7.

3.9K 244 85
                                    

Otro mes pasó volando, y la relación entre mis amigos, Draco y yo se volvió algo más estable. A pesar de que los demás Slytherin nos miraban de reojo al ver que intercambiábamos más de cinco frases con Draco, y que no eran para nada desagradables por parte de ninguno de nosotros, seguimos hablándonos siempre que podíamos, sobretodo en el descanso o entre clase y clase.

Clase de Transformación. Tenía la cabeza apoyada sobre mi mano, mirando atentamente a la profesora McGonagall mientras explicaba los efectos que puede producir una mala pronunciación del "Vera verto". De repente, noté como un papel se posaba suavemente sobre mi mesa, bajé la mirada y, como había supuesto, había un pequeño y doblado folio. Miré a mi alrededor y observé quién podría haber sido, pero estaba totalmente normal, la gente miraba a la profesora con atención. 

Analicé a la gente y llegué a la conclusión de que Hermione no podría ser, ella no es de lanzar notas en mitad de clase y distraerse; Ron estaba embobado con ella; Harry estaba a su lado mirando a la profesora; y Draco tampoco, ya que estaba escribiendo todo lo que estaba dictando la maestra en su cuaderno.

Alcé las cejas y pestañeé un par de veces, perpleja y todavía dudando sobre el mensajero desconocido. Abrí la nota y, negras y rápidas letras decoraban el papel.

"Granger, nos vemos en la entrada de las mazmorras de Slytherin después de comer, ven sola, necesito decirte algo. 
Draco"

Me giré hacia él y, de reojo vio que le estaba mirando, así que me saludó con una pequeña sonrisa. Volví a dirigir mi vista a Minerva, pero mi atención se desvió haciendo que me pregunté qué me quería preguntar Draco.

(***)

Me llevé el vaso de zumo de calabaza a mis cortados labios por culpa del frío de Noviembre y miré a mi alrededor. Ron comía hasta explotar, mi hermana estaba leyendo, muy concentrada, y Harry reía a carcajadas por culpa de Ron. 

Giré mi cabeza hasta la mesa de Slytherin y ahí le vi, hablando con un chico de primer año. Tenía una pequeña sonrisa en su pálido rostro, haciendo que yo sonría también. Cruzó su mirada con la mía, provocándome ese escalofrío que sentía siempre que posaba sus ojos sobre mi.

Tomé otro sorbo del zumo, y casi me ahogo al ver el rostro sucio de Ronald. Su boca estaba naranja y el contorno de esta también, casi llegando hasta sus mejillas.

- Oye, tienes un poco de salsa aquí...- me señalé una mínima parte de lo que se suponía que era su mancha y se lo limpió con un dedo.

- ¿Ya está?- asentí con una gran sonrisa, evitando no soltar una carcajada. Su rostro seguía lleno. Miré a Harry, quién no podía parar de reír en silencio. Se tapaba la boca con una mano, pero se notaba a kilómetros que se estaba mofando de él.

- Debo irme, he quedado...- me lo pensé durante un segundo- En la biblioteca... Con Luna- mentí. No quería que supieran que había quedado con Draco para que no me preguntasen mucho después, pues eran capaces de pensar que sentía algo por él. Lo que, ¿lo hacía?

Cogí los libros que se posaban al lado de mi vacío plato y salí del Gran Comedor.

Los pasillos volvían a estar llenos de gente. Había grupos de alumnos sentados en los balcones del patio, hablando sobre diferentes temas que ni me incumbían, pero a la misma vez tenía ganas de saber cuales eran.

Llegué a las mazmorras y me quedé esperándole un rato. Observaba a mi alrededor con algo de impaciencia, y alguna que otra vez recibía una mirada de repulsión por parte de otros alumnos de Slytherin. Seguía sin entender la rivalidad que había entre nuestras casas, pero lo pasé por alto al ver la figura de Draco acercarse a mi a paso ligero. Sonreí internamente, y noté una pequeña punzada en mi tripa, poniéndome algo nerviosa y haciéndome temblar.

- Hola- me saludó con una sonrisa y yo se la devolví- Oye... Tengo que decirte algo.

- ¿Qué pasa? ¿Es sobre el pacto?- frunció el ceño un segundo.

- ¿Eh? N-No, no- negó con la cabeza y volvió a mirarme a los ojos. Otro de esos escalofríos...- Vengo a confesarte algo, algo que llevo ocultando mucho tiempo y que creo que ya es hora de decirte...

- Draco, desembucha ya.

- Me encantas, ______- me quedé sin habla- Me encantas desde el quinto año aquí- se acercó a mi.

- ¿C-Cómo?- tenía los ojos como platos. El sentimiento de duda me inundó por completo.

- Es la verdad...- se acercó tanto que sentí su respiración. Era tan alto que tuve que levantar la vista, y de cerca era tan... Impecable. No tenía ninguna imperfección. Sus labios se cerraban perfectamente y sus ojos grises se posaban sobre los míos.

- D-Draco, yo...- sentía como mis mejillas ardían y agaché la mirada. Noté su cálida mano en mi barbilla, haciendo que suba la cabeza y vuelva a mirarle a esos profundos y claros ojos. 

Volvió a acercarse, poniéndose a centímetros, hasta milímetros de mi. Seguía sin creerme lo que estaba ocurriendo, ya que Draco no había demostrado ningún sentimiento igual las otras veces que había estado a solas con él. Miró mis labios, volvió a mis ojos, y noté que se le marcaba una sonrisa burlona en la cara.

- ¿Enserio que te lo has creído, estúpida y asquerosa sangre sucia?- y cuando me di cuenta...- ¡Desmaius!

No me dio tiempo a reaccionar y caí rendida al suelo, notando como todo se me hacía más oscuro y pequeño, sintiendo como todo mi alrededor me daba vueltas y terminaba siendo una simple pantalla negra sin fondo e infinita.

Sangre Sucia - Draco Malfoy y tú © [𝚃𝙴𝚁𝙼𝙸𝙽𝙰𝙳𝙰]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora