después de habérmelo enjuagado y revuelto en la ducha. 

Cuando estuve lista, bajé al salón donde estaban todos con las piernas temblorosas.

— ______...– mi hermana se levantó y vino corriendo hacia mi para abrazarme con todas sus fuerzas. Yo, todavía algo débil, le abracé también, mirando al resto de gente que nos miraba con una gran sonrisa. Finalmente, Hermione se separó–. Por Merlín, no tienes ni idea de lo preocupada que estaba.

— Estoy bien– le respondí con una sonrisa y sentí que todos se levantaban para acercarse.

— Nos alegramos mucho de que estés bien– Ron puso una mano en mi hombro, el cual acarició con el pulgar. Le miré y no pude evitar abrazarle, para después escuchar una pequeña risa de su parte–. Ya, ya...– me acarició el pelo.

Se separó y vi como los padres de Draco se acercaban, ambos sonreían como nunca los había visto sonreír.

— Puede que te hayamos subestimado– dijo Lucius. En sus claros pero profundos ojos, pude llegar a ver una pizca de timidez y arrepentimiento–. A ti y a tu hermana– miró también a Hermione, quien agachó la mirada todavía sonriendo.

— ______, muchísimas gracias– Narcissa me agarró de las manos con delicadeza. Llevaba el pelo medio recogido, como lo llevaba siempre, dejando ver su pelo blanco bajo el castaño oscuro–. Gracias, gracias...– lo repitió mientras me abrazaba.

— No tienen porque darme las gracias– se separó y les miré a ambos.

— Sí que debemos darlas– la voz de Draco se hizo entre ellos y ambos se separaron. Estaba de pie, enfrente de mi, con sus anilladas manos metidas en los bolsillos de sus negros y perfectamente planchados pantalones. 

Mi sonrisa se agrandó al verle, sentí mariposas revolotear en mi tripa al ver su preciosa sonrisa en su pálido y perfecto rostro.

— Esto de reunirnos fue tu idea– escuché a Harry a mi derecha y me giré hacia él–. Si no fuera por eso y no hubiéramos descubierto su apellido ni la eminencia del ataque... No sé que habría pasado.

— Puedes llegar a ser una gran líder– dijo Molly de repente.

— ¿Líder? ¿Yo?– me señalé a mi misma y miré al suelo.

— Exactamente, ______– respondió Arthur, y todos le dieron la razón asintiendo.

— Nos has demostrado que eres fuerte, muy fuerte, y que podemos confiar en ti– dijo Draco–. Cuando te conté lo del ataque, en el aula de Defensa Contra las Artes Oscuras... ¿Qué fue lo que te dije?– mostró una sonrisa muy atractiva, haciendo que mis nervios aumentasen y las mariposas agitaran sus alas con más violencia.

— Algo te decía que yo... Que yo era la indicada para ayudarte– asintió mientras se acercaba.

— Y lo fuiste.

Noté un nudo en mi garganta que me impidió respirar con facilidad. No era ni de tristeza, ni tampoco de rabia, era del orgullo que sentí en mi misma. Mis ojos se cristalizaron y agaché la mirada, pero Draco se agarró ligeramente del mentón y me levantó la cabeza.

Le miré a los ojos. Esos profundos pero preciosos ojos. Otro de esos escalofríos hizo que me sonrojara, y ambos sonreímos. Me besó enfrente de todos. Ni me inmuté y cerré los ojos, sintiendo como se animaba cada parte de mi cuerpo.

Molly trajo un tentempié después de un rato de charla, hasta que los chicos y yo salimos al jardín.

— ¡Harry! ¡Pilla!– Ron le lanzó una pelota casera a Harry, pero no apuntó bien y cayó sobre la cabeza de mi hermana, haciendo que todos soltásemos una carcajada, sobretodo Ron y Harry, quienes no podían dejar de reír.

— ¡Ronald Bilius Weasley!– chilló Hermione, intentando hacer que se viera muy molesta. No engañaba a nadie, sobretodo a mi siendo su hermana, por dentro se debería de estar descojonando a más no poder.

— ¡RON, CORRE!– gritó el azabache, a lo que él y el pelirrojo salieron corriendo, perseguidos por mi hermana.

— ¡Volved aquí!

Quise ir detrás de ella, pero Draco tiró levemente de la manga de mi sudadera y me paró en seco. Me giré hacia él entre curiosa y sorprendida.

— ¿Qué ocurre?

— Quería preguntarte una cosa– ya a lo lejos, se escuchaban las risas de nuestros amigos.

— Claro, dime– me senté en el césped, y él me imitó.

Me agarró de las manos y entrelazó nuestros dedos, haciendo que sonría. Ambos se quedamos mirando nuestras manos unidas hasta que por fin habló.

— ¿Me harías el mago más feliz de la tierra...?– me miró a los ojos con una sonrisa tímida, y noté como sus mejillas estaban ligeramente sonrojadas–. ¿...siendo mi novia?– sin saber qué decir, solo asentí con algo de rapidez. Alzó las cejas y abrió los ojos como platos–. ¡¿Enserio?!– volví a asentir y me agarró ligeramente del rostro para besarme.

Nos separamos para mirarnos a los ojos.

— Te quiero, Draco– noté como mis mejillas ardían.

Abrió la boca para responderme, pero la pelota de antes hizo que nos separáramos.

— ¡¿Pero qué-?!– gritamos a la vez, y ambos nos giramos hacia donde provenía el balón.

A varios metros de nosotros, se encontraban nuestros amigos, riendo burlonamente y en silencio. Solté una carcajada y me levanté, mientras agarraba con rapidez la pelota del suelo, para después ir corriendo detrás de ellos.

— ¡Venid aquí! ¡No huyáis, cobardes!– les lancé el juguete y cayó en la coronilla de Ron, a lo que yo empecé a reír descontroladamente.

Todo había salido bien. Todos estábamos vivos. Y acordamos que, esa lucha, la habíamos ganado en honor a los caídos en la anterior.

Sangre Sucia - Draco Malfoy y tú © [𝚃𝙴𝚁𝙼𝙸𝙽𝙰𝙳𝙰]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora